lunes, 8 de junio de 2009

FÓSFORO en afecciones renales


Según un estudio local
El fósforo, talón de Aquiles de los pacientes renales
La mitad no controla bien los niveles de ese mineral, lo que eleva el riesgo cardiovascular

Noticias de Ciencia/Salud:Lunes 8 de junio de 2009 | Publicado en edición impresa
Fabiola Czubaj
LA NACION

El primer estudio local sobre cómo las personas con insuficiencia renal crónica controlan la enfermedad revela que son pocos los que cumplen con las recomendaciones médicas y que la mitad de los 25.000 pacientes en diálisis tiene niveles demasiado altos de fósforo, un mineral que "gatilla" un proceso orgánico que eleva hasta 30 veces el riesgo de morir por causas cardiovasculares.
"Los riñones no sólo depuran la sangre y eliminan los residuos orgánicos por la orina, sino que también elaboran sustancias que regulan el metabolismo óseo. A medida que el riñón va perdiendo función, disminuye también la capacidad de eliminar fósforo. En los pacientes en diálisis, los riñones no pueden filtrar solos la sangre, por lo que el fósforo que normalmente se ingiere a través de la comida queda en el organismo y la diálisis resulta insuficiente para eliminarlo", explicó la doctora Adriana Peñalba, nefróloga del Hospital Angel C. Padilla, de Tucumán.
De paso por Buenos Aires para presentar los resultados del estudio realizado por la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN) sobre 4600 pacientes de 13 provincias, Peñalba explicó a LA NACION por qué las personas con una pérdida de la función renal deben reducir el consumo de alimentos ricos en fósforo (pescado, quesos y bebidas cola, entre otros) y no subestimar las indicaciones del nefrólogo.
"El aumento del fósforo tiene efectos sobre el metabolismo de los huesos, ya que estimula la producción de parathormona [hormona paratiroidea o PTH]. Cuando esa sustancia está muy alta, acelera el recambio óseo y termina haciendo que los huesos de los pacientes se debiliten y puedan fracturarse", precisó la coordinadora del Grupo de Trabajo de Osteodistrofia Renal de la SAN.
Por otro lado, esa estimulación del metabolismo óseo que genera la PTH hace que comience a circular por la sangre una mayor cantidad de calcio. Esa sobrecarga termina afectando las células musculares de las arterias y los vasos por los que circula: "Produce la calcificación [endurecimiento] de las células intermedias del tejido arterial".
El estudio reveló también que muchos pacientes no cumplen la terapia con quelantes de fosfato que los ayuda a eliminar el exceso de fósforo. La alimentación promedio aporta unos 2000 mg de fósforo por día y cada sesión de diálisis, que es una sustitución del filtrado renal, permite extraer 800 miligramos. "Los pacientes van tres veces por semana a diálisis, pero aunque fueran todos los días, seguirían teniendo un saldo positivo del nivel de fósforo", indicó Peñalba. Por eso, agregó, es tan importante que cumplan el tratamiento aunque se sientan bien.
"El mal manejo del fósforo es más evidente en la etapa más avanzada de la insuficiencia renal, que es cuando los riñones filtran menos de 20 ml de sangre por minuto. Pero hay que saber que el buen control del fósforo es importante aun en las primeras etapas de la enfermedad, cuando el riñón todavía puede eliminarlo por la orina", finalizó.

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La mitad no controla bien los niveles de ese mineral, lo que eleva el riesgo cardiovascular

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