jueves, 2 de julio de 2009

Los biomarcadores de riesgo CV no sirven para prevenir los futuros episodios CV


CARDIOLOGÍA I/IV + ANEXOS
Los biomarcadores de riesgo CV no sirven para prevenir los futuros episodios CV
JANO.es · 01 Julio 2009 14:35

Según un artículo publicado en JAMA, predicen los eventos, pero no son útiles a la hora de establecer las terapias preventivas



Los actuales marcadores biológicos de riesgo cardiovascular tienen una escasa utilidad para decidir las mejores terapias que deben seguir los pacientes, según concluye un estudio llevado a cabo conjuntamente por investigadores del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) y la Universidad de Lund (Suecia) y publicado en el último número de la revista The Journal of the American Medical Association (2009;302:49-57).

Concretamente, los resultados muestran que la medida de los marcadores biológicos conocidos de la enfermedad cardiovascular mejora sólo ligeramente la capacidad para predecir un futuro ataque cardiaco o ictus en lo individuos sanos, pero no lo suficiente como para cambiar las terapias preventivas.

Sin embargo, y en palabras del Dr. Thomas Wang, investigador principal del estudio, “aunque parece no existir un papel para el uso rutinario de los marcadores biológicos en la detección del riesgo cardiovascular, nuestros datos no excluyen su utilidad en determinados pacientes”. De hecho, y en opinión del Dr. Wang, debe esperarse que las nuevas tecnologías sean capaces de identificar biomarcadores útiles para una predicción personalizada del riesgo cardiovascular.


Establecimiento del riesgo

Los factores de riesgo convencionales como el tabaquismo, la hipertensión, el colesterol y la edad pueden identificar a los individuos bajo mayor riesgo de ataque cardiaco o ictus, pero muchas personas sin estos factores siguen sufriendo estos graves episodios.

Por ello, los autores se centraron en dos marcadores biológicos muy estudiados en la enfermedad cardiovascular, la proteína C-reactiva y el N-BNP, así como sobre 4 marcadores identificados recientemente: Cistatina C, Lp-PLA2, MR-proADM y MR-proANP.

En el estudio participaron más de 5.000 personas del Estudio Malmö sobre Dieta y Cáncer (MDC) de la Universidad de Lund de las que se disponían de datos de riesgo cardiovascular y muestras sanguíneas. Los investigadores analizaron los niveles en plasma de seis marcadores en las muestras tomadas cuando los participantes entraron en el estudio y utilizaron los números de identificación de ciudadanía sueca para seguir los episodios coronarios y cardiovasculares posteriores en los registros hospitalarios en un periodo medio de 13 años.

Los resultados mostraron que dos de los marcadores, el N-BNP y el MR-proADM, mejoraron la predicción de episodios coronarios, definidos como ataque cardiaco o mortalidad derivada de una enfermedad cardíaca isquémica. Por su parte, el N-BNP y la proteína C-reactiva mejoraron la predicción de los episodios cardiovasculares. Sin embargo, cuando se evaluó la capacidad de los marcadores para situar a los individuos a las categorías de más o menos riesgo, el posible impacto sobre las decisiones de tratamiento –contrariamente a como sucede con los factores de riesgo convencional– fue mínimo.

Según señala el Dr. Christopher Newton-Cheh, coautor del trabajo, “ya que de la elección de las terapias podría depender la categoría de riesgo en la que se incluye un paciente, trasladar a pacientes entre categorías podría conducir a un cambio terapéutico. Aunque se produjo más movimiento entre categorías en los pacientes inicialmente clasificados como de riesgo intermedio, que dio lugar sobre todo a movimientos a los niveles más bajos, sigue siendo necesario descubrir marcadores que puedan establecer una diferencia significativa en la predicción del riesgo cardiovascular”.
Hospital General de Massachusetts
JAMA (2009;302:49-57)
Universidad Lund


CARDIOLOGÍA II/IV
Test de biomarcadores para acelerar el diagnóstico de ictus
JANO.es · 20 Enero 2009 11:08

Se basa en la valoración de la matriz de la metaloproteinasa 9, dímero D, péptido natriurético de tipo B y S100-beta


De acuerdo con los resultados de un estudio publicado en el último número de la revista Stroke (2009;40:77-85), un panel de prueba de cuatro biomarcadores de isquemia cerebral podría jugar un papel muy importante en la evaluación y abordaje precoces de pacientes con síntomas de isquemia cerebral aguda.

En la actualidad, tal y como explican los investigadores del estudio –el Dr. Daniel T. Laskowitz, de la Universidad de Duke en Durham (EE.UU.), y el Grupo de Estudio para el Cálculo Rápido Biomarcadores en Daño Isquémico (Grupo BRAIN, de acuerdo con la terminología en lengua inglesa)–, la ausencia de un test rápido y sensible que identifique otras diferentes causas de déficit neurológico agudo se corresponde con una de las principales barreras para la administración de tratamiento precoz fibrinolítico en estos pacientes.

Llevado a cabo con 949 pacientes durante las primeras 24 horas desde la aparición de los síntomas, los investigadores evaluaron una herramienta terapéutica que incorporaba valores de la matriz de la metaloproteinasa 9, dímero D, péptido natriurético de tipo B y S100-beta –un marcador de la activación de astrocitos.

Atendiendo a las pruebas clínicas y de neuroimagen y a los resultados del laboratorio, 293 pacientes fueron diagnosticados de ictus, 95 con hemorragia intracraneal, 197 con un ataque isquémico transitorio y 361 con “imitadores de ictus”.

En palabras de los investigadores, “la tasa de probabilidad de los pacientes con ictus agudo que habían dado positividad en el test fue muy significativo, de 6,4, cuando el umbral para la positividad en el test se había establecido en el cuartil más alto”. De la misma manera, el cuartil más alto incrementó la probabilidad en 15 puntos para la hemorragia intracraneal y en 5 puntos para el ictus isquémico.

Además, cuando se aplicó durante las tres primeras horas desde la aparición de los síntomas, el test basado en los biomarcadores mostró una sensibilidad y especificidad del 90% y 45% para cualquier tipo de ictus; del 88% y 38% para la hemorragia intracraneal; y del 91% y 45% para el ictus isquémico.

En consecuencia, y basándose en los resultados, el equipo del Dr. Laskowitz desarrolló un aparato para la medición de las cuatro proteínas, aparato que mostró su validez tras ser evaluado en un grupo separado de 343 pacientes. Como reconocen los propios autores, “hemos de admitir que la exactitud diagnóstica de nuestro panel es claramente imperfecta. Pero nuestro algoritmo basado en los biomarcadores puede ser utilizado en los hospitales precozmente para identificar a los pacientes con mayor riesgo de ictus e incrementar el uso de tratamientos fibrinolíticos apropiados”.
Stroke
Universidad de Duke


METABOLISMO III/IV
Un biomarcador podría alertar del estrés oxidativo
JANO.es y agencias · 05 Diciembre 2008 10:36

Se trata de una enzima celular llamada GAPDH, que ha sido identificada por investigadores del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC en Madrid


Investigadores del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC en Madrid han identificado un biomarcador que podría servir como alerta temprana del estrés oxidativo provocado por los radicales libres y, por tanto, del riesgo de desarrollar patologías como hipertensión o fibrosis.

Concretamente, se trata de una enzima celular, la GAPDH (gliceraldehído 3-fosfato dehidrogenasa) que, en condiciones normales, interacciona con ciertos elementos estructurales del ARN mensajero, dando lugar a una baja producción de endotelina-1, péptido implicado en la regulación del tono vascular y relacionado con enfermedades como la hipertensión arterial o la fibrosis.

Este estudio, publicado en "Proceedings of the National Academy of Sciences", "Molecular and Cellular Biology" y "Molecular Cell", se enmarca dentro del proyecto ROSAS, dedicado al estudio de los radicales libres, responsables del envejecimiento celular y que están realizando investigadores de la Universidad de Zaragoza y del CSIC.

El proyecto forma parte de una red de excelencia en la que participan diez grupos de investigación de Madrid, Cataluña, Valencia, Castilla y León y Andalucía y financiada por el programa Consolider Ingenio 2010 del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Coordinada por Santiago Lamas, del CSIC, ROSAS "pretende profundizar en el conocimiento de los radicales libres y el estrés oxidativo y, por extensión, en el de las enfermedades relacionadas con ellos para establecer mejores estrategias de diagnóstico y seguimiento", explica el investigador.

Asimismo, otro equipo de investigadores, en este caso de la Universidad de Zaragoza, ha corregido el modelo de organización de uno de los procesos fundamentales de las células, la cadena de transporte electrónico mitocondrial (CTEM).

El antiguo modelo, que databa de los años setenta, establecía que las más de 80 proteínas que se encuentran en la mitocondria se asociaban en cinco grandes complejos ordenados de forma independiente en la membrana interna de la mitocondria.

Sin embargo, el grupo ha demostrado que esta visión es incompleta y que los compuestos se organizan de modo más intrincado de lo que se creía, y que "incluso se pueden asociar entre sí dependiendo de las necesidades de cada célula", explica José Antonio Enríquez, director del estudio.

Este hallazgo permite entender mejor tres aspectos cruciales de la función de las células: cómo obtienen la energía partir de los alimentos, cómo funcionan sus rutas metabólicas esenciales y cómo se generan las especies reactivas del oxígeno, como los radicales libres, y qué efecto tienen sobre el ADN mitocondrial.

Usando células de ratón cultivadas en laboratorio y de las que se había eliminado la CTEM, los investigadores han conseguido además reemplazarla por un cable químico mucho más simple, pero capaz igualmente de transmitir electrones desde los alimentos hasta el oxígeno. Es decir, han conseguido recuperar partes del metabolismo de la célula que estaban dañadas al faltar la CTEM.

Al mismo tiempo han podido observar qué parte de los problemas mitocondriales se deben principalmente a la falta de energía (es decir, al mal funcionamiento del cable) y cuáles al fallo de otros procesos metabólicos, lo que ha permitido conocer con mayor precisión los mecanismos moleculares de las enfermedades mitocondriales.
Centro de Investigaciones Biológicas


NEUROLOGÍA IV/IV
Nuevos biomarcadores diagnósticos del ictus
JANO.es · 29 Julio 2008 10:25

Científicos de Barcelona han identificado dos marcadores que discriminan el origen de los accidentes cerebrovasculares e indican si la causa ha sido un cardioembolismo


Un equipo del Instituto de Investigación del Hospital Universitario Vall d'Hebron, liderado por el Dr. Joan Montaner, ha publicado un estudio en "Stroke" que responde a la necesidad de disponer de una herramienta que ayude a determinar qué tipo de ictus experimenta un paciente y, en base a esa información, permita afinar al máximo el tratamiento, maximizando la eficacia y minimizando los riesgos y los efectos secundarios de medicaciones que podrían no ser necesarias.

El equipo del Dr. Montaner, ha apostado por una línea de investigación que permita a corto plazo pruebas analíticas, rápidas y sencillas, que discriminen entre un determinado tipo de ictus y otro, y que, incluso en el futuro, puedan utilizarse en la atención extrahospitalaria o en la primera atención de urgencias, con la misma facilidad y rapidez con la que se miden los niveles de azúcar.

Todos los especialistas coinciden en que la posibilidad de hacer un diagnóstico inicial muy precoz del ictus y de descartar otros problemas que lo pueden parecer (tumores, crisis epilépticas, etc.) es fundamental para iniciar un tratamiento lo más precoz posible y conseguir así la recuperación del paciente minimizando el daño neuronal. Se trata de un gran reto y en esta línea trabaja el equipo del Dr. Montaner. De todos los pacientes que acuden a urgencias con una sintomatología sospechosa de ictus, el 80% se confirma y el 20% no. Para gestionar correctamente los recursos sanitarios y poder derivar a un gran hospital a los pacientes que lo necesitan, así como instaurar un tratamiento en el lugar donde el paciente experimenta el ictus, se necesita un marcador que lo diagnostique casi inmediatamente. Trabajando en esta línea, este grupo ha encontrado marcadores interesantes que permiten saber que el coágulo que está ocluyendo una arteria del cerebro y que está causando un ictus, se origina en el corazón.

Nuevos marcadores
Saber de qué tipo de ictus se trata condicionará el tratamiento que se administra a continuación para evitar un segundo episodio, algo que ocurre con mucha frecuencia. El equipo barcelonés ha encontrado unos marcadores, concretamente el D-Dímero y el BNP que, medidos en la sangre mediante una sencilla analítica en urgencias, pueden clasificar el ictus como cardioembólico.

Los autores explican que los ictus isquémicos pueden ser cardioembólicos (un problema cardíaco genera un coágulo que a modo de émbolo queda parado en una arteria cerebral), a causa de una ateromatosis extra o intracraneal y también los llamados ictus lacunares (por afectación de las pequeñas arterias cerebrales). A menudo, diferenciar entre los dos principales tipos (cardioembólico o ateromatoso) es difícil y en muchos casos no se llegan a aclarar las causas, a pesar de realizar las pruebas diagnósticas habituales. Entonces es cuando al paciente se le diagnostica un ictus de origen indeterminado, primero porque se puede encontrar ateromatosis en cualquier paciente y no forzosamente estar relacionada con el ictus y, por otro lado, porque el origen cardíaco de un ictus a menudo está causado por una arritmia que, si el paciente no la padece en el momento exacto del ingreso a urgencias, puede tardar días en ser diagnosticada.

El tratamiento de estos dos subtipos etiológicos de ictus (antiagregación frente a anticoagulación) es muy diferente y, a la vez, no exento de riesgos. Por lo tanto es muy importante afinar en el diagnóstico. "En el 85-95% de los ictus de origen cardioembólico seremos capaces de evitar otro utilizando Sintrom como prevención secundaria. A la vez, el Sintrom es conocido por todos como una medicación delicada que necesita un control muy preciso y que implica un riesgo de hemorragia debido a la descoagulación del paciente. Es tan importante administrar el fármaco a quien lo necesita, como no hacerlo a quien no lo necesita. De manera que hacer el diagnóstico etiológico correcto es fundamental", señalan los autores.

Demuestran que en los pacientes con un ictus isquémico de origen cardioembólico, los dos marcadores citados -D-Dímero y BNP- están elevados de manera muy significativa, desde el mismo momento de la llegada del enfermo a urgencias.
Stroke. 2008;39:2280-2287
Institut de Recerca-HUVH
Stroke


ANEXO A
NEUROLOGÍA V
Nuevos biomarcadores de progresión y pronóstico del ictus
JANO.es · 18 Junio 2008 12:17

Un estudio de investigadores de Barcelona ayuda a predecir qué pacientes que han experimentado un ictus isquémico tienen más probabilidades de que se repita


Un equipo de investigadores del Instituto de Investigación del Hospital Universitario Vall d'Hebron, liderado por el Dr. Joan Montaner, y con la colaboración del equipo del Laboratorio de Hemodinámica Cerebral del Dr. Molina y del Instituto de Diagnóstico por la Imagen (IDI) de este mismo centro, ha diseñado un estudio para dar respuesta a una pregunta muy frecuente que los pacientes que han experimentado un ictus hacen a su neurólogo cuando se les da el alta: "¿Me puede volver a suceder lo mismo?"

La respuesta depende, sobre todo, del tipo de ictus que haya tenido el paciente, pero el equipo del Dr. Montaner ha encontrado parte de la respuesta para aquellos ictus de origen aterosclerótico en los que se identifica una estenosis intracraneal. Han identificado marcadores biológicos predictores de esta progresión del ictus, lo que permitiría, en estos pacientes, intensificar el seguimiento o ser más agresivos en la terapéutica.

Se trata de los marcadores proinflamatorios como la proteína C reactiva (PCR), las metaloproteasas (también implicadas en la cascada de la inflamación) y ciertos marcadores de fibrinolisis (rotura y desestabilización de la placa de ateroma), que determinan si un paciente tiene más probabilidades de repetir un ictus, un infarto de miocardio o un accidente vascular transitorio. En definitiva, se trata de los marcadores que nos dan información sobre el crecimiento de la placa de ateroma y la desestabilización de esta. Ello permitiría, en estos pacientes, intensificar el seguimiento especialmente de los factores de riesgo cardíacos o ser más agresivos en la terapéutica.

Estos resultados podrían ser la clave de posibles dianas terapéuticas para estos ictus. A pesar de que hace falta, inicialmente, que otros grupos de estudio sigan los pasos del grupo del Dr. Montaner y repliquen los resultados. Será necesario validar estos marcadores y posteriormente bloquearlos demostrando que, efectivamente, hay una relación causa-efecto. Por ejemplo si la PCR y la PAI están implicadas en el desarrollo de la progresión de la ateromatosis intracraneal causando nuevos ictus y bloquean estas moléculas evitando la progresión, habrá evidencia científica clara de que hay una causa efecto entre los niveles elevados de PCR y PAI y la progresión y clínica de la ateromatosis intracraneal.

Este estudio se ha centrado en una muestra de pacientes que, después de experimentar un ictus isquémico, fueron diagnosticados de estenosis intracraneal. De los 196 pacientes iniciales con este tipo de estenosis se descartaron para el estudio todos aquellos que pudieran presentar alguna duda sobre el diagnóstico o tuvieran otros problemas que pudieran afectar a la progresión de la enfermedad. Finalmente, la muestra que se ha seguido durante una media de 23 meses incluyó a 75 pacientes, todos ellos diagnosticados de este tipo de estenosis mediante ecografía Doppler.

El estudio no se quedó en este punto. El equipo del Dr. Montaner está buscando, con resultados preliminares esperanzadores, cuál es la predisposición genética a la progresión de la enfermedad. Si además de tener la PCR y la PAI elevadas, hay una explicación genética de por qué es así, por qué unos pacientes tienen estos marcadores elevados, se podrá identificar cómo esta genética aumenta y condiciona la predisposición a la enfermedad.
Institut Recerca Hospital Universitari Vall d’Hebron


ANEXO B
NEUROLOGÍA VI
Ictus, principal causa de discapacidad aguda en mayores
JANO.es y agencias · 31 Marzo 2008 15:58

En España se estima que el 20% de las personas que han experimentado un accidente cerebrovascular fallece a los 3 meses del episodio


El ictus constituye la principal causa de discapacidad aguda en la población mayor de 65 años, y en España se estima que el 20% de las personas que han experimentado un ictus fallece a los 3 meses, según informaron los expertos participantes en el VII Curso de Formación Doctor Salgado Alba en Neurogeriatría, organizado por la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG) y la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Los especialistas señalaron que el 7% de los mayores de 65 años ha experimentado un accidente cerebrovascular. Esta enfermedad es la principal causa de muerte en mujeres y la tercera en varones, y la mitad de las personas que sobreviven permanece con algún grado de discapacidad.

Según el Dr. Juan José Baztán, del Servicio de Geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja en Madrid, "una parte importante de esta discapacidad se podría prevenir. Los últimos datos disponibles en los países occidentales han mostrado que las medidas preventivas son eficaces ya que se ha registrado una disminución en la incidencia del ictus en todos los grupos de edad, incluso los mayores de 80 años". "Por tanto, hay que insistir en el control de los factores de riesgo ya conocidos como el consumo del tabaco, el sobrepeso, la hipertensión arterial o la diabetes", añadió.

En este sentido, el Dr. Baztán subrayó que "una adecuada asistencia sanitaria postictus, que contemple la atención durante todo el episodio, desde la fase aguda hasta el posterior período de rehabilitación intra y extrahospitalario, también contribuye a reducir la discapacidad secundaria al ictus".

Por su parte, el Dr. David Pérez Martínez, coordinador del Grupo de Estudio de Neurogeriatría de la Sociedad Española de Neurología, se refirió al diagnóstico precoz como otra de las claves en el control de la enfermedad. "El ictus no se puede considerar como una enfermedad de mayores asociada al envejecimiento, aunque es cierto que se produce con mayor frecuencia en personas de edad avanzada", señaló. "En el anciano, el ictus no siempre se manifiesta de la misma forma que en el adulto, sino que se puede presentar en forma de cuadros atípicos, por lo que es fundamental un diagnóstico correcto para poder actuar de forma rápida y precoz", destacó.

Según los especialistas, la importancia de la prevención y control de ictus estriba en que se pueden evitar otras enfermedades neurogeriátricas como la epilepsia, ya que, como señalaron, casi la mitad de las epilepsias que se producen en el anciano está asociada a un antiguo ictus. El doctor Baztán afirmó que "la epilepsia no es una patología mortal, pero afecta a las actividades diarias del enfermo". Se estima que 1% de la población mayor de 65 años sufre epilepsia y cada año se diagnostican 15 nuevos por casos por cada 10.000 mayores.
Sociedad Española de Medicina Geriátrica
Sociedad Española de Neurología

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