miércoles, 22 de julio de 2009

Pérdida de materia gris por aumento de peso en la pre y postmenopausia


GINECOLOGÍA I/VI
Pérdida de materia gris por aumento de peso en la pre y postmenopausia
JANO.es · 22 Julio 2009 12:10

La pérdida de células nerviosas cerebrales podría afecta a la calidad de vida, por lo que las mujeres deben estar muy motivadas para controlar su peso



De acuerdo con las conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) y publicado en el último número de la revista Psychosomatic Medicine (2009;71:485-490), las mujeres sanas que engordan entre los años de premenopausia y postmenopausia tienen riesgo de perder células nerviosas cerebrales.

El aumento de peso es un factor de riesgo altamente modificable, con el que se podría prevenir o retrasar el avance de los cambios cerebrales potencialmente dañinos asociados con la edad. Así, los investigadores, dirigidos por la Dra. Isabella Soreca analizaron datos de imágenes cerebrales de 48 mujeres mayores sanas a las que se controló durante 20 años, en una investigación epidemiológica longitudinal –concretamente, en el Pittsburgh Healthy Women Study.

Los resultados mostraron que el aumento del peso corporal durante la transición a la menopausia y después, estuvo “inequívocamente asociada” con una menor cantidad de materia gris.

Según los autores, ese hallazgo es “especialmente importante” debido a que las participantes eran mujeres mayores sanas, que entraron en la menopausia de manera natural, no tenían antecedentes de enfermedad cardiovascular o psiquiátrica ni eran obesas a partir de la mediana edad.

Por ello, como concluye la Dra. Soreca, “las mujeres deberían estar particularmente motivadas para mantener un peso saludable durante la postmenopausia, si se confirma que el aumento de peso causa alteraciones de la función cerebral que afectan a la calidad de vida”.
Psychosomatic Medicine (2009;71:485-490)
Universidad de Pittsburgh


GINECOLOGÍA II/VI
Constatada la relación entre sofocos y pérdida de DMO en la menopausia
JANO.es · 21 Mayo 2009 13:00

Con independencia de la etapa menopáusica, cuanto mayor es la frecuencia de los sofocos, más delgados son los huesos


De acuerdo con los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California Los Ángeles (Estados Unidos) y publicado en el último número de la revista Menopause (2009;16:239-246), las mujeres que padecen sofocos cuando entran en la menopausia podrían tener huesos más frágiles. Concretamente, los investigadores, dirigidos por la Dra. Carolyn J. Crandall, hallaron que las mujeres que informaban de padecer síntomas vasomotores –sofocos y sudoración–, tenían una menor densidad mineral ósea (DMO). Y cuantos más sofocos sufrían, más delgados eran sus huesos.

La mayoría de las mujeres experimentan sofocos en algún momento durante la transición a la menopausia: en torno al 60% presenta estos problemas justo antes de que la menstruación cese definitivamente. En consecuencia, y dado que, por una parte, los sofocos aumentan a medida que la densidad ósea disminuye y, por otra, que la pérdida de densidad en los huesos se ha relacionado con niveles bajos de estrógeno, los autores evaluaron la posible existencia de un vínculo entre ambos efectos de la menopausia.

Los expertos observaron a 2.213 mujeres que participaban en el Study of Women's Health Across the Nation (seguimiento de la menopausia según grupos multiétnicos). En el inicio de la investigación, las mujeres tenían entre 42 y 52 años y aún no habían entrado en la menopausia o experimentaban sus primeras etapas –habían menstruado al menos una vez en los tres meses previos al ingreso al estudio.

Independientemente de la etapa menopáusica, las mujeres con síntomas vasomotores presentaban una DMO mucho menor que aquellas que no tenían estos síntomas, una relación que se mantuvo aún después de ajustar factores como la etnia, el peso, la edad y otros relevantes. No obstante, hubo diferencias sobre en qué zonas los huesos eran más frágiles, según la etapa menopáusica.

Entre las participantes que aún no estaban experimentando la menopausia y aquellas en estadios iniciales de perimenopausia, las que tenían síntomas vasomotores presentaban menor densidad ósea en el cuello femoral. En las mujeres posmenopáusicas, por su parte, la diferencia se observó en la parte baja de la espalda y la cadera. Y las mujeres que tenían síntomas vasomotores más frecuentes presentaban una DMO promedio más baja que aquellas que no tenían sofocos y sudoración habitualmente.

El hecho de que los síntomas vasomotores indiquen una baja DMO incluso en la perimenopausia temprana sugiere que los niveles de estrógeno solos no pueden explicar la relación, indicaron los autores. Esto se debe a que las cantidades de la hormona no suelen caer drásticamente hasta justo antes de que cese la menstruación.

Por último, los autores señalaron que el sistema nervioso simpático se activa durante los sofocos y los neurotransmisores y las hormonas emitidas durante esta activación se han relacionado con la pérdida ósea.
Menopause 2009;16:239-246
UCLA


MENOPAUSIA III/VI
Ineficacia de los remedios a base de hierbas en la menopausia
JANO.es · 16 Enero 2009 13:18

Por el contrario, podrían inducir efectos nocivos cuando se combinan con otros tratamientos


Las evidencias científicas que avalen la eficacia de los remedios a base de hierbas en el tratamiento de los síntomas de la menopausia son ciertamente escasas. Por el contrario, y según concluye una revisión de estudios publicada en Drug and Therapeutics Bulletin, muchos incluso presentarían incluso riesgos de combinarse con otros tratamientos.

El cohosh negro o cimicifuga racemosa, el trébol rojo, el Dong quai (Angelica sinensis), el aceite de onagra y el ginseng suelen tomarse para aliviar los sofocos, el insomnio y la falta de deseo sexual dada la creencia generalizada de que son productos naturales. Sin embargo, como explicó el Dr. Ike Iheanacho, autor de la revisión, “en realidad, las medicinas a base de hierbas tienen acciones farmacológicas, por lo que pueden causar efectos colaterales no deseados y tener interacciones potencialmente peligrosas con otras medicinas, tanto herbáceas como convencionales”.

Se estima que entre el 30% y el 70% de las mujeres de los países industrializados experimenta síntomas relacionados con la menopausia, causados por una caída pronunciada en los niveles de estrógeno. En promedio, los síntomas duran alrededor de cuatro años, “pero en algunas mujeres –indicó el Dr. Iheanacho– persisten por mucho más tiempo”.

La terapia de hormonal sustitutiva (THS) se constituyó en un tratamiento popular hasta que, en 2002, un estudio sugirió su asociación con un incremento del riesgo no sólo de cáncer de pecho y ovario, sino también de accidente cerebrovascular (ACV) y otras condiciones graves.

La revisión del Dr. Iheanacho, llevada a cabo con 26 estudios, comentarios científicos y otras fuentes previamente publicadas, halló evidencia mixta sobre si el cohosh negro aliviaba los síntomas menopáusicos con eficacia y no encontró datos importantes que señalen que el trébol negro realmente funciona.

Tampoco hubo evidencia de que el Dong quai, el aceite de onagra y otros remedios herbáceos induzcan ningún efecto.

Los resultados también destacan el hecho de que hay poca evidencia de calidad sobre la efectividad de las medicinas a base de hierbas o sobre cómo reaccionarían combinadas con fármacos de prescripción. Como concluyó el autor, “los estudios suelen estar mal diseñados, incluyen muy pocos participantes o no son suficientemente prolongados como para valorar realmente a los productos en análisis”.
Drug and Therapeutics Bulletin 2009;47:2-6; doi:10.1136/dtb.2008.12.0031


PSIQUIATRÍA IV/VI
Depresión femenina relacionada con la menopausia
JANO.es · 13 Noviembre 2008 08:23

Una encuesta realizada a médicos de AP y psiquiatras muestra que el 38% de los casos de depresión está asociado al climaterio y un 17% a situaciones premenstruales


Un 38% de los casos de depresión en la mujer está relacionado con la menopausia y un 17% con situaciones premenstruales, según revela la encuesta Actimude (Actitud de la Mujer ante la Depresión) realizada entre más de 1.500 médicos de Atención Primaria y psiquiatras de toda España para conocer las características de las mujeres con depresión.

"De los resultados de la encuesta se deduce que para los médicos de Atención Primaria y los psiquiatras, la depresión en las mujeres tiene características específicas que se relacionan con el climaterio u otros cambios hormonales y que generan una demanda y una asistencia diferenciada", asegura el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Cruces y coordinador de la encuesta, el Dr. José Ignacio Eguíluz.

Las mujeres suponen la mayoría de la demanda de asistencia y tratamientos por depresión que acuden a consulta. En concreto, siete de cada diez pacientes que acuden a consultas de Atención Primaria o de Psiquiatría son mujeres y el 60% tiene más de 45 años. Según el médico, desde que aparece el primer síntoma hasta que acuden a consulta suelen transcurrir "unos cuatro meses".

Los síntomas por lo que las mujeres con depresión acuden a consulta son principalmente por tristeza, ansiedad y trastornos del sueño. Sin embargo, las dolencias de tipo físico (como el dolor muscular, articular y cefaleas) y los sofocos son los síntomas que los médicos consideran "que no se resuelven de forma satisfactoria con los antidepresivos actuales" al tratar a las mujeres con depresión, tal y como comenta el jefe de la sección de Psiquiatría Hospitalaria del Hospital Clínic de Barcelona, Dr. Miguel Bernardo.

Gran parte de los médicos, tanto de Atención Primaria (66, 4%) como de Psiquiatría (62, 8%) cree que la mujer tiene necesidades terapéuticas específicas para tratar su depresión, sobre todo por la influencia hormonal, como pueden ser los cambios hormonales durante los períodos premenstruales, embarazo o menopausia.

En este sentido, el Dr. Bernardo afirma que la inmensa mayoría de los profesionales se muestra favorable a implantar un tratamiento que, además de tratar la depresión, "regulara la sintomatología menopáusica, detallando que para ellos el antidepresivo ideal para la mujer deber ser eficaz, seguro, con rapidez de acción, que no produzca el aumento de peso y que controle el dolor".
Actimude



GINECOLOGÍA V/VI
Menopausia, alimentación y riesgo cardiovascular
JANO.es · 12 Noviembre 2008 08:09

Los especialistas recuerdan que el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular durante la menopausia es tan elevado como durante el embarazo, debido a los altos índices de colesterol que se generan con este cambio hormonal


El riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular durante la menopausia es tan elevado como durante el embarazo, debido a los altos índices de colesterol que se generan con este cambio hormonal, por lo que es necesario cuidar la alimentación durante este proceso, según destacaron los participantes en el seminario “Mujeres, menopausia y colesterol”.

En este sentido, la jefa asociada de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, Pilar Riobó, destacó que en las mujeres la alimentación adquiere una mayor importancia durante dos etapas principalmente, el embarazo y la menopausia, “período este último en el que se producen los cambios más evidentes en el organismo de la mujer, entre ellos la disminución de estrógenos”.

Debido a esta "desprotección estrogénica" y los altos índices de colesterol que se generan con este cambio hormonal, resulta "imprescindible la necesidad de llevar una alimentación saludable, variada y equilibrada" que proporcione a la mujer las necesidades básicas a fin de prevenir o reducir los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión y el colesterol.

En el mismo sentido, la profesora del departamento de Tecnología de la Alimentación y Nutrición de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, Juana Morillas, recalcó, durante su intervención, el desconocimiento y la escasez de mentalización que existe entre las mujeres y los propios médicos sobre el riesgo cardiovascular que se produce durante la menopausia y posmenopausia. De hecho, "sólo un tercio de los médicos, y un número similar de mujeres entre 45 y 65 años son conscientes de que la mujer menopáusica tiene el mismo o mayor riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular que el hombre".

Durante los años perimenopáusicos, se produce un aumento gradual del colesterol total, un aumento del colesterol LDL y de los triglicéridos, así como un descenso del colesterol HDL. Estos cambios incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares en la mujer, multiplicándose dicho riesgo por cuatro, durante los diez 10 siguientes a la menopausia.

El aumento considerable de los niveles de colesterol durante el período menopáusico es un dato que no adquiere importancia para las mujeres y sus médicos. Aún así, la intervención y prevención temprana son elementos clave para reducir las enfermedades cardiovasculares producidas por los cambios hormonales. A pesar que los índices de colesterol aumentan de forma considerable durante la menopausia, el colesterol LDL elevado es controlable mediante una alimentación y hábitos de vida saludables.

Por ello, la alimentación desempeña un papel fundamental para moderar y reducir los elevados niveles de colesterol, de ahí que los expertos participantes en este seminario hayan propuesto cambios favorables en la dieta, substituyendo las grasas saturadas por grasas mono y poliinsaturadas.



GENÉTICA VI/VI
Varios genes influyen en la densidad mineral ósea
JANO.es · 08 Mayo 2008 09:37

Dos nuevos estudios han permitido identificar varias mutaciones genéticas que modifican el riesgo de desarrollar osteoporosis y experimentar fracturas


Dos estudios presentados simultáneamente identifican varias mutaciones genéticas que modificarían el riesgo de desarrollar osteoporosis y sufrir fracturas. Según publica “The New England Journal of Medicine”, un equipo de investigadores islandeses identificó en tres pueblos de descendientes europeos cinco variantes en secuencias genéticas comunes relacionadas con la densidad mineral ósea y el riesgo de fracturas leves, mientras que otro equipo británico publica en “The Lancet” el hallazgo de otras dos mutaciones que elevarían el riesgo de osteoporosis y fracturas.

El equipo dirigido por Kari Stefansson, de DeCODE Genetics (Islandia), analizó las asociaciones entre 301.019 mutaciones genéticas y la densidad mineral ósea en la cadera y la columna vertebral superior de 5.861 islandeses. Posteriormente, se probaron las 74 variaciones identificadas en ese grupo para hallar alguna relación en otros 4.165 islandeses, en 2.269 daneses y en 1.491 australianos. Las mutaciones en cinco regiones genéticas estuvieron relacionadas con la densidad mineral ósea en el grupo de estudio inicial y se confirmaron en las cohortes danesa y australiana. Tres de las regiones estudiadas están ubicadas cerca de genes conocidos por desempeñar un papel clave en las características biológicas de los huesos. El resto de las regiones genéticas, indican los autores, estaban asociadas a las fracturas causadas por la osteoporosis.

"Las mutaciones identificadas proporcionan información sobre las vías biológicas que influyen en la osteoporosis. Algunas de ellas son frecuentes en la población y, por lo tanto, influyen mucho más sobre su riesgo", explica el equipo.

Paralelamente, investigadores británicos dirigidos por T. D. Spector, del St. Thomas' Hospital de Londres, realizaron un estudio de asociación sobre todo el genoma; en este caso, se analizaron 314.075 variaciones en 2.094 mujeres. Las mutaciones posiblemente relacionadas con la aparición de la osteoporosis y las fracturas se probaron luego en 6.463 personas de tres grupos europeos occidentales. Al igual que el equipo de Stefansson, el grupo de Spector identificó una variación genética próxima al gen de la "osteoprotegerina" (reguladora del metabolismo óseo) que aumentaba el riesgo de sufrir osteoporosis y fracturas asociadas. Asimismo, el equipo descubrió una variación del cromosoma 11 en el gen de la proteína relacionada con el receptor de lipoproteína, con un efecto similar.

Los efectos de todas estas mutaciones sobre las fracturas son comparables con el impacto de la mayoría de los factores de riesgo ambientales bien estudiados. Además, agrega el equipo, realizar estudios diagnósticos para identificar esos genes sería muy útil, ya que se estima que son portadores de ellos más de una de cada cinco personas blancas.
Lancet 2008; 371:1505-1512
The New England Journal of Medicine 10.1056/NEJMoa0801197

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