viernes, 14 de agosto de 2009

MIGRAÑAS PEDIÁTRICAS


Las migrañas también son cosa de chicos

La patología es de base genética y suele comenzar en la infancia. Los varones son los más afectados en los primeros años, pero en la adolescencia la incidencia es mayor en las mujeres. Cómo disminuir la frecuencia de las crisis y atenuar los síntomas

Descomposturas, trastornos visuales, mareos, vértigo, molestias, sueño y náuseas son algunos de los síntomas que suelen acompañar al desarrollo de una migraña, una patología hereditaria que puede comenzar en edades muy precoces y que, contrariamente a lo que se cree, no siempre cuenta con el dolor de cabeza como manifestación preponderante.

Este factor hace que a menudo las madres confundan los episodios con un "ataque o patada al hígado" e incluso con el síndrome del "mal de ojo", y posterguen la consulta con el especialista. De acuerdo con los profesionales de la Sociedad Neurológica Argentina (SNA), el dolor de cabeza o cefalea es uno de los síntomas clínicos más frecuentes, provocado generalmente por un desequilibrio de las sustancias químicas que intervienen en la irrigación y otras funciones del cerebro. Dentro de este contexto, existen dos grandes grupos.

Por un lado, las cefaleas primarias, tensionales o migrañas, en las cuales no se advierten alteraciones estructurales; y las cefaleas secundarias, inespecíficas, que responden a enfermedades subyacentes agudas o crónicas.

"Entre el 8 y 15% de la población mundial sufre cefaleas del tipo primarias, con una alta prevalencia en la población infantil. Estas cifras varían si pensamos en las diferencias de edad y de sexo: mientras que en la primera infancia los varones suelen ser más afectados y la incidencia alcanza el 30%, al llegar a la adolescencia, el 80% de los chicos han conocido alguna vez el dolor de cabeza y comienzan a estar las mujeres entre el grupo más perjudicado", detalló el doctor Hernán Amartino, jefe del Servicio de Neurología Infantil del Hospital Universitario Austral, que cuenta con un consultorio interdisciplinario de cefaleas en la infancia, con el aporte de médicos pediatras y oftalmólogos, así como también de profesionales de la salud mental.

"De influencia hereditaria o genética, y muy relacionada con las hormonas, para poder ser diagnosticada mediante criterios clínicos, la migraña debe manifestarse con la repetición de al menos 5 crisis de cefaleas de una hora de duración como mínimo y estar acompañada de náuseas o intolerancia a la luz y al ruido. El abordaje es muy importante, porque como se trata de una condición crónica, para la cual no existe un tratamiento curativo y con la cual qui enes la sufren deben aprender a convivir, resulta fundamental la puesta en marcha de un tratamiento que permita mejorar la calidad de vida, disminuir la frecuencia de las crisis y atacar los síntomas", añadió Amartino.

Según datos proporcionados por la SNA, para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la migraña presenta un importante impacto social, personal, económico y laboral, debido a que esta institución considera que pasar todo un día con esta molestia, resulta tan incapacitante como la psicosis, la demencia o una cuadriplejia.

"En la otra vereda, provocando también dolores y molestias aunque no tan intensos se encuentran las cefaleas tensionales que suelen darse diariamente. Se relacionan con el estrés provocado por la escuela o por disturbios familiares. En general las padecen chicos muy autoexigentes o responsables que tienen baja tolerancia al fracaso y manifiesta n fuertes contracturas musculares cervicales. Este signo es el primero que hay que 'atacar' a fin de eliminar el síntoma, para luego trabajar mediante psicoterapia los motivos que provocan el cuadro de estrés", aseguró Amartino.

¿Cefalea o migraña?
Tal como consta en las guías 2004 de la International Headache Society, para que una cefalea sea considerada migraña, es necesario haber padecido al menos 5 episodios con las siguientes características:

* Entre 1 y 72 horas de duración
* Con náuseas y vómitos, fotofobia o fonofobia
* Dolor de cabeza de localización unilateral, aunque también puede ser bilateral, frontoparietal
* De característica pulsátil
* De intensidad de moderada a severa
* Con marcados agravamientos al realizar actividades rutinarias como subir escaleras o caminar
* Con o sin aura (síntomas de tipo oftalmológicos o sensoriales que preceden al dolor de cabeza)

Mitos acerca de las migrañas en niños
Debido a que por lo general se cree que las cefaleas o dolores de cabeza “son cosa de grandes”, a menudo el diagnóstico de un cuadro migrañoso suele retrasarse.

Sin embargo, ése no es el único “mito” o la única creencia errónea, ya que también los padres suelen pensar, por ejemplo:

- “Si existe dolor de cabeza en un niño es porque hay un cuadro muy severo como un tumor cerebral”. Afortunadamente, esto la mayoría de las veces no es así. De hecho, sólo se pide una resonancia magnética cuando luego de la evaluación clínica quedan dudas acerca del origen del dolor.

- “Le duele la cabeza por problemas visuales”. Si bien puede ser así en raras ocasiones, los problemas oculares no son la causa del dolor.

- “Los vómitos a repetición obedecen a ataques al hígado”. Falso. Los síntomas digestivos pueden ser de causa neurológica, como parte de un cuadro migrañoso.

- “Algunas comidas le dan dolor de cabeza”. Cierto. Los nitratos y nitritos presentes en algunos alimentos, como las salchichas, el chocolate, el alcohol o algunos quesos pueden gatillar el dolor.

- “Toma analgésicos y antes lo curaban pero ahora ya no se le pasa”. Cierto. A menudo las cefaleas se deben al uso crónico de estos medicamentos. Paradójicamente, entonces, lo que supuestamente debería aliviar, empeora el cuadro.

Frente a todas estas creencias, el doctor Hernán Amartino subraya la importancia de la consulta especializada, que será el camino para instrumentar el tratamiento compuesto de: manejo del estrés mediante terapias de relajación, adecuación del ritmo de sueño, realización de actividad física, cambios en la alimentación (evitar el ayuno, los chocolates, los cítricos, el edulcorante, los embutidos, etc) y, finalmente, prescribir la medicación adecuada cuando sea necesario.
Crédito: Infobae - 14/08/09.- fuente: www.inversorsalud.com.ar

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