domingo, 13 de septiembre de 2009

TERAPIAS para PACIENTES TERMINALES - el otro lado de la medicina


"Un oasis de alegría que hace reflexionar"
Noticias de Ciencia/Salud: Domingo 13 de setiembre de 2009 | Publicado en edición impresa

Pero lejos de las jirafas o los monos del Zoológico, en el barrio porteño de Villa Ortúzar, el mejor amigo del hombre interactúa con pacientes del hospital Tornú. Todos los miércoles, de 15 a 17, por los pasillos de la Unidad de Cuidados Paliativos caminan de 2 a 6 perros de distintas razas y tamaños con sus guías, que les brindan bienestar a las personas con afecciones en etapas terminales.
"El contacto con los perros les aumenta el bienestar, les mejora el ánimo y les permite centrarse en algo distinto a la enfermedad y a los cuestionamientos. El perro les trae recuerdos de momentos placenteros con sus animales y el contacto directo estimula la salud emocional y la espiritualidad. Los animales son un oasis de alegría, que hace reflexionar al paciente y nos permite seguir trabajando después que termina la visita", explica la licenciada Noemí Díaz, coordinadora del Area de Psicología de la unidad del hospital Tornú-Fundación Femeba.
Resultados de un estudio revelan los efectos de la terapia asistida con animales (TACA) en el final de la vida. "Modifica significativamente el estado de ánimo y reduce la ansiedad del paciente", resume la licenciada Mariela Brizi, del Centro TACA, de la Facultad de Veterinaria de la UBA. Desde 2005, la facultad y el hospital les ofrecen la terapia a los pacientes que deseen recibirla. "No tiene contraindicaciones, salvo que no les guste", aclara.
La hermana Pauline Quinn también trabaja desde hace años con los perros, pero con un programa federal desde 1980 en las cárceles de los Estados Unidos, donde los detenidos entrenan animales abandonados, que luego se entregan como lazarillos a personas con discapacidades. "Los animales pueden mejorar tremendamente la salud del ser humano. Para mantenernos sanos y felices, necesitamos aliviar el estrés. Los perros están preparados para eso porque aman incondicionalmente y nos pueden ayudar con la curación. Todo nuestro cuerpo es muy susceptible a los estados de ánimos y si el animal nos puede hacer sentir mejor, nos hará bien a la salud", dice antes de su presentación en el congreso, donde Reni, su Dobermann cautivó a todos.
"El contacto con los perros hace que los reclusos se sientan bien con ellos mismos. La depresión dentro de una institución hace que eso sea mucho más difícil y, si no se logra, la salud se deteriora", asegura Quinn, cuya vida inspiró la película Alas de libertad.

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"Un oasis de alegría que hace reflexionar"
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