"La vida lleva 50 años dominada por el ADN"

James Watson

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ESPAÑA
JAMES WATSON, PREMIO NOBEL DE MEDICINA EN 1962
"La vida lleva 50 años dominada por el ADN"

Con motivo de un simposio sobre cáncer organizado por el CNIO, James Watson, padre de la estructura del ADN junto al fallecido Francis Crick, ha hablado con Diario Médico sobre cómo ha evolucionado la genética.

José A. Plaza - Viernes, 6 de Noviembre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. Hoy día la medicina es más traslacional, pero no siempre es fácil alcanzar la clínica: la ciencia básica aún nos recuerda que apenas entendemos el cerebro
2. En poco tiempo será más caro ver en directo un buen partido de fútbol que conocer la información genética personal mediante la secuenciación

A sus 81 años, James Watson no duda en bromear cuando recuerda el día en el que, en 1953, descubrió la estructura del ADN, un hito que le valió, junto a Francis Crick, el premio Nobel de Medicina en 1962: "Tuve el presentimiento de que habíamos dado en el clavo. Pero no había casi nadie a quien contárselo porque era domingo".

¿Cómo ha evolucionado la genética desde los años 50 y 60?
-Tuvimos la fortuna de anticiparnos, y a partir de entonces vino todo muy rápido: biotecnología, clonación, diagnóstico genético... cuestiones que nunca habíamos soñado alcanzar. Por ejemplo, no se podía haber avanzado tanto en el abordaje del cáncer sin la doble hélice. Creo que lo más grande llegó con el Proyecto Genoma Humano: ahora sabemos cómo es el hombre. La genómica se convirtió en algo más importante de lo que habíamos pensado.


¿Es el ADN un ejemplo de que la ciencia básica es vital para la clínica?
-Ahora la medicina es mucho más traslacional. Pero no siempre se llega tan fácil a la clínica: la ciencia pura, la más básica, aún nos recuerda que apenas podemos comprender el cerebro. El siglo XXI será el de la traslacionalidad. Mejorarán las cifras que indican que sólo podemos curar uno de cada siete cánceres. Sin los avances genéticos, estos datos serían mucho peores: prefiero ver el vaso medio lleno.

En este sentido, ¿qué ofrecerá el Proyecto Genoma del Cáncer?
-Se hallarán los fármacos adecuados para curar la enfermedad. Siempre se ha dicho que no podremos hacerlo, pero, aunque se necesitará suerte, ahora sí podemos sugerirlo. Sabemos cuál es el enemigo al que nos enfrentamos: los genes causantes, los procesos de apoptosis, la angiogénesis, las respuestas inmunológicas... En definitiva, empezamos a comprender el metabolismo de las células cancerígenas.

¿Cree en el ADN como un DNI orgánico?
-Es lo que nos define, pero hay que saber manejar tanta información. Hoy día un médico puede decir: "He estudiado tu genoma y tiene una pinta horrible", y no hay nada que hacer contra ello. El profesional debe manejar estos datos y no preocupar al paciente sin sentido. Si hay algo que se puede prevenir, adelante; pero si no se puede hacer nada, no hay por qué hacer a alguien menos feliz.

Parece que está definiendo los biomarcadores...
-En parte, sí. Hay tantos que quizá no tengamos tiempo para pensar en todos. Se puede saber si hay mayor susceptibilidad a ciertas patologías, pero todavía no se dispone de la información suficiente para tomarlos muy en serio.

¿Confía en las células madre?
-Manejar la diferenciación celular es uno de los avances más significativos ligados a la genética. Creo que las adultas serán más útiles que las embrionarias, que pueden dar problemas inmunológicos tras su inyección.

¿Cómo definiría el ADN en pocas palabras?
-Es sólo es una serie de letras que explican la vida, que le dan sentido. Un mensaje que jamás creíamos que podríamos leer, y mucho menos interpretar. Además, ahora podemos leer este libro por un precio cada vez más barato; en poco tiempo será más caro ver en directo un buen partido de fútbol que conocer la información genética personal.

¿Se ve como uno de los padres de la ciencia del siglo XX?
-Desde que se descubrió el código genético, todo ha ido tan rápido... Soy afortunado por estar vinculado con el hallazgo más espectacular del último medio siglo. No me veo como un padre del ADN, pero es cierto que no puedo asistir a ninguna reunión científica sin que la gente quiera fotografiarse y hablar conmigo. Me doy cuenta de que soy más conocido que ningún otro biólogo en el mundo, más que casi ningún otro científico. Pero esto es sólo porque el ADN es famoso. Descubrir su estructura me abrió muchas puertas, pero no es algo que me preocupe demasiado: no paso mucho tiempo pensando en mí mismo. Me veía, y me veo, como un investigador que quiere comprender la vida valiéndose de la ciencia.