sábado, 21 de noviembre de 2009

¿Por qué falla la vacuna anti-VIH basada en gp120?


Diariomedico.com
ESPAÑA
LA DESVIACIÓN DE LOS ANTICUERPOS ES LA CLAVE
¿Por qué falla la vacuna anti-VIH basada en gp120?
Hay ciertas alteraciones estructurales que imposibilitan que los anticuerpos se unan a ciertas zonas de las proteínas de la superficie del virus del VIH. Así lo señala un trabajo que se publica en Science.

DM - Viernes, 20 de Noviembre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.


Hasta el momento se pensaba que un lugar clave de unión en la superficie de una proteína del VIH era una diana adecuada para los anticuerpos. Pero un trabajo de los Institutos Nacional de la Salud de Bethesda, en Estados Unidos, señala que ciertas características estructurales poco relevantes en principio hacen de estas zonas un lugar inaccesible incluso para los anticuerpos más eficazmente dirigidos.

Este hallazgo, que se publica hoy en Science, ayuda a comprender por qué hasta el momento ha sido tan complicado desarrollar una vacuna efectiva contra el virus. Peter D. Kwong, del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas del citado centro estadounidense y uno de los autores del trabajo, señala que existe una localización en la glicoproteína de cubierta gp120 que se une al receptor CD4 en las células huésped. Esta zona debería ser vulnerable a los anticuerpos de neutralización que son efectivos contra esta región. Algunos afectados desarrollan anticuerpos neutralizantes efectivos contra este lugar, pero sólo representan una pequeña subpoblación.

Desvío fatal
Los investigadores han determinado las estructuras cristalográficas para dos anticuerpos de neutralización débil en complejos con gp120. Esto les ha permitido llegar a una de las principales conclusiones del trabajo: si un anticuerpo se desvía de su zona de influencia, aunque sólo sea por unos pocos angstroms, en su labor de localización de la zona elegida, provoca cambios conformacionales que evitan que el anticuerpo se una y neutralice el virus.

En la investigación también han colaborado grupos de la Facultad de Medicina de Harvard; del Instituto Oncológico Dana Farber, también en Boston; del Instituto de Investigación Scripps, en La Jolla, California; del Instituto Nacional del Cáncer de Frederick y del Instituto Ragon del Hospital de Massachusetts.

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