jueves, 12 de noviembre de 2009

Un doble trasplante, único en la región


Cristian Goya, de 36 años, junto a su mujer, Cora, y su hijo, Joaquín
Foto: LA NACION

Caso difícil / El paciente padecía insuficiencia cardíaca causada por un mieloma
Un doble trasplante, único en la región
Un médico obstetra de Coronel Suárez recibió un corazón y, cinco meses después, un autotrasplante de médula ósea

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Sebastian A. Ríos
LA NACION

Ayer, a las 20.30, el teléfono celular de Cristian Goya permanecía apagado. La primera persona de América latina en haber recibido un trasplante de corazón y un autotrasplante de médula ósea estaba nuevamente en el quirófano. Pero esta vez no como paciente, sino como médico: Cristian es obstetra.
A poco más de un año de haber recibido un trasplante de corazón, y a ocho meses de haberle hecho un autotrasplante de médula ósea, Cristian no presenta problemas cardíacos de ningún tipo; tampoco la enfermedad maligna de la sangre que padecía ha regresado. Y de a poco ha vuelto a su trabajo.
"Volví a trabajar en mayo, y de a poquito he ido volviendo al consultorio, con el control de las mujeres embarazadas; hace una semana me dejaron volver al quirófano, porque por cuidados infectológicos me tenían muy controlado y no me dejaban hacer demasiado", dijo en conversación telefónica Cristian, de 36 años, a LA NACION, luego de salir del quirófano del hospital municipal de Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, donde trabaja.
Cristian padecía mieloma múltiple, una afección oncológica de la sangre en la que una sustancia denominada amiloide se deposita en distintos órganos, minando su funcionamiento. En su caso, el amiloide se depositaba en el corazón, lo que lo llevó a desarrollar una insuficiencia cardíaca severa, que lo puso en lista de espera para un trasplante cardíaco.
"Todo empezó una noche de mayo del año pasado, en la que no podía respirar -recordó Cristian-. A la mañana siguiente fui a consultar a un colega del hospital y me dejó internado. Tenía un edema pulmonar causado por insuficiencia cardíaca. Luego, indagando en las causas de la insuficiencia me diagnosticaron el mieloma."
"La insuficiencia cardíaca progresó rápido y era muy poco lo que los medicamentos podían hacer -explicó el doctor César Belziti, jefe de insuficiencia cardíaca del Hospital Italiano-. El problema es que, clásicamente, el trasplante cardíaco está contraindicado en pacientes con mieloma, ya que si uno trasplanta el corazón y no cura la enfermedad, el amiloide vuelve a depositarse y daña al nuevo corazón."
Pero por otro lado, agregó el cardiólogo, "la única forma de que Cristian soportara la quimioterapia para combatir el mieloma era teniendo un corazón en buen estado, por eso se hizo el trasplante cardíaco".
Un largo camino
Cristian entró en lista de espera para un trasplante cardíaco en agosto de 2008. Para entonces, él y su mujer, Cora, habían decidido dejar Coronel Suárez e instalarse en Buenos Aires, ya que su estado de salud era seguido por médicos del Hospital Italiano, donde fue internado varias veces debido al empeoramiento de su estado de salud.
El 26 de junio, estando internado en la unidad coronaria, su mujer fue internada en Obstetricia para dar a luz. "Yo soy médico obstetra, y era imposible que habiendo traído tantos chicos al mundo no pudiera presenciar el nacimiento de mi primer hijo." Los médicos le dieron permiso para presenciar la llegada al mundo de Joaquín Goya.
Para mediados de octubre su estado de salud había empeorado enormemente; Cristian entonces entró en emergencia nacional. El 1° de noviembre apareció un donante de corazón, y el trasplante fue un éxito. Ahora, la meta era otra.
"Había perdido 20 kilos y tenía que recuperarlos. Tenía que ponerme bien para el trasplante de médula. Cuando salí del trasplante de corazón no podía ni levantarme de la silla; compré pesas y un escalador para poder hacer ejercicio en casa, y a los dos meses ya estaba andando en bicicleta."
Cristian superó nuevos obstáculos -una internación por un neumotórax, otra por una infección-, pero marzo finalmente llegó y el 16 de ese mes volvió a internarse para su segundo trasplante. "Se le extrajeron células madre, que le fueron inyectadas luego de destruir su médula ósea enferma", dijo Belziti.
De ahí en adelante, el camino fue siempre ascendente: "La recuperación fue buena, sin sobresaltos -dijo Cristian-. No hay signos de rechazo del corazón y la médula funciona bien. Hay que seguir con los controles, pero mientras tanto vamos haciendo nuestra vida. Todo esto no hubiera sido posible si no fuera por esa persona que, ante la muerte de un ser querido, decidió donar los órganos".

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