miércoles, 2 de diciembre de 2009

OMS | Fiebre hemorrágica por virus de Lassa


Nota descriptiva Nº 179

Fiebre hemorrágica por virus de Lassa
La fiebre hemorrágica por virus de Lassa es una enfermedad aguda de una a cuatro semanas de duración presente en África occidental. Fue descrita por primera vez en el decenio de 1950, aunque el virus que la causa no se aisló hasta 1969. Se trata de un virus con ARN monocatenario perteneciente a la familia de los Arenaviridae. Se sabe que la fiebre de Lassa es endémica en Guinea, Liberia, Sierra Leona y partes de Nigeria, pero probablemente existe también en otros países de la región.


Signos y síntomas
Alrededor del 80% de las infecciones humanas son asintomáticas; los restantes casos presentan trastornos graves de varios sistemas, ya que el virus afecta a distintos órganos, como el hígado, el bazo y los riñones. El periodo de incubación es de 6 a 21 días. La aparición de la enfermedad suele ser gradual, comenzando con fiebre, debilidad general y malestar. Después de unos días, pueden aparecer cefalea, faringioamigdalitis, mialgias, dolor precordial, náuseas, vómitos, diarrea, tos y dolores abdominales. En casos graves, los pacientes pueden presentar edema facial, derrame pleural, hemo-rragia bucal, nasal, vaginal o del tracto gastrointestinal, e hipotensión. También puede observarse proteinuria. En las últimas etapas se pueden observar choque, convulsiones, temblor, desorientación y coma. Se produce sordera en el 25% de los pacientes, de los cuales la mitad recuperan parte de la función auditiva al cabo de uno a tres meses. Durante la recuperación pueden aparecer trastornos de la marcha y alopecia temporal.

Morbilidad y mortalidad
Algunos estudios indican que en África occidental se producen anualmente entres 300 000 y 500 000 casos de fiebre de Lassa y 5000 muertes a causa de la enfermedad. La tasa de letalidad es del 1%, llegando hasta el 15% entre los pacientes hospitalizados. La muerte suele sobrevenir dentro de los 14 días, una vez declarada la enfermedad. Ésta es especialmente grave hacia el final del embarazo: en más del 80% de los casos la defunción materna y/o la pérdida fetal se producen durante el tercer trimestre.

Reservorio
La fiebre de Lassa es una enfermedad zoonótica, lo que significa que los seres humanos se infectan por contacto con animales infectados. El reservorio o huésped del virus es un roedor del género Mastomys, que no contrae la enfermedad, pero puede eliminar el virus en la excreta (orina y heces).

Personas expuestas
La fiebre de Lassa afecta a todos los grupos de edad y tanto a varones como a mujeres. Las perso-nas más expuestas son las que viven en las zonas rurales donde puede haber Mastomys, especialmente las que presentan un saneamiento precario o condiciones de hacinamiento. Los agentes de salud están expuestos si no se aplican los métodos apropiados de aislamiento de enfermos y control de la infección.


Transmisión

Los seres humanos generalmente contraen la infección por exposición a la excreta de Mastomys infectados. El virus también se puede propagar entre los seres humanos por contacto directo con la sangre, la orina, las heces u otras secreciones corporales de un enfermo de fiebre de Lassa. No hay pruebas epidemiológicas de la propagación aérea entre los seres humanos. La transmisión persona a persona se produce en la comunidad y en los entornos de atención sanitaria, donde el virus puede propagarse a través de equipo médico contaminado, como las agujas reutilizadas. Se ha notificado también la transmisión sexual del virus de Lassa.

Diagnóstico
Como los síntomas de la fiebre de Lassa son tan variados y no específicos, el diagnóstico clínico suele ser difícil, especialmente al principio del curso de la enfermedad. Esta dolencia es difícil de distinguir de muchas otras enfermedades que provocan fiebre, entre ellas el paludismo, la shigelosis, la fiebre tifoidea, la fiebre amarilla y otras fiebres hemorrágicas virales.

Para un diagnóstico definitivo se requieren exámenes que sólo pueden realizarse en laboratorios muy especializados. Las muestras de laboratorio pueden ser peligrosas y se deben manipular con sumo cuidado. La fiebre de Lassa se diagnostica mediante la detección de antígenos o anticuerpos especí-ficos o el aislamiento del virus.

Tratamiento y profilaxis
La administración de ribavirina (un antivírico) cuando aparecen los primeros signos clínicos de la enfermedad puede ser un tratamiento eficaz. No hay pruebas de que la ribavirina sirva para el tratamiento profiláctico posterior a la exposición.

Prevención
La prevención de la fiebre de Lassa en la comunidad se centra en la promoción de una buena «higiene comunitaria» para evitar que los roedores entren en las viviendas. Entre las medidas eficaces recomendadas figuran almacenar los cereales y otros alimentos en recipientes a prueba de roedores, eliminar los residuos lejos del hogar, mantener limpias las viviendas y tener gatos. Como los roedores Mastomys son tan abundantes en las áreas endémicas, no es posible eliminarlos completamente del medio ambiente.

Control de la infección
Los familiares y agentes de salud que atienden a los enfermos siempre deben evitar cuidadosamente el contacto con la sangre y los fluidos corporales. Las precauciones habituales en materia de aislamiento de pacientes probablemente protegen contra la transmisión del virus en casi todas las circuns-tancias. Sin embargo, para mayor seguridad, los presuntos pacientes de fiebre de Lassa deben ser atendidos tomando «precauciones de aislamiento» específicas, lo que incluye el uso de equipo de protección como máscaras, guantes, batas y caretas protectoras así como la esterilización sistemática del equipo contaminado (véanse también directrices detalladas en «Infection Control for Viral Hemorrhagic Fevers in the African Health Care Setting»)1.

Iniciativas en curso
La agitación civil en muchos de los países donde la fiebre de Lassa es endémica ha impedido un con-trol eficaz. No obstante, las recientes iniciativas de paz han abierto nuevas oportunidades para resolver el problema. Los Ministerios de Salud de Guinea, Liberia y Sierra Leona, la OMS, la Oficina de Asistencia para Casos de Desastres en el Extranjero (Estados Unidos de América), las Naciones Uni-das y otros asociados han trabajado de consuno para establecer la red de la Unión del Río Mano contra la fiebre de Lassa. Con el programa se presta apoyo a estos tres países en la elaboración de estrategias nacionales de prevención y el mejoramiento de diagnóstico de laboratorio respecto de la fiebre de Lassa y otras enfermedades peligrosas. También se imparte capacitación en diagnóstico de laboratorio, manejo clínico y control ambiental. Además, en Sierra Leona se está construyendo una nueva sala destinada a la atención de enfermos de fiebre de Lassa, con el patrocinio de la Unión Europea.

Consecuencias internacionales para la salud pública
Consecuencias internacionales para la salud pública En contadas ocasiones, los viajeros procedentes de zonas donde la fiebre de Lassa es endémica exportan la enfermedad a otros países. Aunque el paludismo, la fiebre tifoidea y muchas otras infeccio-nes tropicales son mucho más comunes, el diagnóstico de fiebre de Lassa se debería tener en cuenta en pacientes febriles que hayan regresado de África occidental, especialmente si han estado en zonas rurales u hospitales de países en que se sabe que la fiebre de Lassa es endémica. El personal de salud que atienda un caso sospechoso de fiebre de Lassa debe recabar de inmediato el asesoramiento de expertos locales y nacionales y disponer la realización de pruebas de laboratorio.

- 1 “Infection Control for Viral Hemorrhagic Fevers in the African Health Care Setting” - en inglés
http://www.who.int/csr/resources/publications/ebola/WHO_EMC_ESR_98_2_EN/en/index.html

Para más información puede ponerse en contacto con:

WHO Media centre
Teléfono: +41 22 791 2222
e-mail: mediainquiries@who.int

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