miércoles, 20 de enero de 2010

SÍNDROME DE TOURETTE


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ESPAÑA
SÍNDROME DE TOURETTE
Gestos y palabras fuera de lugar
Asociados popularmente a la coprolalia, los Tourettes son personajes recurrentes en el cine cómico que conectan fácilmente con el espectador que va a la sala en busca de la carcajada fácil. Sin embargo, fuera de la ficción, el síndrome de Tourette (ST) es un problema serio que tiende a estigmatizar a quienes lo padecen.

Laura D. Ródenas - Miércoles, 20 de Enero de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

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1. Los intentos por controlarse no generan sino un incremento del estrés que, generalmente, redunda en una mayor profusión de tics

"El desconocimiento social acerca de la enfermedad los hace parecer raros", señala Antonio Ramos-Quiroga, coordinador del programa de Trastornos por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) del Hospital Universitario Valle de Hebrón, de Barcelona.

Según el experto, se trata de un trastorno neuropsiquiátrico caracterizado por la repetición involuntaria de ciertos movimientos, así como por la posible emisión de sonidos a modo de tics. Los primeros síntomas se manifiestan en la infancia (entre los 6 y los 9 años) en niños que muestran trastornos de tipo obsesivo-compulsivo. "Lo más obvio son los tics, pero antes de llegar a eso suelen aparecer complicaciones por déficit de atención e hiperactividad", explica Ramos-Quiroga, que también es profesor asociado de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de la ciudad condal.

Estos menores no pueden evitar realizar ciertas muecas faciales, encogerse de hombros, aclararse la garganta innecesariamente e incluso golpearse o proferir gritos o insultos compulsivamente, por lo que "a menudo, y a falta de diagnóstico, son castigados en clase y señalados por sus compañeros", apunta Ramos-Quiroga. Para mayor incomodidad, los intentos por controlarse no generan sino un incremento del estrés que, generalmente, redunda en una mayor profusión de tics.

Las habilidades para leer o escribir pueden verse afectadas y con ello darse un rendimiento académico por debajo de la media. "Suele existir, asimismo, un problema de autoimagen, así como de integración social", completa el especialista.

Pasar página
En este sentido, y para evitar posibles complicaciones, como pueda ser la caída en una depresión crónica, la psicoterapia puede ayudar a las personas con el síndrome de Tourette a manejar los problemas sociales y emocionales con los que se ven obligados a lidiar.

Por otra parte, cuando los síntomas interfieren en la vida diaria de forma incapacitante, los neurolépticos pueden ser una buena alternativa. "Utilizamos fármacos antidopaminérgicos como el haloperidol, que también se utiliza para tratar la psicosis", puntualiza Ramos-Quiroga.

Desgraciadamente no existe una cura milagrosa para esta enfermedad que, aunque tiende a desaparecer en la adolescencia, se considera crónica, ni tampoco hay un único fármaco que sea efectivo para todos los pacientes. Además, los efectos secundarios son un problema añadido. Es común que los neurolépticos provoquen somnoliencia, aumento de peso y cierto embotamiento cognitivo.

De este modo, la respuesta particular del paciente condicionará el tratamiento que se le dispense. Otros medicamentos con eficacia demostrada son los agonistas alfa-adrenérgicos como la clonidina y la guanfacina, que se utilizan para la hipertensión e investigaciones recientes señalan estimulantes como el metilfenidato y la dextroamfetamina como fármacos útiles para atenuar los síntomas de déficit de atención con hiperactividad. Los síntomas obsesivo-compulsivos, por su parte, suelen tratarse con inhibidores de la recaptación de serotonina. En cualquier caso, el nexo común de todas las alternativas es "controlar lo incontrolable".



SÍNTOMAS AL DETALLE


Los afectados por el ST experimentan un aumento de la tensión interna que sólo es aliviada cuando se ejecuta el tic. La incontinencia verbal se presupone el más común. Sin embargo, soltar una retahíla de groserías no es un síntoma atribuible a un afectado por este síndrome. De hecho, de sufrir coprolalia, los Tourette se limitan a pronunciar de dos a tres tacos por tic y lo hacen sin intención de ofender.

Otra posible alteración es la ecolalia, o, lo que es lo mismo, la repetición involuntaria de palabras o frases de otros. Y los casos más incapacitantes implican una conducta automutilante. Pero estos trastornos son poco comunes y responden a las formas más severas de la enfermedad.

Por lo general, las primeras manifestaciones son tics motores faciales como parpadear o contraer instintivamente la nariz y con el tiempo pueden aparecer otros síntomas más complejos (que abarcan varios grupos musculares) como sacudir la cabeza o retorcerse. Las vocalizaciones sencillas pueden incluir olfatear o gruñir.


CAUSAS

Aunque la causa se desconoce, todo apunta a la existencia de anormalidades en ciertas regiones del cerebro (incluyendo los ganglios basales, lóbulos frontales y corteza cerebral), los circuitos que conectan esas regiones y los neurotransmisores que llevan a cabo la comunicación entre las células nerviosas.

Existe, asimismo, cierta predisposición genética que no implica, no obstante, la manifestación plena de la enfermedad. Las evidencias sugieren que el patrón de transmisión sería de tipo autosómico dominante.

PREVALENCIA
El síndrome de Tourette afecta aproximadamente al uno por ciento de la población y es de tres a cuatro veces más común entre los varones sin importar la raza ni otros factores.

DIAGNOSIS
No existe una prueba de laboratorio que confirme la sospecha de la enfermedad. El diagnóstico se realiza en función de las manifestaciones clínicas, en concreto de la persistencia de determinados tics motores durante más de seis meses, que, en ocasiones, y no tanto como se ha caricaturizado a veces, se acompañan de vocalizaciones normalmente sencillas.
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