lunes, 15 de marzo de 2010

Buscando respuestas en el metaboloma


Metabolómica
Cora Barbas (sentada) con su equipo del Cembio: Mª Paz Martínez, Vanesa Alonso, Joanna Godzien, Alicia Navarrete, Teresa Alonso, Florencia Cepa, Javier Rupérez, María Vallejo, Antonia García, Justyna Ciborowski, Michal Ciborowski, Lorena Junquera, Alma Villaseñor, Manuel Di Gerónimo, Claudia Balderas, Edgar Moraes y Mª Paz Lorenzo. (José Luis Pindado)

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ESPAÑA
Buscando respuestas en el metaboloma
Primero fue la genómica, después la proteómica y ahora la metabolómica busca respuestas que conduzcan a nuevos fármacos, mejores tratamientos y marcadores que sirvan para el diagnóstico y el prónostico de las enfermedades. Para ello, los clínicos deben trabajar codo con codo junto a biólogos, químicos, bioquímicos, estadísticos, bioinformáticos y otros investigadores de diferentes áreas. El resultado es el sueño de cualquier científico: un ambiente enriquecedor, abonado por la discusión y el intercambio de conocimientos.


Sonia Moreno - Lunes, 15 de Marzo de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

llave conceptual:
1. El estudio de marcadores en enfermedades cardiovasculares y parasitarias y para la diabetes son algunos proyectos en marcha

El bacteriólogo escocés Alexander Fleming descubrió por casualidad la penicilina. También por azar, mientras experimentaba con rayos catódicos, el físico William Conrad Röntgen nos brindó los rayos X, y más recientemente, el sildenafilo estaba a punto de ser desechado cuando reveló una sorprendente utilidad. La ciencia está llena de ejemplos de hallazgos inesperados y casuales. No es que los científicos que conforman el Centro de Metabolómica y Bioanálisis (Cembio) de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid, deje su trabajo al albur, pero sí han adoptado un enfoque que rompe con el método científico clásico; ya se sabe: observación, hipótesis y experimentación.

El centro se dedica en exclusiva a la metabolómica. La metodología es común para todos los proyectos que llevan a cabo y no se basa en hipótesis previas. Como explica su directora, Coral Barbas, "trabajamos completamente a ciegas; es la forma de que aparezcan marcadores no conocidos. Analizamos las muestras separando tantas señales como sea posible, pero sin buscar ningún compuesto en particular a priori. Se hace un estudio comparativo: entre muestras de pacientes y de controles; del antes y el después en determinadas situaciones y sujetos... Buscamos las señales, las huellas, que diferencian las muestras con herramientas sofisticadas tanto analíticas como informáticas de tratamiento de datos. Una vez identificadas las señales, les damos un significado biológico o bioquímico". Por ejemplo, uno de los proyectos del centro analiza muestras extraídas de buzos del ejército polaco antes y después de simular un descenso a 30 metros en cámaras hiperbáricas. Sin tener una idea previa, los investigadores buscan diferencias entre ambos perfiles metabolómicos que puedan atribuirse al efecto de la presión y, si cabe, explicar su relación con enfermedades asociadas al buceo, como las metabólicas y la necrosis ósea.

Esta metodología no es nueva. Empezó con la genómica, que se visualiza por completo para identificar los genes afectados en una enfermedad. Después, se aplicó en la proteómica, pero las proteínas, mucho más complejas, pueden tener cientos de variantes, y ello dificulta bastante su estudio. Así que era cuestión de tiempo que se llegara al análisis del metaboloma, o los metabolitos, en los que repercute la actividad de las proteínas; de ahí su interés en la biomedicina.

Jeremy Nicholson, del Imperial College de Londres, fue el que acuñó el término de metabolómica a raíz de sus pioneros trabajos, en los que asocia la presencia de ciertos metabolitos con la respuesta a los fármacos. Nicholson apostaba recientemente, en un artículo publicado en Nature, por el análisis de las huellas químicas del proceso metabólico como una parte crucial de la medicina individualizada del futuro, en especial en la terapia oncológica. Precisamente, con el grupo de Nicholson colabora Barbas, en concreto en un proyecto para hallar nuevas dianas en enfermedades parasitarias (esquistosomosis).

Otros proyectos que tienen entre manos estos investigadores del Cembio, y que ilustran bien las aplicaciones clínicas de sus trabajos básicos, se realizan sobre enfermedades cardiovasculares, en colaboración con la madrileña Fundación Jiménez Díaz (FJD): "El grupo de Jesús Egido, de la FJD, realiza la parte proteómica y nosotros buscamos metabolitos que puedan servir como marcadores diagnósticos de diferentes patologías cardiovasculares", explica Barbas. "También hemos trabajado sobre modelos animales de diabetes para estudiar el efecto de agentes antioxidantes; uno de ellos es el extracto de romero, un aditivo alimentario autorizado que se ha llevado a un estudio sobre niños diabéticos, junto a Ricardo Gracia, del Servicio de Endocrinología Pediátrica del Hospital La Paz, en Madrid. El trabajo aún está en marcha y, de nuevo, partimos sin marcadores concretos que buscar en las muestras de esos pacientes". A estos proyectos se suma uno para identificar resistencias del tratamiento de la leishmaniosis, y otro, a punto de iniciarse, que emplea muestras de exhalados de pacientes con asma y alergia, "una muestra muy limpia, pues no contiene proteínas ni otras sustancias que interfieren, como ocurre con el plasma".

Lo usual es que los trabajos se inicien al contactar con grupos clínicos en congresos o con relaciones científicas previas, y eso, precisamente, es lo que Barbas valora más de su trabajo: científicos de distintas áreas y conocimientos colaborando con un mismo objetivo.

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