martes, 23 de marzo de 2010

El tendón, castigo del deportista, y responsable del 30% de las lesiones


Miguel del Valle y Francisco Esparza
Miguel del Valle y Francisco Esparza durante las Jornadas de Tendón y Deporte. (Pilar Laguna)

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ESPAÑA
LOS DIFERENTES TRATAMIENTOS DEBEN PRIORIZARSE ANTES DE UTILIZAR LA CIRUGÍA
El tendón, castigo del deportista, y responsable del 30% de las lesiones
Farmacología, cirugía, mesoterapia, hidroterapia, homeopatía y ejercicios excéntricos son algunas de las terapias que pueden utilizarse para el tratamiento de las tendinopatías en los atletas, una de las lesiones que más sufrimiento causan con un pronóstico incierto, y difíciles de recuperar. Su abordaje ha sido el tema principal de unas jornadas en Murcia.


Pilar Laguna. Murcia - Martes, 23 de Marzo de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales.
1. En tendinopatías agudas la cirugía puede dar muy buenos resultados, pero en crónicas se deben probar antes el resto de terapias
2. Los ejercicios excéntricos son útiles para la prevención y la readaptación deportiva, pero se han de aplicar de forma progresiva, ya que son agresivos

La tendinopatía, una de las lesiones que mayor sufrimiento causan al deportista, sigue siendo una patología de evolución incierta a pesar de los muchos abordajes terapéuticos existentes.

"Las lesiones del tendón constituyen más del treinta por ciento del total de lesiones deportivas, pero aún queda mucho por investigar y no hay certeza sobre cuánto influyen en ellas la sobrecarga o los problemas mecánicos", según Miguel del Valle, director de la Escuela de Medicina del Deporte de Oviedo, que ha intervenido en las XX Jornadas Internacionales de Traumatología del Deporte, organizadas por la Universidad Católica San Antonio y la Asociación Murciana de Medicina del Deporte (AMMD).

Francisco Esparza, director del Máster de Traumatología del Deporte de la Universidad Católica de Murcia, reconoce que la tendinopatía es "uno de los grandes miedos del médico del deporte, no por su gravedad, sino por su resultado incierto," y afirma que se trata de una patología multifactorial y desalentadora para el deportista, que normalmente consulta demasiado tarde porque el proceso se desarrolla con lentitud". Entre las más frecuentes están la rodilla de corredor o de saltador, el codo de tenista y el pie de bailarina.

Establecer las causas de la lesión es un paso crítico, según Pedro Manonelles, presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte. "Hay que conocer los factores de riesgo de un deportista particular, pero también el mecanismo de la lesión, que es probable que suceda como una compleja interacción de factores de riesgo internos y externos, pero su mera presencia no es suficiente para provocarla". Según él, atendiendo a un modelo biomecánico, lo que determinaría la lesión es la relación entre la carga y la tolerancia a la carga, bien por provocarse una carga mecánica superior a la que se tolera en circunstancias normales, o por haberse reducido el nivel de tolerancia hasta un punto en que no se soporta dicha carga.

Comparando con un modelo epidemiológico, la carga y la tolerancia a ésta vendrían determinadas también por factores de riesgo internos, factores externos y el propio incidente de la lesión. "Todos influyen, pero los factores de riesgo internos son los que más predicen la tolerancia. Algunos determinantes como las propiedades del material y el tamaño de un ligamento están influidos por la edad, el sexo, tamaño del cuerpo y el diseño del entrenamiento".

Tratamientos
Precisamente no tener un mayor conocimiento sobre la etiología de las lesiones facilita la variedad de tratamientos disponibles, aunque no siempre sean efectivos. Los deportistas peregrinan buscando solución a la dolencia y las opiniones de los médicos del deporte y especialistas en educación física pueden ser muy dispares. Durante las jornadas se han debatido terapias farmacológicas, ondas de choque, homeopatía, mesoterapia, infiltraciones, ecografía intervencionista, fisioterapia, ejercicios excéntricos y técnicas quirúrgicas, pero no hay conclusiones taxativas.

Esparza ha explicado que la última opción sería la cirugía, que sólo da buenos resultados en algo más del 50 por ciento de los casos. "Cuando trabajamos con tendones en buenas condiciones biológicas, que es lo que sucede en tendinopatías agudas, las técnicas quirúrgicas son mucho más exitosas, pero en lesiones crónicas no debería recurrirse a la cirugía al menos hasta seis meses después de haber probado las demás terapias". Quizá la más novedosa sea la ecografía intervencionista, que hace posible vaciar calcificaciones o tratar con sustancias esclerosantes distintas lesiones del tendón, mientras que el futuro está en las terapias génicas, los factores de crecimiento y la ingeniería tisular.

Los ejercicios excéntricos han mostrado utilidad tanto en el ámbito de la readaptación deportiva como de la prevención, especialmente en codo, rodilla y tendón de Aquiles, pero hay que aplicarlos progresivamente porque son muy agresivos. Se combinan con otras terapias farmacológicas y fisioterapéuticas, así como con hidroterapia para mitigar su dureza. "Es un trabajo que tiene mucho daño muscular y hay que dejar el tiempo adecuado de recuperación para volver a la actividad deportiva. Cuando se realizan correctamente aumentan la solicitación sobre el tendón, mejoran su fuerza tensil y, sobre todo, estimulan la secreción de colágeno en los tendocitos", según Alberto Pardo, de la Universidad Católica de Valencia.

Farmacología
El tratamiento farmacológico suele acompañar a otras terapias. Luis Francisco Linares, reumatólogo del Hospital de la Arrixaca, subraya su eficacia para controlar el dolor, neutralizar la inflamación y mantener la función del miembro dañado. "Los fármacos actuales, principalmente analgésicos y antiinflamatorios, apenas han evolucionado, pero podemos mejorar su utilización evitando efectos secundarios que pueden ser más dañinos que la propia tendinopatía". Linares ha subrayado que los AINE no sólo tienen efectos secundarios gastrointestinales, sino también hepáticos, renales, dérmicos, neurológicos, cardiovasculares, hematológicos y respiratorios. "Para tratar a enfermos sin riesgo usaremos los AINE atendiendo a sus efectos adversos y la comodidad de administración, pero para los que presentan factores de riesgo tendremos que individualizar el fármaco y asociarlo a protectores gastroduodenales".

En cuanto a los corticoesteroides, Linares señala que son eficaces en infiltraciones, pero que su administración por vía oral o parenteral debe ser excepcional y quedar para casos seleccionados refractarios a otros tratamientos.

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