martes, 2 de marzo de 2010

La monoterapia, una opción para evitar toxicidad en VIH - DiarioMedico.com


William Burman, Josep María Gatell y Jonathan Shapiro.

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ESPAÑA
EN LOS PACIENTES CUMPLIDORES Y CUYA ENFERMEDAD NO ESTÁ AVANZADA
La monoterapia, una opción para evitar toxicidad en VIH
"El uso de monoterapia en determinados pacientes con virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es la prueba de lo que hemos aprendido del virus", ha afirmado Jonathan Shapiro, del Centro Nacional de Hemofilia Tel Hashomer, de Israel, en el XV Simposio Sida Sitges.


Javier Granda. Barcelona - Martes, 2 de Marzo de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. El hecho de que se utilice la monoterapia en determinados pacientes con VIH es la prueba de lo que se ha aprendido hasta ahora del virus
2. Si es necesario administrar dos o tres fármacos, se hace, quedando la monoterapia restringida a pacientes seleccionados


Jonathan Shapiro, del Centro Nacional de Hemofilia Tel Hashomer, de Israel, ha visitado Barcelona como invitado a la decimoquinta edición del Simposio Sida Sitges. En la presentación a la prensa de los diversos aspectos que se trataron en la reunión científica -patrocinada por Janssen-Cilag-, Shapiro estuvo acompañado por Josep María Gatell, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínico de Barcelona, y por el experto en tuberculosis William Burman, de Denver Public Health, en Colorado (Estados Unidos).

Historia de las terapias
Para el experto israelí, el hecho de que se utilice la monoterapia en determinados pacientes "es la prueba de lo que hemos aprendido del virus. Nos ha llevado un largo viaje el aprendizaje de las resistencias en virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y creo que es un buen ejemplo del trabajo conjunto que han hecho los médicos, los investigadores básicos y clínicos, la industria y los pacientes para entender el virus y mejorar los tratamientos. Nos hemos centrado en el número de fármacos que hay que administrar, pero el concepto real no es ése: hemos diseñado fármacos contra el virus, lo que fue un gran logro, sobre todo comprender el virus y cómo funcionan sus enzimas e inhibirlas", ha destacado, añadiendo que, posteriormente, "al igual que con la tuberculosis, hemos aprendido que es un organismo que muta y cambia".

Según Shapiro, la clave es que se ha aprendido que se debe atacar el virus igual que en tuberculosis, en varias direcciones, "aunque este virus se replica más deprisa, lo que tiene sus pros y contras y lo hace difícil de tratar, por lo que entendimos que debemos dificultar al máximo que el virus cambie. Pero creo que lo que es especial en el VIH es que había feedback (retroalimentación) de médicos, industria y pacientes para diseñar nuevos fármacos que fueran diferentes, al ver que el virus podía escapar de los tres fármacos de la terapia combinada".

Como ha apuntado Gatell, la monoterapia permite administrar, en determinadas circunstancias y en pacientes seleccionados, lopinavir y darunavir, potenciados con dosis bajas de ritonavir.

"Se trata de pacientes que tienen problemas con algunos fármacos: padecen daño renal, hepático, cardiaco u óseo. En esos casos, administrarles un único fármaco ahorra la aparición de muchas toxicidades. Además, deben ser pacientes con muy buena adherencia y muy responsables, con enfermedad no muy avanzada, con una carga viral no muy alta y que acuden a la consulta regularmente y se les puede monitorizar", ha añadido Shapiro.

"Otra de las características del VIH es que es una enfermedad terrible, no se puede fallar en ningún paciente: es una situación rara cuando los pacientes acuden a tu consulta y un 80 por ciento de éxito no basta: hay que lograr el cien por cien de eficacia. No queremos que nadie evolucione, progrese y muera por esta enfermedad y estamos en condiciones de acercarnos mucho a este porcentaje. Y si es necesario administrar dos o tres fármacos, se hace, quedando la monoterapia restringida a pacientes seleccionados. Nunca debe arriesgarse el cien por cien de éxito", ha opinado.

En el campo del VIH las resistencias están estabilizadas o reduciéndose porque, según Shapiro, "ha sido un campo en el que se ha investigado desde muchos puntos de vista".

IMPORTANCIA DE LA INVESTIGACIÓN
Un aspecto resaltado por Josep Maria Gatell fue la introducción en el mercado de fármacos sin resistencias cruzadas con los anteriores y que permiten alcanzar altas tasas de respuesta. "Son los casos de darunavir, etravirina y otros como raltegravir o maraviroc", ha recordado. Pero, para Jonathan Shapiro, la mayor contribución ha sido la educación con ejemplos como el de raltegravir "que no tiene mejor resistencia que los antiguos fármacos pero ahora sabemos usarlo. Las equivocaciones que tuvimos en el pasado no las hacemos con los nuevos fármacos, que son menos tóxicos y con menos efectos secundarios; es importante reconocer que hemos aprendido más. Darunavir es el clásico fármaco antirresistente: los científicos se propusieron como objetivo batir la resistencia y, si el paciente la toma como debe, no la desarrollará". En este campo hay dos poblaciones diana: la mayoría son los infectados recientemente o que empezaron el tratamiento hace 6-7 años. Si se hace bien el trabajo, la resistencia no será un problema en este grupo porque el arsenal terapéutico y los conocimientos permiten el cien por cien de respuesta. "Un segundo grupo, más pequeño, probablemente el 10 por ciento, es el que empezó tratamiento hace muchos años, cuando los fármacos no eran tan buenos como ahora y no sabíamos usarlos. Seleccionaron muchas resistencias y son precisos todos los tratamientos para superarlas. Afortunadamente, este grupo sigue siendo pequeño y no aumenta".

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