viernes, 28 de mayo de 2010

Los nuevos enfermos [Dr. Esteban Rubinstein] Hospital Italiano de Buenos Aires



Ventajas y desventajas de la medicina preventiva
Los nuevos enfermos
La medicina preventiva es eficaz, necesaria y salva vidas. Sin embargo, también puede causar sufrimiento a las personas. Un nuevo libro aborda críticamente el tema.

Dr. Esteban Rubinstein


Los hechos son inestables por naturaleza. Naruz me dijo un día que amaba el desierto porque allí “el viento borra las pisadas de nuestros pasos como quien apaga una vela”. Lo mismo, creo, hace la realidad. ¿Cómo podemos entonces perseguir la verdad?

Lawrence Durrell, Balthazar


Síntesis:

Una mujer de sesenta años se siente muy bien, no tiene ningún síntoma y se considera sana. Decide visitar a un médico para hacerse un chequeo; el médico la revisa, le dice que tiene la presión un poco alta y que está algo excedida de peso, le recomienda que empiece a comer con poca sal, que haga más actividad física, que coma menos grasas y le pide una serie de estudios: análisis de sangre y orina, electrocardiograma, sangre oculta en materia fecal, mamografía, densitometría ósea y papanicolaou. La mujer sale del consultorio, duda, pero finalmente se hace todos los estudios recomendados por el médico y al cabo de dos semanas vuelve a su consultorio. El médico vuelve a tomarle la presión y como nuevamente está alta, ahora le dice a la señora que es hipertensa; luego mira los análisis de sangre y le explica que tiene el colesterol alto y que el azúcar también está un poco elevado. También le explica que la densitometría muestra que tiene osteoporosis. Ante estos hallazgos el médico le indica a su paciente un remedio para bajar la presión, otro para bajar el colesterol y otro para fortalecer los huesos. También le insiste con que se cuide con la sal, las grasas, que coma alimentos con calcio y que haga actividad física. La señora sale del consultorio y ya no es la misma: ahora tiene tres enfermedades nuevas, es una "nueva enferma", es decir, una persona que se siente sana, pero que la medicina le ha encontrado problemas que desconocía y ante los cuales tiene que tomar diferentes conductas. Esta viñeta ocurre a diario en miles de consultorios médicos, pero ¿tiene sentido todo esto? A lo largo de Los nuevos enfermos, el nuevo libro de delhospital ediciones, Esteban Rubinstein, un médico de familia que cree en la medicina preventiva y la practica a diario en su consultorio, se cuestiona algunos aspectos de la prevención y explica, en forma amena y didáctica, cómo funciona la medicina preventiva en relación con lo que le ocurre a un individuo en particular y no a la población en general.

La medicina preventiva es un tema que cada día adquiere mayor relevancia mundial. Pese a que las controversias y debates que genera están en notable aumento en otros países, en Argentina es poca la bibliografía y la difusión en torno a este ámbito de la salud. De todos modos, Los nuevos enfermos, no es un libro centrado en los beneficios de la medicina preventiva, al contrario, se trata de una crítica constructiva a estas acciones, mostrando aquellos aspectos que pueden no ser tan positivos.

Cuando los médicos o los periodistas intentan explicar temas de su práctica cotidiana en los medios de comunicación suelen ocurrir problemas relacionados con simplificar aspectos complejos que requieren cierta elucubración. Por eso, otro aporte importante del libro es que está escrito en forma de ensayo y tiene un lenguaje ameno y sencillo, ya que está dirigido a la población general aunque también seguramente les resultará de interés a los profesionales de la salud.


Todos creemos y aceptamos que la medicina preventiva mejora la calidad de vida de las personas, pero no solemos cuestionarnos si su aplicación puede causar daño.

El médico toma la presión a sus pacientes, los pesa, les pide análisis de colesterol y de glucemia; a las mujeres les realiza un Papanicolau, les pide una mamografía y una desintometría ósea. Quiere cuidarlos; busca detectar riesgos y prevenir daños para ayudar a sus pacientes. En este proceso de búsqueda del riesgo se detectan enfermedades, y así aparecen los 'nuevos enfermos', personas que se sienten sanas a quienes el médico les ha encontrado un problema de salud.

¿Tiene sentido todo esto? ¿Todas las personas que el médico quiere cuidar se benefician con la detección precoz de las enfermedades? ¿Puede uno llamar enfermedades a estos hallazgos? Estos son los interrogantes del autor, un médico de familia que está convencido de la importancia de la Medicina Preventiva y ha dedicado tiempo a reflexionar con sus colegas y sus pacientes acerca del impacto de ser catalogado como enfermo.

Invitamos a compartir la lectura de este libro a todos aquellos interesados en esta apasionante reflexión, tanto a la comunidad en general como a los profesionales de la salud.


Autor:
Esteban Rubinstein: Médico de Familia del Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano de Buenos Aires.


Introducción

Soy médico de familia y una de las tareas más importantes en mi práctica cotidiana es la prevención. Casi todos los días, en el consultorio, intento ofrecerles a mis pacientes ciertas prácticas preventivas con el objetivo de mejorar su salud. Con mis colegas de Medicina Familiar nos pasamos largas horas discutiendo cuáles prácticas preventivas tiene sentido realizar y cuáles no; revisamos la literatura médica, discutimos acerca de la evidencia científica que avala el beneficio de ofrecerlas a nuestros pacientes y compartimos nuestras dudas con colegas de otras especialidades. Estoy convencido de que la Medicina Preventiva es eficaz, útil, necesaria, importante y que salva vidas y evita sufrimientos, y por eso ejerzo este trabajo con mucho placer y orgullo. Sin embargo, soy conciente de que es una tarea compleja, ya que se realiza con individuos básicamente sanos, y la principal premisa que debe tener todo médico es la de “primum non nocere”; es decir, “ante todo: no dañar”; en ese sentido, la Medicina Preventiva tiene también desventajas y puede causar sufrimiento a las personas. En este libro me propongo revisar las ventajas de algunas prácticas preventivas, pero también voy a describir algunas desventajas, que afortunadamente no suelen ser graves, pero que creo que vale la pena discutir y conocer.

Este libro está dirigido a los pacientes en general, a mis pacientes en particular, con quienes he aprendido a lo largo de estos años de trabajo, y también a mis colegas y a otros profesionales de la salud que ven pacientes en el consultorio. No es un Manual de Prácticas Preventivas y no intenta ser exhaustivo. Voy a describir solamente algunas de estas prácticas, a modo de ejemplo, con el objeto de relatar algunas experiencias en ciertas consultas; es decir, situaciones de las que he participado en el ámbito íntimo del consultorio. Creo que es la mejor forma de hacerme entender ya que se trata, de alguna manera, de mi experiencia. No obstante, soy conciente de que al trabajar mayormente con pacientes de clase media de la Ciudad de Buenos Aires, mi experiencia es limitada y está, sin duda, sesgada por el tipo de personas que atiendo. De hecho, muchos lectores, con razón, podrán encontrar objeciones relevantes en el sentido de que este libro no representa lo que ocurre con la Medicina Preventiva en la mayor parte del país. Es cierto: el principal problema de la prevención en la Argentina y en Latinoamérica no está relacionado con las tensiones que a veces pueden ocurrir entre las ventajas y las desventajas de las prácticas preventivas en el ámbito de la consulta ambulatoria, sino con que gran parte de la población directamente no tiene acceso a ningún tipo de práctica preventiva. Pero ese sería otro libro. Aquí simplemente quiero hablar de algunos temas, de mis pacientes, de mi práctica, de mi experiencia y de mis dudas. Este es el objetivo de este libro, y espero que valga la pena.

Por último, también soy conciente de que la Medicina Preventiva excede el ámbito del consultorio y del caso individual y es particularmente útil para aplicarla en grandes poblaciones (la Salud Pública, la Atención Primaria como estrategia); sin embargo, creo que este libro, basado en relatos pequeños, de algunos casos, quizá también pueda serle útil a las personas que se dedican a tomar decisiones gerenciales y políticas en relación con la salud. Y digo esto porque detrás de cada decisión de políticas de salud que involucra a grandes poblaciones está el ámbito íntimo de cada caso, el paciente que consulta para que le brindemos los adelantos de la ciencia y de la tecnología para prevenir y tratar precozmente las enfermedades, pero también nos pide que lo cuidemos, que lo tengamos en cuenta, que lo escuchemos, que le expliquemos, que no decidamos por él; en suma, que no lo dañemos.

Reflexiones finales

En algún momento de la escritura de este libro pensé en cambiar el subtítulo “Ventajas y desventajas de la Medicina Preventiva” por “La complejidad de la Medicina Preventiva”. Finalmente me decidí por el primero porque me parece más claro para el lector no especializado; sin embargo, en realidad el segundo subtítulo creo que expresa más lo que me pasa con la Medicina Preventiva: cada día me resulta más compleja.

Volviendo al subtítulo del libro, creo que de algún modo he hipertrofiado el desarrollo de las desventajas en detrimento de las ventajas. De hecho, todos los pacientes que figuran con un nombre, desde Daniela T hasta María D, en realidad fueron presentados para ejemplificar aspectos complejos (¿desventajas?) de la Medicina Preventiva. Me parece una injusticia con mi trabajo y con el de todos los médicos que nos dedicamos a la prevención no haberle puesto nombre a los innumerables pacientes que he visto a lo largo de estos años, a quienes he ayudado y ayudo gracias a las herramientas que me provee la Medicina Preventiva y cuya historia no tiene elementos controvertidos o complejos. Es injusto no mencionar a muchos pacientes a quienes di consejo para dejar de fumar, dejaron, y gracias a haber dejado no se enfermaron de todas las enfermedades que provoca el tabaquismo; a los hipertensos e hipercolesterolémicos que detecté y traté y que gracias a esa acción no han sufrido complicaciones vasculares y a innumerables pacientes a quienes ayudé gracias a las prácticas preventivas. El problema es que en estos casos es difícil saber quién es quién. Un paciente a quien ayudé a dejar de fumar me puede agradecer porque no siente más olor a cigarrillo en su casa, o porque respira con menos dificultad, pero no me puede decir: “gracias a Ud. doctor, yo no me morí de un infarto”.

Es muy importante no olvidar que la Medicina Preventiva tiene enormes ventajas. En varias oportunidades intenté poner al lector en situación con frases tales como: “creo en la Medicina Preventiva”, “estoy orgulloso de ejercerla”, “estoy convencido de que es eficaz y salva vidas”, etc.; pero debo reconocer que los conceptos más importantes que he querido transmitir están más relacionados con las desventajas, siendo que en la mayoría de los ámbitos se da por sentado que la Medicina Preventiva es inocua y que solo tiene ventajas. En ese sentido, hice una búsqueda en Internet y, tanto en español como en inglés, aparecen miles de textos con las palabras “Medicina Preventiva” y “ventajas” mientras que con las palabras “Medicina Preventiva” y “desventajas” los textos que aparecen pueden contarse con los dedos de la mano. Este dato no hace más que confirmar mi hipótesis de que no se habla mucho de las desventajas.

Más allá de todo esto, me resulta interesante cómo este libro tiene cierta semejanza con lo que ocurre con la práctica médica: el médico tiene una agenda y el paciente tiene otra; el resultado siempre es una mezcla. Digo esto porque a partir de la intervención de las voces de los pacientes y colegas en el texto me da la sensación de que las desventajas (o los riesgos) que yo he querido mostrar han sido minimizados o soslayados por los pacientes (y por la médica residente) en pos del ideal de la prevención. Parecería que mi interés por las implicancias de “enfermar a los sanos” y por encontrar una nueva nomenclatura para estas “nuevas enfermedades” (o “hapres”) es, al fin de cuentas, una preocupación mía y que los pacientes (y la médica residente) lo resuelven de una manera más práctica, sin hacerse tanto problema por si la hipertensión o el cáncer de mama detectado por mamografía son enfermedades o riesgos. No lo sé. Evidentemente, no puedo dejar de reconocer que este libro surge a partir de mi inquietud al ver todos los mecanismos que se ponen en juego en mis pacientes cuando se desencadena la maquinaria de la Medicina Preventiva y en cómo me angustia mi dificultad para utilizar palabras adecuadas para explicar. También me inquieta comprobar cómo la Medicina se entromete cada vez más, mediante las prácticas preventivas, en la vida de las personas sanas, a quienes cada vez les ofrecemos y les recomendamos más estudios diagnósticos y más tratamientos farmacológicos. Pero bueno, dejemos que la historia siga su curso, aceptemos la incertidumbre de este camino que estamos recorriendo y simplemente estemos abiertos a escuchar más voces, más historias, más anécdotas, que ayuden a este trabajo chiquito, íntimo y apasionante, de lo que ocurre en un consultorio entre un médico y su paciente que, como dije en la introducción, nos pide algo muy simple y a la vez muy complejo, nos pide que lo cuidemos, que lo tengamos en cuenta, que lo escuchemos, que le expliquemos, que no decidamos por él; en suma, que no lo dañemos.


Información Bibliográfica


" Los nuevos enfermos"

Ventajas y desventajas de la medicina preventiva / Autor: Dr. Esteban Rubinstein
ISBN: 978-987-1639-00-7 // 164 pp.


Índice

Introducción
Prevención primaria
Prevención secundaria
Los nuevos enfermos
Tiempo de anticipación diagnóstica
Mirta G
Teresa H
La incertidumbre del individuo con un hapre
El riesgo
La importancia de no dañar
La vida cotidiana de las personas con hapres
El consejo médico
El chequeo médico
Una charla sobre prevención con una médica residente
Reflexiones finales
Bibliografía

Consultas e informes: dhediciones.info@hospitalitaliano.org.ar

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