jueves, 19 de agosto de 2010

Las muertes por ataque cardiaco aumentan con los retrasos en la atención: MedlinePlus



Las muertes por ataque cardiaco aumentan con los retrasos en la atención
Un estudio halla un aumento de 10 por ciento en la mortalidad con cada hora que pasa entre la llamada y el tratamiento



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http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_102345.html (*estas noticias no estarán disponibles después del 11/16/2010)

Traducido del inglés: Miércoles, 18 de agosto, 2010

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MARTES, 17 de agosto (HealthDay News/HolaDoctor) -- Un nuevo estudio europeo halla que las muertes por ataques cardiacos graves aumentan en cerca de 10 por ciento por cada hora de retraso entre el momento en que el paciente llama una ambulancia hasta que recibe tratamiento en el hospital.

Investigadores de Dinamarca analizaron datos de registros médicos daneses de enero de 2002 a diciembre de 2008 de 6,209 pacientes llevados en ambulancia a tres hospitales importantes por infarto del miocardio con elevación del segmento ST (IMEST), un tipo particularmente grave de ataque cardiaco causado por la obstrucción de una arteria.

En los pacientes que sufren este tipo de ataque cardiaco, cuanto más tiempo pase obstruida una arteria, más daño habrá en el músculo cardiaco y mayores serán las oportunidades de muerte, según explicó el Dr. Christian Juhl Terkelsen, cardiólogo del Hospital Universitario Aarhus de Dinamarca.

Durante un período de seguimiento de una media de 3.5 años, 15.4 por ciento de los pacientes murió en el grupo que esperó menos de una hora desde la llamada a la ambulancia hasta el momento en que recibió tratamiento en el hospital, frente a 23.3 por ciento de los tratados antes de dos horas, 28.1 por ciento de los tratados después de dos horas pero antes de tres y 33.8 por ciento de los tratados después de tres horas pero antes de cuatro.

Las investigaciones anteriores se habían enfocado en retrasos en ese tipo de atención (conocidos como retraso de la puerta al balón, pues el tratamiento preferido se conoce informalmente como angioplastia con balón), anotaron los investigadores, Sin embargo, éste es el primero en documentar los retrasos desde el momento en que el paciente llama la ambulancia con aumentos en el riesgo de muerte, señaló Terkelsen.

"Nuestro mensaje es que debemos enfocarnos en todos los retrasos del sistema de atención de la salud, que con frecuencia comienza al llamar la ambulancia", señaló Terkelsen.

El estudio aparece en la edición del 18 de agosto de la Journal of the American Medical Association.

Los tres hospitales que se incluyeron en el estudio fueron centros de alto volumen que ofrecen intervención percutánea coronaria (IPC), también conocida como angioplastia con balón, en la que se introduce un catéter en una arteria y luego se infla un balón en el extremo interior para ayudar a expandirla. Usualmente, al retirar el tubo, se deja una endoprótesis, una estructura de malla metálica, para evitar que la arteria vuelva a estrecharse.

Todos los pacientes recibieron tratamiento en un plazo de doce horas con IPC y 2 por ciento de ellos recibió además tratamiento previo con anticoagulantes para restablecer el flujo sanguíneo.

Según el estudio, en Dinamarca, el IPC se convirtió en el tratamiento recomendado para ataques cardiacos IMEST en 2003. Las investigaciones señalan que la IPC es más efectiva que tratamientos más antiguos, como anticoagulantes, aseguró Terkelsen.

Sin embargo, en los EE. UU. no todos los hospitales cuentan con equipos para IPC, señaló Christopher Granger, director de la unidad de atención cardiaca del Centro Médico de la Universidad de Duke.

Incluso los hospitales que ofrecen IPC no cuentan necesariamente con equipo médico disponible las 24 horas todos los días para realizar rápidamente el procedimiento, señaló Granger.

Esto hace que sea crítico llegar al tipo adecuado de hospital, uno que cuente con un laboratorio de cateterización en el que se pueda activar el personal rápidamente en caso de que vaya a llegar un paciente de IMEST, agregó Granger.

Un paso clave para activar el laboratorio de cateterización es asegurarse de que los paramédicos puedan diagnosticar el ataque cardiaco camino al hospital, aseguró Granger. Para hacerlo, las ambulancias necesitan estar equipadas con máquinas de electrocardiografía de doce derivaciones, que pueden diagnosticar las señales de IMEST.

Aunque todas las ambulancias de Dinamarca tienen electrocardiografía de doce derivaciones, no es así en las ambulancias de los EE. UU., se lamentó Granger.

Incluso si los paramédicos diagnostican IMEST, no es ideal llevar al paciente a un hospital que no pueda realizar IPC.

"El tiempo desde la llamada al 911 hasta que se abra la arteria es un pronosticador independiente muy potente de la supervivencia a largo plazo", aseguró Granger. "Cuanto más rápido se llegue a un hospital que pueda realizar IPC, mayores serán las posibilidades de sobrevivir".

Cerca de 400,000 personas en los EE. UU. sufren un ataque cardiaco IMEST al año, según la American Heart Association, que está colaborando con hospitales y servicios médicos de emergencia para desarrollar sistemas regionales más coordinados para la atención de ataques cardiacos. El programa, conocido como Mission: Lifeline, hace un llamado a un nuevo método para mejorar los resultados, como capacitar paramédicos en el uso de electrocardiografía de doce derivaciones y protocolos que los instruyan a evitar hospitales que no ofrezcan IPC y en cambio a buscar a los que lo hacen rápidamente, aun si el hospital está más lejos.

"Lo que está claro es que hay que diagnosticar antes de llegar al hospital. Es necesario redirigir a los pacientes a hospitales que puedan ofrecer IPC rápidamente, en cuestión de treinta minutos", aseguró Juhl. "Y cuando llegan los pacientes, no deben acudir ni a la sala de emergencias, ni a la unidad de cuidados intensivos ni al área de atención coronaria. Deben ir directamente al laboratorio de cateterización".

Los pacientes también deben tener en cuenta que deben llamar al 911 si experimentan síntomas de ataque cardiaco, como opresión y dolor en el pecho, falta de aire y fatiga, concluyó Granger.


Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Christian Juhl Terkelsen, M.D., Ph.D., cardiologist, Aarhus University Hospital, Aarhus, Denmark; Christopher Granger, M.D., director, cardiac care unit, Duke University Medical Center, Durham, N.C.; Aug. 18, 2010, JAMA


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