miércoles, 10 de noviembre de 2010

El trasplante de donante vivo de hígado se perfila como posible solución - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
LOS AVANCES EN INMUNOSUPRESIÓN HAN DISMINUIDO LA TASA DE RECHAZO GRAVE TRAS EL TRASPLANTE
El trasplante de donante vivo de hígado se perfila como posible solución
La creciente demanda de órganos obliga a buscar vías alternativas al donante cadáver, que ha disminuido debido a la reducción de víctimas de accidentes de tráfico. Así, el trasplante de donante vivo de hígado se perfila como una posible solución para atender las necesidades actuales, según ha dicho Pablo Ramírez en el XXVIII Congreso Nacional de Cirugía.


Redacción - Jueves, 11 de Noviembre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.


A pesar de que España es líder mundial en donación de órganos, en los últimos cinco años, coincidiendo con la puesta en marcha de la Ley de Circulación Vial, el número de víctimas por accidentes de tráfico ha disminuido y con ello el número de donantes cadáver. Esta situación, unida al hecho de que el trasplante hepático gana nuevas indicaciones, obliga a buscar nuevas vías para atender la demanda actual. "El donante vivo podría ser un recurso para paliar la escasez de órganos, lo que le confiere el rango de necesidad ética de primer orden", ha señalado Pablo Ramírez, catedrático de Cirugía del Hospital Virgen de La Arrixaca, en Murcia, y miembro de la Sección de Trasplantes de la Asociación Española de Cirujanos, cuyo XXVIII Congreso Nacional se clausura hoy en Madrid.

En la actualidad, la edad media del donante cadáver de hígado por accidente cerebro-vascular en nuestro país supera los 65-70 años de edad. "La mayor parte de estos órganos son funcionalmente adecuados, trasplantándose en ocasiones el hígado de personas fallecidas mayores de 80 años". Por el contario, el perfil del donante vivo necesario para asegurar el éxito de intervención es el de una persona sana menor de 50 años.

Cada año, más de 1.100 personas reciben un nuevo hígado, el segundo órgano trasplantado en nuestro país después del riñón, con algo más de 2.000 intervenciones. El alcohol y las enfermedades víricas, con un enorme protagonismo en la última década, son las principales causas de cirrosis hepáticas que acaban precisando un trasplante hepático en España. Una vez efectuada la intervención, el hígado trasplantado asume perfectamente las tareas del de uno sano, ofreciendo muchos años de supervivencia (por lo general, más de veinte). No obstante, como ha indicado Ramírez, "el trasplante no siempre cura la enfermedad del paciente, ya que en ocasiones esta vuelve a afectar al hígado después del trasplante, como en la recidiva de la hepatopatía crónica por virus C".

Entre las complicaciones del trasplante, además del mayor riesgo de infecciones debido a la inmunosupresión, Ramírez ha destacado el rechazo del hígado trasplantado. Sin embargo, en los últimos años los avances en el tratamiento de la inmunosupresión han logrado disminuir significativamente la tasa de rechazo grave tras el trasplante. "La introducción en clínica de los anticalcineurínicos fue clave hasta el punto de que en la actualidad se controla prácticamente la totalidad de los casos sin que se pierdan injertos por este motivo".

Una vez fuera del hospital, el grado de reincorporación a la vida familiar, social y profesional dependerá sobre todo de la edad y situación previa del paciente al trasplante. Por lo general, las personas de mediana edad recuperan la normalidad en sus vidas a todos los niveles. "No ocurre así en las personas mayores de 65-70 años y en los profesionales que por su trabajo requieran de un gran esfuerzo físico, que solo alcanzan normalidad en las esferas familiar y social".

Retos futuros
Veinticinco años después del primer trasplante hepático en España, esta cirugía ronda una tasa de mortalidad durante el primer mes inferior al 10 por ciento mientras que la supervivencia al año se sitúa por encima del 80 por ciento, "algo impensable en la década de los setenta, cuando el reto fundamental de los cirujanos era que el paciente no falleciera en el quirófano o en los primeros días tras la intervención por complicaciones técnicas".

Pese a que España encumbra la lista de donaciones y trasplantes con éxito, las líneas actuales de investigación van encaminadas a solucionar dos de los retos más importantes que todavía limitan el trasplante hepático: la escasez de órganos, donde empieza a despuntar como la solución más idónea el donante vivo, y los efectos secundarios de la inmunosupresión. "Para poder atender mejor la demanda en un futuro, en la actualidad se investiga además en diferentes líneas experimentales como son el xenotrasplante -que consiste en el trasplante del hígado procedente de un cerdo transgénico-, los hígados bioartificiales o el trasplante celular".

En cuanto a los efectos secundarios de la inmunosupresión, "los estudios actuales se centran en la búsqueda de marcadores biológicos que puedan predecir el grupo de pacientes que va a tolerar la retirada completa de la inmunosupresión".
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