jueves, 25 de noviembre de 2010

Oídos "biónicos" para una beba de apenas un año - lanacion.com

Oídos "biónicos" para una beba de apenas un año
Es la paciente más pequeña que recibió dos implantes cocleares

Jueves 25 de noviembre de 2010 | Publicado en edición impresa

Fabiola Czubaj
LA NACION



Oídos "biónicos" para una beba de apenas un año
Emilia, en brazos de su mamá, Alejandra Fornales, bajo la atenta mirada de la profesora Norma Pallares. Foto LA NACION / Graciela Calabrese


Los ojos de Emilia se mueven vivaces para captar cada detalle de las personas y los objetos que la rodean. Con 14 meses de vida, responde con enorme curiosidad y el dedito índice en alto cada vez que oye su nombre. Luego, les regala sonrisas y muecas a todos los que la rodean. Nadie, fuera de sus padres, hermanas y médicos, diría que nació con sordera profunda.

Ella es la paciente más chiquita en el país a la que se le colocó el implante coclear más pequeño del mundo de manera simultánea en ambos oídos. El dispositivo, que mide apenas 3,9 milímetros y es un 40% más pequeño que el que se utiliza habitualmente, fue la mejor opción para la beba a la edad mínima permitida para esta cirugía.

"Más allá del shock y el dolor inicial que nos causó el diagnóstico y la idea de que no iba a poder oír, quisimos buscar la mejor solución posible -relató Alejandra Fornales, la mamá de Emilia-. No hay que paralizarse y lo más importante es tratar de no negarse a uno mismo el problema y enfrentarlo para tratar de resolverlo con todo lo que esté al alcance."

El implante coclear es un dispositivo electrónico que reemplaza la función del oído. Su función es transformar los sonidos en señales eléctricas que estimulan las fibras nerviosas del oído interno o cóclea. Eso se logra mediante un procesador de sonidos externo, que, en el caso de Emilia, transmite esas señales hasta un grupo de 22 electrodos colocados en la cóclea (ver infografía).

Con un control remoto, los padres de la beba pueden activar o desactivar los dos implantes, controlar el volumen con que la nena percibe los sonidos y hasta conocer al instante si las piezas externas, que se adhieren al cráneo mediante un imán, o los procesadores, que se colocan detrás de las orejas, están en su lugar.

"Muchas veces se los saca y viene hasta el sillón, donde estamos todos sentados, para que se los volvamos a colocar -relató el papá, Gustavo Succurro-. Cuando se enoja o está fastidiosa porque tiene sueño, por ejemplo, muchas veces se los quiere sacar... O cuando la retamos, también hace el gesto para sacárselos."

Emilia llegó al Centro de Implantes Cocleares, que dirige el profesor doctor Vicente Diamante, antes del año de vida. Allí, confirmaron el diagnóstico de hipoacusia profunda bilateral y, luego de varias pruebas más, Diamante y su equipo realizaron la cirugía. Recién un mes después, hace dos semanas exactamente, la profesora Norma Pallares "encendió" el implante.

"Me acuerdo de ese primer momento y se me pone la piel de gallina. Fue una gran emoción -describió el papá-. De pasar a que en casa no daba ninguna respuesta, ver ese día que se quedaba concentrada o atenta a algo y, ahora, que reacciona a todos los ruidos que hacemos nos sigue emocionando. Además, en casa, tiene a las hermanas, que son dos «profesoras» que le van a hacer escuchar de todo... Lucía, de 8, y Victoria, de 5, son las mejores estimuladoras que puede tener."

Y en esa casa, todos están entrenados de alguna manera. Victoria nació con hipoacusia moderada y recién a los 3 años, después de consultar con varios especialistas, los padres dieron con el audífono que necesitaba. "Cuando nació Emilia, pedimos que se le hiciera el test auditivo neonatal", dijo Alejandra. Y Diamante apuntó: "Una de las condiciones fundamentales para el éxito o el fracaso total es el aporte de la familia".

Graves y agudos

El implante permite oír todas las frecuencias, de las graves a las agudas. Por eso, está provisto de programas que ayudan al oído a empezar a recibir los ruidos y sonidos más suaves al principio. "Los chicos que no pueden usar audífono por la gravedad de la sordera directamente deben recibir el implante coclear bilateral simultáneo -explicó Diamante-. Si tuvieran otros problemas, como un desarrollo neuromuscular muy lento o lesiones neurológicas por las mismas causas que les provocaron la sordera, que son muchísimas, lo mejor es colocar primero el implante en un solo oído y ver cómo evoluciona, para recién después colocar el segundo implante."

En general, agregó el experto, que sólo este año realizó unos 120 implantes pediátricos (40 bilaterales simultáneos o secuenciales), la apertura del canal auditivo con este dispositivo hace que los chicos comiencen inmediatamente a desarrollar habilidades. "Empiezan a caminar, perfeccionan sus movimientos finos y se conectan con el mundo exterior -enumeró-. Y lo más importante es que desarrollan el habla como si hubiesen nacido normoyentes. De hecho, Emilia va a empezar a hablar al mismo tiempo que el resto de los chicos. Está demostrado que los que vivieron en silencio absoluto en el primer año a los dos alcanzan igual que los chicos oyentes el 100% de captación de palabras."

En el primer control auditivo de Emilia, los resultados fueron óptimos. "Su cerebro está en su plenitud para realizar cambios y aprender", dijo Pallares, que no olvidará las primeras reacciones de la beba al oír.
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