martes, 15 de marzo de 2011

La terapia precoz reduce el impacto de los TEA - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
EL PROBLEMA SUELE PASAR DESAPERCIBIDO
La terapia precoz reduce el impacto de los TEA
La morbilidad de los trastornos del espectro autista crece, pero también las terapias, según se ha dicho en XIII Curso Internacional de Actualización en Neuropediatría y Neuropsicología Infantil, celebrado en Valencia.


Enrique Mezquita - Martes, 15 de Marzo de 2011 - Actualizado a las 00:00h.



Fernando Mulas, director del Instituto Valenciano de Neurología Pediátrica (Invanep).



Al margen del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), que es la patología neuropsicológica que con más frecuencia se observa en las consultas de neuropediatría, el XIII Curso Internacional de Actualización en Neuropediatría y Neuropsicología Infantil, celebrado en Valencia, también ha prestado especial atención a los trastornos del espectro autista (TEA), cuyo impacto va creciendo en morbilidad.

Según las estadísticas, el 0,6 por ciento de la población padecería un TEA; desde una perspectiva infantil, la cifra sube a un afectado por cada 256 niños. Este aumento también se observa en posibilidades terapéuticas.

El trastorno del espectro autista tiene un diagnóstico clínico y se apoya en baterías y estudios que son de carácter neuropsicológico

En este contexto, "el diagnóstico precoz y la intervención temprana son los dos factores claves para reducir el impacto de los TEA", según ha explicado a Diario Médico Fernando Mulas, organizador del curso y director del Instituto Valenciano de Neurología Pediátrica (Invanep).

Primeros problemas

Mulas ha señalado que "los TEA no deben confundirse con el autismo grave, sino que se trata de niños que están empezando a mostrar en los primeros años de vida, sobre todo en el primero, diversos problemas de interacción social y comunicación, movimientos raros de intereses particulares, estereotipias, etc.".

En este campo son básicas las técnicas de tipo cognitivo-conductual y la creación de centros o grupos de trabajo específicos

En este sentido, ha matizado que "el problema es que muchas veces pasan desapercibidos porque se espera a ver cómo evolucionan espontáneamente, lo que supone una clara equivocación. La consecuencia de esta situación es que se produce un diagnóstico tardío". Sin embargo, gracias al interés social creciente y a la preocupación a nivel médico, psiquiátrico y educativo, "hemos pasado de diagnosticar los casos a los 4, 5 ó 6 años a hacerlo antes de los 18 meses".

Mulas ha hecho hincapié en este aspecto, ya que "los programas de detección e intervención temprana rigurosos son fundamentales para evitar que estos casos evolucionen mucho peor y que esos niños se conviertan en adultos dependientes de programas de intervención psicopedagógica, educativa, apoyo social, etc.".

En su experiencia, las claves de esta exitosa y decisiva intervención temprana descansan en "técnicas de tipo cognitivo-conductual, que pueden variar en función de los profesionales, y en la creación de centros o grupos de trabajo que se dediquen específicamente a los niños con TEA".

En cualquier caso, ha insistido en que "la frecuencia de trabajo con estos niños no puede ser de un par de horas semanales, sino que ha de extenderse como mínimo a cinco veces semanales".

Respecto al abordaje farmacológico de los TEA, el especialista ha apuntado que "hoy por hoy no existe ninguno que lo cure, aunque hay tratamientos que mitigan significativamente algunos de sus efectos o manifestaciones".

Crisis epilépticas

Por ejemplo, el antipsicótico risperidona se emplea para los problemas de conducta, de hecho es el único fármaco aprobado en España para los TEA. Y los antiepilépticos también se emplean en subgrupos; según los estudios entre el 30 y el 40 por ciento de los niños con TEA tienen trastornos de naturaleza epiléptica y, de ellos, la mitad tienen crisis epilépticas".

Respecto a los indicios que pueden hacer sospechar un caso de TEA, destacan los trastornos de la interacción social -el niño no mira, no se comunica o se aísla- y del lenguaje -retraso a la hora de empezar a hablar, aunque en ocasiones puede confundirse con trastornos específicos del lenguaje-, además de conductas o movimientos repetitivos o atípicos.

Mulas ha señalado que el TEA tiene un diagnóstico clínico y se apoya en baterías y estudios neuropsicológicos. "La prueba estándar es la Escala de Evaluación del Autismo Infantil (CARS), que puede realizar cualquier pediatra perfectamente. Además, los especialistas contamos con baterías específicas para los TEA, como la entrevista estructurada ADI-R o el sistema estandarizado de observación de la conducta ADOS".



El modelo valenciano

Fernando Mulas ha destacado que "el modelo que está desarrollando la Comunidad Valencia en el tema del TEA es ejemplar, ya que la Consejería de Sanidad dedica un montante de entre 6.000 y 8.000 euros anuales por niño diagnosticado para que pueda hacer terapia semanal hasta cumplir los seis años". En este sentido, ha remarcado que el dinero no se entrega a los padres, sino a los centros especializados, concertados y aprobados para que puedan impartir esa terapia. En su opinión, "el modelo valenciano debería exportarse al resto del país".

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