miércoles, 13 de abril de 2011

El efecto del estrés en el aprendizaje es variable - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
DEPENDE DE LA PERSONALIDAD DE CADA SUJETO
El efecto del estrés en el aprendizaje es variable
Carmen Sandi dirige el Laboratorio de Genética del Comportamiento en el Brain Mind Institute, de Lausana (Suiza). Es la coordinadora del proyecto europeo MemStick, en el que participa el Instituto Cajal, del CSIC.


Sonia Moreno - Miércoles, 13 de Abril de 2011 - Actualizado a las 00:00h.


Carmen Sandi ha coordinado el proyecto europeo MemStick.


La científica española Carmen Sandi investiga en el Brain Mind Institute de la Escuela Politécnica Nacional Suiza (EPFL) en el campo de la memoria y el aprendizaje, y en cómo influye el estrés en estos procesos. Sandi ha participado en el encuentro de cierre del proyecto MemStick, donde varios grupos de investigación europeos estudian los déficits de memoria y su relación con las enfermedades neuropsiquiátricas. El Instituto Cajal, del CSCI, en Madrid, uno de los centros que integran este consorcio, acogió la reunión.

La investigadora, que al hablar parece inmune al estrés, ha comentado los resultados del proyecto, así como los de sus investigaciones y un avance sobre lo último en que está trabajando: cómo la exposición al estrés temprano puede predisponer para la agresividad.

El proyecto 'MemStick' nos ha permitido avanzar en el conocimiento de un área muy nueva; no tiene sentido que se detenga ahora

-El estrés tiene mala fama, pero usted investiga su parte positiva.

-Y la negativa también. Es un concepto muy amplio. Hay investigadores en el campo del estrés que piensan que sólo dejamos de tenerlo cuando nos morimos. Una asuencia total de estrés normalmente se debe a la falta de motivación y eso afecta a mecanismos importantes para procesar la información y para memorizar. Tiene incluso una explicación evolutiva: lo que no nos preocupa ni nos altera no es relevante para aprender. El aprendizaje implica un reto.

-¿Así que el estrés beneficia a la memoria?

-Sí, al aprendizaje. Una vez que aparece el estrés, se activan los sistemas de noradrenalina y glucocorticoides que pueden afectar a elementos muy básicos en el procesamiento de la información y en la plasticidad. En nuestras investigaciones hemos visto que cuando hay un estrés moderado y está bien acoplado a la tarea (aparece de forma simultánea, no mucho antes), los glucocorticoides inciden en los niveles de glutamato, elemento clave en el procesamiento de la información, y eso facilita la incorporación de los receptores AMPA a nivel sináptico. Es una de las formas que utiliza el estrés para modular el aprendizaje. Estamos viendo que si la tarea es lo suficientemente larga, el estrés también puede estar influyendo en la adquisición de la memoria y aquí es donde intervienen los efectos del glutamato y de los receptores AMPA.

-En cambio, un exceso de estrés es contraproducente...

-Se produce una especie de U invertida, unos efectos bifásicos, que ya se habían postulado desde hace años. Sin embargo, nos dimos cuenta revisando la literatura de que nadie había manipulado en la misma tarea distintos niveles de estrés para demostrar realmente que un nivel intermedio es positivo y uno alto es negativo. Eso lo hemos visto también en mi laboratorio. Al jugar con los niveles de estrés se constata que el más alto es negativo, aunque resultan muy importantes las diferencias individuales. Lo hemos hecho con ratas: desarrollamos cuatro tipos diferentes de personalidad y dos de ellos siguen la U invertida -trabajan mal con alto y bajo estrés-, pero hay un perfil que trabaja bien con bajo estrés y mal con alto, y otro, al contrario.

-¿Se puede extrapolar a los caracteres humanos?

-Podría decirse que una respuesta buena al estrés elevado aparece en personalidades que no son ansiosas. La gente con más ansiedad se bloquea con más facilidad ante el estrés alto.

-Dejando a un lado el estrés, ¿se podría potenciar la memoria de forma química?

-Ya existen potenciadores cognitivos que funcionan, como los fármacos empleados en el TDAH. Pero se está viendo que lo importante en la memoria es el aprendizaje. Ahí están los casos de esas personas que recuerdan todo, al detalle, pero no necesariamente tienen una capacidad de aprendizaje muy grande. Lo interesante es entender cómo se producen estos procesos a nivel neurobiológico para así encontrar nuevas dianas moleculares útiles.

-¿Aplicables a enfermedades con déficit cognitivo?

-También. De hecho, el objetivo del proyecto europeo MemStick es estudiar los déficits de memoria asociados a enfermedades psiquiátricas y al envejecimiento. Ponemos etiquetas a estos procesos cerebrales, pero en realidad todo es lo mismo: el estrés genera depresión, ansiedad y problemas cognitivos, como alteraciones de memoria de trabajo y de atención.

-¿Qué han averiguado después de tres años de proyecto?

-El objetivo era hallar dianas moleculares centrándonos en las moléculas de adhesión celular (CAM), y más específicamente en las de adhesión neural sináptica (NCAM). Hemos identificado que las NCAM son muy abundantes, no se expresan sólo en la sinapsis; hay otras moléculas menos abundantes pero que se expresan sobre todo a nivel sináptico y tienen un gran potencial de afectar a procesos de cognitivos. Trabajamos en la identificación de nuevas moléculas que se modulan de forma importante en el estrés y tienen un correlato con la capacidad de memoria. Estamos entendiendo estos procesos a nivel fisiológico, funcional y morfológico. Además, el grupo danés del proyecto ha desarrollado unos péptidos capaces de mimetizar, activar o inhibir estas moléculas, lo que nos ha permitido investigar en la modulación del proceso de memoria, e incluso podrían conducir a fármacos. La verdad es que el proyecto, cuya financiación acaba este mes, se encuentra ahora en lo más interesante. Resulta muy artificial un proyecto de tres años en un tema de investigación tan nuevo como éste.

-Otra línea de trabajo de su laboratorio es el papel de determinados alimentos en la memoria.

-Parece que ciertos compuestos de frutas, que tienen efectos antioxidantes, también logran una mejora en las capacidades cognitivas, y quizá incluso en el envejecimiento general. Pero aún estamos investigando.

-Los estudios sobre alimentos y memoria son contradictorios.

-Son complejos, porque hay otros factores que interaccionan, desde los genéticos a los biográficos de cada individuo. Pero estamos viendo cosas muy claras en el plano experimental, a nivel molecular.

-Lo mismo ocurre con el entrenamiento de la memoria. ¿Es realmente útil?


-Sí, aunque en los estudios también hay que tener en cuenta la metodología que se emplea. De nuevo, creo que existe una parte importante de variabilidad, del individuo; poco a poco tendremos más datos para definir grupos de sujetos: quizá lo que le funciona a uno bien, a otro no, como ocurre con el estrés.

-De ser cierto, en plena época de Google todos sufriremos un declive por desuso de la memoria.

-Es posible. Cuando entrenamos con tareas de aprendizaje a los animales, vemos que se induce un mayor número de genes importantes en el proceso de la información, no sólo en cantidad, también en la facilidad con que habrá plasticidad. Y también influyen los diferentes mecanismos de memoria; por ejemplo, el tener una buena base es esencial para incorporar información y que el aprendizaje sea efectivo.

-Usted es un ejemplo de cerebro fugado: se ha formado en España, pero desarrolla su carrera en Suiza. ¿Se plantea la vuelta?

-Ahora mismo no. Aquí parece todo más difícil. El centro en el que estoy tiene ventajas: su filosofía es no concentrar todos los esfuerzos escribiendo y buscando proyectos, sino asegurar una financiación base, suficiente, para cada año; además, favorecen que hagamos proyectos de riesgo. Suiza ha apostado fuerte en los últimos años por la neurociencia.



TRES AÑOS NO SON NADA

El proyecto europeo MemStick arrancó hace tres años financiado por el VII Programa Marco de la Unión Europea para investigar los déficits de memoria asociados a diferentes enfermedades y trastornos neurológicos. Poco se sabía entonces de las funciones de moléculas como las nectins, entre otras de las identificadas, y en concreto de su papel en los procesos de aprendizaje y de memoria. Ocho grupos de diferentes países han unido sus esfuerzos bajo la coordinación de Carmen Sandi, del Brain Mind Institute, en la EPLF (Lausana, Suiza). Cada uno de esos centros tenía encomendada una tarea específica. El cometido del Instituto Cajal, del CSIC, en el proyecto ha sido la caracterización de la formación y pérdida de memoria en tiempo real, mediante la utilización de técnicas electrofisiológicas. Los hallazgos de estos grupos han sentado las bases para trabajar en una nueva línea sobre el declive cognitivo asociado a diferentes patologías, que podría suponer el desarrollo de nuevos fármacos.
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