lunes, 20 de junio de 2011

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Salud y mujer: hacia una visión integral
Óscar Giménez
JANO.es
14 Junio 2011
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Tasas de personas con discapacidad según sexo y grupo de edad (tasas por mil habitantes)

Hombres y mujeres son distintos en muchos aspectos. También en términos de salud. Ellas viven más tiempo pero se quejan de que su salud es peor. Además de las propiamente ginecológicas, existen otras enfermedades cuya prevalencia es muy superior en la población femenina que en la masculina, con frecuencia debido a la implicación de las hormonas sexuales. Los médicos encargados de atender a la mujer deben, por tanto, tener una visión más integral de lo que se les exigía hace pocas décadas.


Evolución y proyección* de la esperanza de vida al nacimiento. 1980-2020

La esperanza de vida al nacer en nuestro país se sitúa en los 81,5 años, según datos del Banco Mundial correspondientes a 2009. Pero la diferencia entre varones y mujeres es considerable. Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que en el año 2006 la esperanza de vida de las mujeres en España era de 84,1 años, mientras que la de los hombres se situaba en los 77,6. Las estimaciones del informe “Mujeres y hombres en España 2009” del INE muestran que, hacia el año 2020, la cifra entre la población femenina habrá superado los 86 años.

Respecto a los avances en este campo, la Dra. Coll, destaca que “los productos que utilizamos han cambiado mucho desde los años sesenta, no solamente en cuanto a dosis o a tipo de progesterona. Disponemos de productos con nuevos estrógenos, como los naturales, y se está avanzando continuamente”. No obstante, esta especialista, ex presidenta de la Sociedad Europea de Contracepción, añade que existen todavía muchos retos por delante. “Uno es la anticoncepción hormonal masculina —apunta—, un ámbito en el que también se ha avanzado mucho, pero todavía no está al alcance de todos. Otro desafío es la búsqueda de métodos que no tengan efectos secundarios y que no comprometan la salud de la mujer. Los nuevos anticonceptivos consiguen este objetivo, pero todavía tienen algunos efectos secundarios y contraindicaciones que impiden su uso a determinadas mujeres. Por otro lado, van apareciendo nuevos productos no hormonales, como los inhibidores de la ovulación para uso poscoital. De hecho, las líneas de investigación actuales tienden al desarrollo de productos no hormonales, que son los que estarán en el mercado en los próximos años”.

Es algo que se aprecia también en las ediciones sucesivas de la Encuesta Nacional de Salud. En la de 2006 observamos que el 75,1% de los varones declara tener un estado de salud “bueno” o “muy bueno” frente al 65% de las mujeres. De hecho, también lo confirma la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia 2008 del INE, donde se observa que las tasas de personas con discapacidad de varones y mujeres son similares hasta los 45 años, pero las líneas se separan a partir de esa edad y las de la población femenina superan a las de la masculina de forma cada vez más acentuada. Sin duda, la deprivación estrogénica que se produce con la menopausia tiene un papel más que evidente.

Sin embargo, los datos revelan algo diferente si lo que se tiene en cuenta no es la esperanza de vida tal cual, sino la esperanza de vida en buena salud. Datos de 2006 del INE indican que en este parámetro salen un poco mejor parados los hombres (63,7 años) que las mujeres (63,3 años). Una de las conclusiones que extraemos de esos números es que ellas viven más tiempo en malas condiciones de salud.

El Dr. Lluís Cabero, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Materno-Infantil Vall d’Hebron de Barcelona, comenta que “las mujeres tienen más problemas de salud a lo largo de su vida, pero también es cierto que los van superando. Prueba de ello es que la esperanza de vida de las mujeres en los países desarrollados es superior a la de los hombres. Sin embargo, esto es una visión sesgada, porque a nivel mundial la salud de la mujer no es nada buena y en algunas zonas del planeta su esperanza de vida es incluso mucho menor que la de los varones, debido en gran parte a la mortalidad por causas relacionadas con la maternidad”.

En cuanto a la influencia de las hormonas, el Dr. Cabero, también catedrático de obstetricia y ginecología de la Universidad Autónoma de Barcelona, destaca que las mujeres “están sometidas durante gran parte de su vida a un impacto hormonal potentísimo, que provoca que su cuerpo se adecúe filogenéticamente a dicho impacto. Cuando ese impacto hormonal desaparece, su cuerpo se resiente y aparecen las patologías secundarias a los déficits de determinadas sustancias hormonales. Esto genera también patologías que, si bien en ocasiones son graves, en general son controlables. Por ello decimos que las mujeres tienen más problemas de salud. Los hombres no tienen ese impacto hormonal ni experimentan la deprivación hormonal de las mujeres. Por otro lado, la edad, que per se constituye un estímulo negativo para la salud, afecta inexorablemente a ambos sexos, aunque tal vez de manera más evidente en los hombres. Así, la mortalidad por enfermedad cardiovascular es más elevada en el varón que en la mujer, mientras que la prevalencia de esta patología es más alta en la población femenina”.

Principales problemas de salud de la mujer


De hecho, en opinión de este especialista, las enfermedades cardiovasculares, “o mejor dicho las enfermedades secundarias al endotelio, que pueden manifestarse como hipertensión o alteraciones de perfusión coronaria o cerebral”, según sus palabras, son las más preocupantes para la población femenina. En segundo lugar, cita las enfermedades oncológicas: “El cáncer de mama tiene una prevalencia muy elevada y el de pulmón está aumentando mucho entre las mujeres como consecuencia de los factores ambientales y del hábito tabáquico. Ahora mismo, en Cataluña, la mortalidad por cáncer de pulmón entre las mujeres supera a la provocada por el cáncer de mama”.

El tercer motivo de preocupación para el Dr. Cabero son las enfermedades metabólicas, “que van desde las alteraciones hidrocarbonadas, como la diabetes, la obesidad y el síndrome metabólico”.

“Finalmente —añade—, no podemos olvidar las enfermedades degenerativas, tanto óseas como neurológicas. Además de las citadas, existen patologías que tal vez no tienen un impacto tan importante en términos de salud, pero sí sobre la calidad de vida, por ejemplo las secundarias al fracaso del suelo pélvico o las enfermedades vasculares periféricas”.

Por su parte, el Dr. Rafael Sánchez Borrego, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), subraya que existen diferentes patologías que a lo largo de la vida de la mujer van a influir en su presente y su futuro. “Me refiero, por ejemplo, a la obesidad —apunta—, que puede repercutir en toda la esfera endocrinológica de la mujer a lo largo de su vida. Las niñas con mayor índice de masa corporal tienen antes la menarquia, tienen más desarreglos menstruales dependiendo de su grado de sobrepeso u obesidad y más problemas de fertilidad. La obesidad también in- fluye en la eficacia y tolerabilidad de la anticoncepción, se asocia a un mayor riesgo de ovario poliquístico, al desarrollo de la menopausia y, finalmente, es una de las causas principales de morbimortalidad en la mujer a edad avanzada. Un aspecto como la obesidad, que antes no teníamos demasiado en cuenta, tiene a lo largo de toda la vida una importante repercusión. De hecho, cualquier enfermedad que diagnosticamos en cualquier momento de la vida influye no tan sólo en ese momento sino en toda la salud futura de la mujer”.


Cánceres ginecológicos

Una de las mayores preocupaciones de salud para las mujeres es el cáncer. Los tumores mamarios constituyen en nuestro país la primera causa de muerte oncológica femenina, por delante de los colorrectales, los pulmonares y los pancreáticos. Sin embargo, el Dr. Miquel Camarasa, catedrático de ginecología y especialista de la Clínica del Pilar, de Barcelona, considera que el cáncer femenino más preocupante es probablemente el de ovario. “Los tumores de mama y de cuello uterino, que son los más frecuentes, solemos diagnosticarlos pronto —declara—. Sin embargo, el de ovario es un cáncer que cuando es diagnosticado por el ginecólogo, la paciente ya suele tenerlo muy avanzado, dado que no disponemos de un método de detección precoz y ello implica un peor pronóstico”.Respecto al cáncer de mama, el Dr. Camarasa subraya que los avances más importantes se han producido en el ámbito del diagnóstico. “En este contexto, es fundamental concienciar a las mujeres sobre la necesidad de las revisiones precoces —recuerda—. La Organización Mundial de la Salud recomienda que toda mujer sana a partir de los 40 años de edad se haga una mamografía cada 2 años. El impacto de esta medida de cribado ha sido muy importante. Hace décadas la única posibilidad de solución era la mastectomía, una intervención muy frustrante para la mujer. Además, por entonces extirpábamos la mama y los ovarios. Hoy día, gracias a las revisiones periódicas, se diagnostican tumores pequeños que nos permiten realizar una intervención conservadora de la mama, una cirugía menos agresiva con un resultado perfecto, y con probabilidades de curación altísimas. Junto a la cirugía, disponemos de radioterapia y quimioterapia. Con todo ello, las tasas de curación del cáncer de mama en diagnóstico de tumor pequeño se acercan al 100%”.

El Dr. Lluís Cabero coincide en la importancia de estos programas de cribado. “En Cataluña hemos observado una disminución muy importante de la mortalidad por cáncer de mama gracias a las medidas preventivas que se han adoptado. El programa de cribado es excelente, pero lo importante es que las mujeres lo sigan. En este sentido, pienso que la población tiene derechos, pero también obligaciones en términos de salud”, manifiesta este especialista.

A su vez, el Dr. Camarasa resalta otro progreso en el ámbito del cáncer de cuello uterino: “Entre los avances más importantes de los últimos años en cáncer femenino, destaca la disponibilidad de vacunas contra el virus del papiloma humano. Ahora se vacuna a todas las niñas a partir de los 12 años y así se prevendrá la mayoría de casos de cáncer de cuello uterino”.


Maternidad y anticoncepción

Al contrario que en los países pobres, la tasa de mortalidad materna en naciones desarrolladas como la nuestra es baja. Sin embargo, estudios recientes alertan de un incremento que es consecuencia de la mayor edad de las mujeres a la hora de tener su primer hijo. La tasa de mortalidad materna en España es incluso inferior a la de la mayoría de países europeos, pero ha aumentado un 20% entre 1996 y 2005, según un trabajo publicado en 2009 en el Journal of Epidemiology and Community Health por el Dr. Miquel Àngel Luque, donde se indica que el riesgo de fallecimiento de la madre es 3 ve- ces mayor para aquellas mujeres con una edad comprendida entre los 35 y los 44 años que en las más jóvenes.

Según el INE, la edad media de las madres españolas al nacimiento del primer hijo se situaba en 2006 en los 29,3 años. Por otro lado, la tasa de interrupciones voluntarias del embarazo parece estar en descenso en los últimos años y pasó de 11,8 por cada 1.000 mujeres en 2008 a 11,4 por 1.000 en 2009, una buena noticia que, a juicio del Ministerio de Sanidad, tiene que ver con “la eliminación de la obligatoriedad de la receta médica para dispensar la píldora del día después, así como las distintas iniciativas desarrolladas en los últimos años por el Gobierno para la prevención de embarazos no deseados”.

No obstante, queda mucho trabajo por hacer en este ámbito. Un informe encargado por la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo hecho público el pasado año indica que casi el 30% de las mujeres que abortan en España no utilizaban ningún método anticonceptivo en el momento en el que se quedaron embarazadas, y de las que sí lo utilizaron, el 70% no hicieron un uso correcto del mismo.

Datos presentados también en 2010 revelan que España resulta ser el país europeo con menor porcentaje de uso de anticonceptivos orales, ya que sólo el 18% de las mujeres fértiles toman la píldora, que constituye en sí uno de los avances más destacados de las últimas décadas.

Para la Dra. Carme Coll, directora asistencial del Servicio de Salud Sexual y Reproductiva del Barcelonès Nord y Maresme, del Instituto Catalán de la Salud (ICS), el impacto de los anticonceptivos en la salud sexual y reproductiva de las mujeres es enorme. “La historia de los anticonceptivos —comenta— está muy ligada a la historia de la liberación de la mujer. De hecho, las primeras píldoras anticonceptivas aparecieron en los años sesenta del siglo XX al mismo tiempo que los primeros movimientos de liberación femenina y la búsqueda de su propia libertad individual. Evidentemente, no podemos afirmar que una cosa sea causa de la otra. Las mujeres no se liberaron gracias a los anticonceptivos. Sin embargo, sí que contribuyeron a separar dos elementos muy importantes de su vida. En primer lugar, la sumisión a la fertilidad, que ellas mismas no podían controlar, pues estaba controlada por algún método masculino, ya fuera el preservativo o la ‘marcha atrás’. En segundo lugar, cuando la mujer pudo decidir cuándo tener hijos, gracias al uso de los anticonceptivos, tuvo en sus manos una nueva herramienta de autocontrol, lo cual siempre es positivo”.

Enfermedades extraginecológicas

Además de los trastornos propiamente ginecológicos, hay enfermedades que son mucho más prevalentes en la población femenina que en la masculina, hasta el punto de que el ginecólogo, como responsable de la salud de la mujer, no puede pasarlas por alto.

Una de ellas es la osteoporosis que, para el Dr. Sánchez Borrego, es una enfermedad exclusiva de la mujer. “Es cierto que hay varones a los que afecta debido al uso de glucocorticoides —declara—, pero son una minoría. Ocho de cada 10 fracturas debidas a fragilidad ósea son consecuencia de la carencia de estrógenos propia de la menopausia. Afortunadamente, hemos avanzado mucho en información dirigida a la mujer, pero sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada e infratratada. También hay que destacar que, en los casos en que se diagnostica y trata, el principal problema es el cumplimiento terapéutico. La buena noticia en este sentido es que van apareciendo fármacos que facilitan el cumplimiento. En una encuesta que hemos llevado a cabo en la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, hemos comprobado que el 61% de las mujeres españolas hablan con su ginecólogo sobre sus huesos cuando alcanzan la menopausia. Los ginecólogos nos encontramos en un lugar ideal para identificar a las mujeres con riesgo de osteoporosis y tratarlas, lo mismo que en el caso de otras enfermedades extraginecológicas que tienen una alta prevalencia en la mujer”.

Otro ejemplo lo encontramos en la artrosis. El estudio EPISER —realizado por la Sociedad Española de Reumatología— muestra que la artrosis de mano y rodilla es mucho más frecuente en mujeres que en varones, y estima que en España hay unas 400.000 mujeres con artrosis de rodilla frente a 150.000 hombres.

El Dr. Esteban Rodríguez Bueno, coordinador del Grupo de Artrosis Posmenopáusica y Dolor de la AEEM, explica que “la artrosis es una enfermedad femenina de género. Aunque también hay artrosis en el varón, cuando la mujer alcanza la edad menopáusica se produce un incremento significativo de las tasas de artrosis a mucha distancia del riesgo masculino. De hecho, actualmente la artrosis primaria puede clasificarse como senil —la que tanto hombres como mujeres pueden desarrollar como consecuencia del envejecimiento—, genética o posmenopáusica. Este último tipo, conocido como artrosis de tipo 2, se debe a la depleción de estrógenos propia de la menopausia”.

En opinión de este especialista, “el hecho de que la artrosis pueda ser posmenopáusica implica que el ginecólogo, que debe ser el garante de la salud femenina, deba contemplar a la mujer como un todo y en la consulta deba estar también pendiente de si la paciente tiene dificultad al deambular, se queja de un crujido de rodilla o de dolor de espalda. En caso de que presente artrosis, este especialista debe aconsejar a la paciente qué hacer, prescribiendo un tratamiento antiálgico correcto para prevenir la automedicación y condroprotección”.


“Es necesario trasladar el mensaje de que cualquier problema que afecte a la salud de la mujer en todas las etapas de su vida se puede prevenir y que, una vez detectado, puede ser tratado precozmente”.

En este apartado no podemos olvidar la fibromialgia, una enfermedad a la que, según las asociaciones de pacientes, no se le está concediendo la importancia que requiere, a pesar de estar reconocida por la Organización Mundial de la Salud en 1992 y tipificada en el Manual de Clasificación Internacional de Enfermedades. Datos hechos públicos con motivo del Día Internacional dedicado a esta enfermedad, el 12 de mayo, apuntan que el 85% de las personas afectadas son mujeres.

Otro trastorno más prevalente en la mujer es la depresión. Se estima que el riesgo que tiene una mujer de experimentar un episodio depresivo a lo largo de su vida es del 26%, aproximadamente el doble que el del varón. Sin embargo, paradójicamente, la tasa de suicidios masculina es en nuestro país mucho más elevada que la femenina. Según señaló en rueda de prensa el Dr. Jerónimo Saiz, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, con motivo de la celebración del Congreso Nacional de la especialidad el año pasado, varios motivos ayudan a explicar ese dato. Por un lado, ellas “se intentan suicidar más, pero lo consigue menos”, mientras que ellos presentan un comportamiento más agresivo que les lleva a consumar los intentos. Por otro, los hombres presentan porcentajes de consumo de drogas más elevados que, en ocasiones, pueden “enmascarar la depresión” y, además, han crecido en una sociedad que les ha inculcado que “los niños no lloran”.

Por el contrario, la presión de la sociedad sobre la mujer es mayor. “Tiene que llegar a ser una pareja perfecta, una buena madre y además triunfar en el trabajo, y estas expectativas sociales, junto con procesos biológicos específicos como el parto y el embarazo, la hacen caer con más facilidad en la depresión”, apunta este especialista.

Prevención, principal desafío

A la hora de determinar cuál es el reto más importante en el campo de la salud de la mujer, tanto el Dr. Cabero como el Dr. Sánchez Borrego no dudan en mencionar la prevención. El primero subraya que “sin programas preventivos adecuados, difícilmente mejoraremos la salud global. Cuando me refiero a prevención hablo de múltiples cuestiones, desde seguir una dieta sana a practicar ejercicio y mantener estilos de vida saludables, pasando por prevenir accidentes tanto domésticos como automovilísticos, prevenir enfermedades de transmisión sexual y someterse a cribados para detectar precozmente enfermedades como el cáncer de mama o de colon”.

Por su parte, el presidente de la AEEM subraya que “es necesario trasladar el mensaje de que cualquier problema que afecte a la salud de la mujer en todas las etapas de su vida se puede prevenir y que, una vez detectado, puede ser tratado precozmente”. Y añade que también es fundamental que las mujeres estén informadas sobre los problemas que pueden afectar a su salud. “La mujer debe saber también cómo prevenirlos —destaca el Dr. Sánchez Borrego—. Ella es el eje principal de la salud de cada familia. Sin embargo, ha sido habitual que se preocupara más de sus familiares que de ella misma. Por lo tanto, es muy importante que se dé cuenta de que la mejor manera de garantizar la sanidad de la familia es cuidándose a sí misma”.

El Dr. Cabero coincide en la importancia de que las mujeres estén bien informadas, aunque va más allá y lo considera una obligación: “Hoy día, en nuestro entorno, la mujer que no está informada es porque no ha querido informarse. Existen campañas publicitarias a través de los medios de comunicación, posibilidad de consultar sobre cualquier tema, teléfonos puestos a su disposición por distintas instituciones y organismos, etc. Estar informados en temas de salud debería contemplarse como una obligación para la población, dado que los medios que proporcionan esa información ya existen. Lo fundamental es utilizarlos”.


UN DOCUMENTAL SOBRE LA MENOPAUSIA

Mujeres sin pausa es el título del primer documental a escala internacional que aborda el problema de la menopausia desde el punto de vista sociológico y médico. La cinta, que se emitió en nuestro país el pasado mes de marzo con motivo de la reciente celebración del Día Internacional de la Mujer, pretende acabar con el tabú existente en torno a este tema.

Aparecen testimonios de 30 mujeres y familiares de éstas de Japón, Tanzania, Ecuador, Francia y España, así como especialistas de Estados Unidos, Bangladesh, España y Reino Unido.

Se trata de un proyecto que ha visto la luz de la mano de Paula Palacios, que empezó en 2007 su recorrido por todo el mundo para recoger declaraciones de expertos, mujeres y sus familias. El objetivo, comparar este período de vida en las diferentes culturas. Y es que la menopausia es poco conocida “por más de la mitad de la población femenina porque nunca se ha explicado que es una etapa natural de la vida que se caracteriza por la disminución de hormonas sexuales femeninas que pueden desencadenar síntomas que van a influir en su calidad de vida”.


www.mujeressinpausa.com

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