martes, 26 de julio de 2011

La delfinoterapia en niños con autismo se postula como opción de tratamiento - DiarioMedico.com

La delfinoterapia en niños con autismo se postula como opción de tratamiento - DiarioMedico.com: "UN ESTUDIO PILOTO MUESTRA CAMBIOS NEUROFISIOLÓGICOS Y NEUROPSICOLÓGICOS EN MENORES
La delfinoterapia en niños con autismo se postula como opción de tratamiento

Un estudio piloto desarrollado en el Invanep ha puesto en marcha una segunda fase que determinará si la terapia asistida por delfines para pacientes infantiles con autismo es beneficiosa. Los resultados parecen prometedores al haberse observado una mejora de la coherencia interhemisférica, según ha afirmado Fernando Mulas, director del trabajo.


Enrique Mezquita. Valencia | 27/07/2011 00:00


Fernando Mulas
Fernando Mulas, director del Ivanep.

El Instituto Valenciano de Neurología Pediátrica (Invanep) y diversas instituciones valencianas más iniciaron y desarrollaron el pasado año (ver DM 13-10-2010) una experiencia piloto para buscar, comprobar, objetivar y cuantificar los efectos neurofisiológicos y neuropsicológicos de la terapia asistida por delfines en pacientes con discapacidades intelectuales y mentales -en concreto en dos pacientes de 5 y 7 años con trastornos del espectro autista (TEA)-.

En vista de los resultados y conclusiones positivas de la terapia y de la metodología, se ha puesto en marcha la segunda parte del proyecto. En ella participan 44 pacientes con TEA y sus resultados, previstos para finales de 2011, permitirán analizar las posibilidades de ofrecer esta intervención como un servicio regular para colectivos específicos.

Los pacientes fueron sometidos a 15 sesiones (cinco semanales durante tres semanas), en las cuales cada uno de los niños, acompañado de entrenador, terapeuta ocupacional, fisioterapeuta y dos observadores externos (neuropsicólogo y logopeda), llevó a cabo una interacción individualizada con el delfín. Posteriormente se realizaron dos evaluaciones para determinar los efectos preliminares de la terapia, una tras la última sesión de intervención y otra un mes después. Los expertos se basaron en los resultados de la medición de la actividad eléctrica cerebral de los pacientes a través de la electroencefalografía cuantificada y una batería de estudios neuropsicológicos, que cumplimentaron tanto niños como padres.

Efectos positivos
Según ha explicado a DM Fernando Mulas, director del Invanep, 'el estudio piloto ha permitido objetivar cambios positivos en uno de los dos sujetos, tanto a nivel neurofisiológico como a nivel neuropsicológico'. En la práctica, 'en ambos casos la coherencia interhemisférica estaba en niveles muy bajos y, después de la intervención terapéutica, en uno de ellos se apreció un incremento muy significativo'.

Respecto a los estudios neuropsicológicos, 'tras las valoraciones realizadas en la primera fase por el centro Red Cenit, coordinadas por el psicopedagogo Luis Abad, se apreció seguidamente a la intervención con los delfines una mejoría muy significativa en las pruebas de aptitud y psicomotricidad'. En este contexto, ha apuntado, 'la puntuación conductual del CARS (Childhood Autism Rating Scale) mejoró seis puntos tras la terapia. Además, también fue positiva la evolución en la comprensión auditiva y visual, memoria sensorial auditiva y psicomotora, y hubo una mejor respuesta en las pruebas de atención'.

Al tratarse del caso piloto, estos resultados y la mejoría no pueden vincularse con la terapia, 'pero sí abre las puertas a estos interrogantes para que en la segunda fase de la investigación se hagan dichos estudios sobre 44 niños con TEA'.

Segunda fase
La selección de los 44 niños se ha realizado a partir de una valoración clínica y exploración neuropediátrica por una comisión mixta compuesta por técnicos de Invanep y centros de atención temprana. Una vez seleccionados para el proyecto, en el cual también colaboran la Consejería de Bienestar Social, a través del Instituto Valenciano de Atención a los Discapacitados y Acción Social y la Universidad Católica de Valencia, se han dividido en dos grupos: uno con 22 niños, en el que se efectuará una intervención terapéutica acuática con interacción con delfines, y otro que recibirá el mismo tipo de intervención sin interactuar con los animales.

'En la segunda fase se pondrá en práctica un planteamiento metodológico muy completo que desarrolla de forma minuciosa todo el programa. Además se ampliará el estudio al impacto de la delfinoterapia sobre las habilidades adaptativas del niño con TEA: así se centrará en las áreas del desarrollo cognitivo, comunicación, hábitos de autonomía, socialización y habilidades motoras relacionadas'.

Las terapias se realizarán con los mismos planteamientos de la fase piloto. 'Comenzarán con cinco minutos de adaptación, seguidos de diez minutos de preparación de la comida y de saludo a los delfines. Después habrá 25 minutos de actividades dentro y fuera del agua -la mitad de los casos con delfines-, y finalizando con cinco minutos para la despedida'. Tras las quince sesiones de terapia con los dos grupos establecidos se harán las reevaluaciones neurofisiológicas, neuropsicológicas y de habilidades adaptativas, 'comparando las diferencias que hubiese en cada sujeto y considerando si era del grupo con o sin intervención con los delfines, para así poder tener una evidencia científica de los efectos de la terapia con los animales'.
Buscar evidencias científicas para apoyar la terapia

A mediados del siglo pasado empezaron a constatarse los beneficios de la interacción de las personas con discapacidades mentales con los delfines, y desde entonces se extendieron estas prácticas como terapia alternativa. Se postularon posibles evidencias sobre la interacción delfín-persona y sus influencias sobre los campos eléctricos cerebrales en humanos, que parece incrementar tanto la frecuencia cerebral dominante tras la interacción como la sincronización hemisférica. En este escenario, el proyecto valenciano supone una respuesta organizada y estructurada para paliar el problema principal en este ámbito: la ausencia de evidencias científicas que demuestren el efecto específico que este tipo de terapia ejerce sobre los pacientes y, por consiguiente, el desarrollo de metodologías precisas que aporten un mayor rendimiento a las evidencias.

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