martes, 27 de marzo de 2012

No es un crecepelo, es un complemento alimenticio | Sociedad | EL PAÍS

No es un crecepelo, es un complemento alimenticio | Sociedad | EL PAÍS

No es un crecepelo, es un complemento alimenticio

Ceaccu constata que la publicidad de complementos alimenticios es engañosa y, a veces, ilegal

Muchos complejos se venden como eficaces para prevenir o tratar enfermedades graves

 
La publicidad que acompaña a los complementos alimenticios es engañosa, compleja y, en ocasiones ilegal. El 81% de los anuncios sobre estos productos mencionan la prevención o tratamiento de alguna enfermedad, algo que está prohibido. La organización de consumidores Ceaccu ha analizado más de 50 webs donde se promocionaban 75 complementos alimenticios y en 36 casos ha encontrado irregularidades que han sido denunciadas ante el Ministerio de Sanidad. ¿Qué son los complementos alimenticios? Son cápsulas, pastillas, ampollas, que se venden en farmacias, herbolarios o gimnasios para bajar de peso, frenar la caída del cabello, controlar la depresión o la ansiedad, dormir mejor. Pero en realidad no son más que complementos alimenticios, es decir, vitaminas, proteínas o hierbas “cuyo uso debe estar destinado en exclusiva a corregir pequeñas carencias dietéticas en situaciones concretas y bajo supervisión médica o farmacéutica”, ha explicado Paula Saiz de Bustamante, autora de este estudio de Ceaccu.

Bien al contrario, la mayoría de estos productos se publicitan con alegaciones de enorme complejidad científica y algunos incluso mencionan su capacidad para prevenir o tratar enfermedades como el cáncer. “En realidad, muchos de ellos tienen una dosis tan baja del principio activo que apenas sirven como placebo, pero los consumidores deben saberlo y, en tiempos de crisis, podrían ahorrar prescindiendo de estos productos. La cifra que mueve este mercado en Europa es de 1.500 millones de euros y en España se gastan 155 euros por habitante y año”, ha explicado la presidenta de Ceaccu, Isabel Ávila.

Entre los productos que incumplen el real decreto sobre complementos alimenticios han citado Oikos cromo vital, vendido en la web Farmacia Internacional, donde se asegura su eficacia para la “circulación, diabetes, obesidad”. O la web de Natural Life “donde se venden numerosos productos asegurando su acción para tratar o prevenir enfermedades. El Quercetin 500 MG, vendido en la web Leaderfarma por su eficacia en la “prevención de enfermedades cardiovasculares y como escudo frente a diversos cánceres, alergias, úlceras o enfermedades víricas”. Ni un milagro podría hacer tanto.

En España se gastan 155 euros por habitante y año en este tipo de productos

Para colmo, muchos de estos productos que se compran a través de Internet pasan de un país a otro sin pasar por los controles establecidos en el país de destino, en este caso España y con el etiquetado en inglés. La ley obliga a demostrar que en la dosis adecuada los complementos alimenticios son inocuos, pero hay dos sombras sobre esto. La primera es que el consumo de estos productos no necesita control médico, por tanto, los ciudadanos compran y toman lo que les parece, lo que les recomiendan sus familiares y amigos, en un 28% de los casos. La segunda es aún peor. “Pueden tener efectos secundarios, se conoce que la vitamina A no es buena en exceso, ni el ácido fólico, ni el hierro, por ejemplo”, ha citado Saiz de Bustamante. Curiosamente, son los consumidores que llevan una dieta más correcta los que toman estos productos, por tanto, en su caso constituiría una sobredosis, porque ya ingieren con los alimentos el aporte vitamínico adecuado, han explicado en Ceaccu. “Por eso reclamamos a las Administraciones que se incorpore en el etiquetado una advertencia sobre los posibles riesgos de una dosis excesiva y los perjuicios de determinadas interacciones”.

A decir verdad, el consumidor no sabe que lo que está tomando no es más que un complemento alimenticio que apenas puede servirle para complementar ciertas carencias en su dieta, que no han de ser muy graves, porque si lo fueran tendrían que ser tratadas con medicamento. El consumidor, ha explicado Ávila, cree que toma algo eficaz para la caída del cabello, para perder peso, para las uñas, y, si está enfermo, la desesperación también puede conducirle a creer que eso le ayudará a tratar su dolencia. Pero no son medicamentos. Por más que el champiñón del sol se venda como indicado para patologías de origen tumoral, hígado, huesos, psoriasis, lupus, candidiasis, alergias tiroiditis… Sin embargo, hay ciudadanos que creen (un 70% de los más de 1.000 encuestados por Ceaccu) que estos productos fomentan la salud, que los beneficios que preconizan están demostrados (un83,7%) y confían en que no tendrán efectos secundarios (el 71%); Un porcentaje nada desdeñable del 58% los considera una manera eficaz ce prevenir enfermedades. Lo que quiere decir que el mensaje, por más que ilegal, cala entre la gente. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria reciben miles de alegaciones para obtener el permiso oficial. “Miles de ellas son rechazadas, pero hay tantas…”, ha dicho Isabel Ávila.

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