jueves, 1 de marzo de 2012

Tras una conmoción, a los adolescentes podría irles peor que a los niños o a los adultos: MedlinePlus

Tras una conmoción, a los adolescentes podría irles peor que a los niños o a los adultos: MedlinePlus

Tras una conmoción, a los adolescentes podría irles peor que a los niños o a los adultos

La lesión puede provocar problemas a largo plazo con la memoria a corto plazo de los adolescentes, informan investigadores
Dirección de esta página: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_122452.html (*estas noticias no estarán disponibles después del 05/29/2012)

Traducido del inglés: miércoles, 29 de febrero, 2012HealthDay Logo
MARTES, 28 de febrero (HealthDay News) -- Los adolescentes que sufren una conmoción son más sensibles que los adultos o los niños a sus efectos secundarios, informan investigadores canadienses.
Las conmociones pueden afectar la memoria a corto plazo en los adolescentes, que es esencial para la lectura y el cálculo, y esos efectos pueden durar seis meses o más, hallaron los autores del estudio.
"Al contrario de la creencia de algunos padres y entrenadores de que los niños pueden jugar a pesar de una conmoción porque sus cerebros son más resistentes, hallamos que los niños son más vulnerables a los efectos de una lesión cerebral que los adultos", señaló el investigador líder Dave Ellemberg, neuropsicólogo de la Universidad de Montreal.
Y los adolescentes sufren síntomas más fuertes que niños o adultos, añadió.
"No resulta muy sorprendente", anotó Ellemberg. "Sabemos que el cerebro adolescente, y más específicamente las áreas afectadas por la conmoción, las áreas del lóbulo frontal del cerebro, crecen en estirones y cuando algo se desarrolla con rapidez es incluso más frágil ante las lesiones".
El informe aparece en la edición del 28 de febrero de la revista Brain Injury.
Para llegar a sus conclusiones, el equipo de Ellemberg trabajó con 96 atletas de sexo masculino que habían sufrido una conmoción en los tres a nueve meses antes de las pruebas. Los atletas fueron divididos en tres grupos: adultos (30), niños entre 9 y 12 años (32) y adolescentes de 13 a 16 (34). Entonces, los atletas se compararon con personas similares que no habían sufrido una conmoción.
Todos los participantes del estudio recibieron pruebas neuropsicológicas utilizadas por la Liga Nacional de Hockey de EE. UU. Entonces, los investigadores compararon los resultados de esas pruebas con los resultados de evaluaciones electrofísicas que medían la memoria de trabajo, la atención y la inhibición mientras los participantes trabajaban en una computadora. Las pruebas electrofísicas se consideran más sensibles que las neuropsicológicas, anotaron los autores del estudio.
Los investigadores hallaron que todos los atletas que sufrieron conmociones tenían resultados que indicaban efectos nocivos en las evaluaciones electrofísicas, en comparación con las personas que no habían sufrido una conmoción.
Entre los adolescentes también hubo problemas con la memoria de trabajo a corto plazo que duraron entre seis meses y un año, anotaron.
"Hallamos que la mayoría de conmociones son de una severidad similar, independientemente de que se haya perdido la conciencia o no", apuntó Ellemberg.
Los síntomas inmediatos tras una lesión no siempre son la forma de saber cómo le va a un niño, comentó. "Típicamente hay que esperar un par de días, o incluso semanas, tras la lesión para ver los síntomas", explicó Ellemberg. "Las conmociones son graves, y tienen consecuencias. Necesitamos un sistema metódico para evaluar a estos niños".
Si se sospecha una conmoción, el niño o adolescente debe ser observado por un profesional médico que pueda evaluar al paciente y hacer un plan sobre cuándo el niño puede volver a jugar, señaló.
"No podemos tener miedo de que nuestros hijos jueguen deportes. Sabemos que es bueno para la salud física y mental del niño", enfatizó Ellemberg. "Deseamos animar al deporte, pero queremos asegurarnos de que lo practiquen de forma segura".
Los equipos deben contar con un adulto entrenado sobre qué hay que hacer si un niño sufre una conmoción. Además, se debe hacer un esfuerzo por eliminar la violencia y las situaciones que puedan llevar a conmociones, añadió Ellemberg.
En un comentario sobre el estudio, Gillian Hotz, directora del programa de conmociones de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami, dijo que "los cerebros de los niños están en desarrollo, así que los problemas podrían no surgir hasta un año después cuando estén estresados y realicen más actividades con el lóbulo frontal".
Las conmociones son prevenibles, planteó, y debe haber educación sobre las conmociones dirigidas a padres, entrenadores y niños. "Por supuesto, usar cascos adecuadamente es importante", anotó Hotz, y añadió que más comunidades están tomando un abordaje proactivo para gestionar las conmociones.
Por ejemplo, los atletas de secundaria de Miami reciben pruebas de función mental antes de poder jugar. Éstas proveen a los profesionales una línea base para comparar sus síntomas tras una conmoción y ver si hay cambios, explicó.
Estas y otras medidas pueden plantear una diferencia en la identificación y el tratamiento de las conmociones, aseguró Hotz.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Dave Ellemberg, Ph.D., professor, neuropsychology, University of Montreal; Gillian Hotz, Ph.D., director, Concussion Program, University of Miami Miller School of Medicine; Feb. 28, 2012, Brain Injury
HealthDay
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