reduce el dolor y mejora la calidad de vida
La hormona de crecimiento, segura y eficaz en un subgrupo de fibromialgia
El tratamiento con hormona de crecimiento reduce el dolor y mejora la calidad de vida en fibromialgia grave. Ésta es la conclusión de un estudio, publicado en Pain, y en el que han participado Ferrán J. García, director científico del Servicio de Reumatología del Hospital CIMA de Sanitas, en Barcelona, y Violant Poca, jefa del citado servicio.
Ana Callejo Mora | 21/06/2012 00:00
Violant Poca y Ferrán J. García, del Hospital CIMA de Barcelona. (Rafa M. Marín )
La fibromialgia está considerada como una entidad clínica heterogénea, donde la definición de subgrupos debe avanzar para permitir mejorar el tratamiento de la patología, que es decepcionante. "No existe un acuerdo al respecto de los subgrupos de fibromialgia. La expresión de la opinión generalizada es que nos enfrentamos a una patología altamente prevalente y de gran impacto socio-económico en la que la impresión sintomática inicial es igual para todos los pacientes, esencialmente dolor y fatiga, pero según investigamos cada caso con cierto detenimiento, la posibilidad de que estemos ante una patología muy heterogénea llega a ser muy consistente".
"En este sentido, son muchas las publicaciones que apuntan hacia subgrupos en los que tienen mucha relevancia las intolerancias alimentarias, la patología psicosomática, el trastorno por estrés postraumático y, entre ellas, remarcaría la evidencia de que una baja somatomedina (IGF-1) permite definir un subgrupo amplio que mejora claramente con una suplementación de hormona de crecimiento. Probablemente, de la concreción de estos subgrupos se desprendan grandes avances en la investigación y un tratamiento mucho más selectivo y efectivo".
En 1992, las primeras investigaciones de Robert Bennett, de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón, en Portland, ya apuntaban una relación entre los niveles de somatomedina C (IGF-1) y el dolor en fibromialgia. Varios autores validaron estos hallazgos.
Un total de 120 pacientes fueron incluidos en el nuevo estudio multicéntrico y controlado con placebo a lo largo de 18 meses. Los pacientes fueron asignados aleatoriamente a recibir 0,006 miligramos por cada kilogramo al día de GH por vía subcutánea (grupo A, 60 personas) o placebo (grupo B, 60 sujetos) de seis meses (fase ciega). El brazo de placebo se alternó con el tratamiento con GH a partir del sexto mes y hasta los doce meses (fase abierta), y se estableció un periodo de seguimiento después de la interrupción de GH hasta el mes 18.
Al final del estudio, el 53 por ciento de los pacientes del grupo A redujeron a menos de 11 los puntos sensibles positivos, frente al 33 por ciento de los pacientes del grupo B. El 39,1 por ciento frente al 22,4 alcanzaron más del 50 por ciento de mejora en la Escala Visual Analógica. Los pacientes tratados mejoraron significativamente las puntuaciones del Cuestionario de Impacto de Fibromialgia. A pesar de la interrupción de GH, el deterioro en la percepción del dolor fue menos pronunciada en el grupo tratado con la hormona.
Pero, ¿cómo actúa la terapia basada en la hormona de crecimiento en este subtipo de enfermos? Poca ha señalado que "el mecanismo de acción es desconocido, pero necesariamente debe guardar paralelismos con las alteraciones hormonales que se producen ante situaciones de estrés prolongado, con formas de presentación clínica que recuerdan los hipocortisolismos. La relación de las hormonas con los procesos de dolor es evidente incluso en la distribución anatómica en el sistema nervioso central. Tratar las alteraciones del eje somatotropo (somatostatina/GH/IGF-1) en subgrupos muy seleccionados de pacientes con fibromialgia es racional clínicamente y, como se ha demostrado, efectivo y seguro".
Reconocimiento del dolor
La fibromialgia, por el momento, no se considera una indicación para el tratamiento con GH, razón por la que no es posible tratar de forma asistencial a los enfermos, aunque Poca ha confesado que espera que "esta situación cambie pronto ante la evidencia acumulada esencialmente por nuestro trabajo. En mi opinión, un mayor reconocimiento del dolor que sufren las personas con fibromialgia debería acelerar los procesos de detección sistemática del subgrupo candidato al tratamiento y su terapia".
(Pain; 2012; 153 [7]: 1382-9).
- El mecanismo de acción es desconocido pero guardaría paralelismos con las alteraciones hormonales que se dan en situaciones de estrés prolongado
"En este sentido, son muchas las publicaciones que apuntan hacia subgrupos en los que tienen mucha relevancia las intolerancias alimentarias, la patología psicosomática, el trastorno por estrés postraumático y, entre ellas, remarcaría la evidencia de que una baja somatomedina (IGF-1) permite definir un subgrupo amplio que mejora claramente con una suplementación de hormona de crecimiento. Probablemente, de la concreción de estos subgrupos se desprendan grandes avances en la investigación y un tratamiento mucho más selectivo y efectivo".
En 1992, las primeras investigaciones de Robert Bennett, de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón, en Portland, ya apuntaban una relación entre los niveles de somatomedina C (IGF-1) y el dolor en fibromialgia. Varios autores validaron estos hallazgos.
- Tratar las alteraciones del eje somatotropo en subgrupos muy seleccionados de pacientes con fibromialgia es racional clínicamente
Un total de 120 pacientes fueron incluidos en el nuevo estudio multicéntrico y controlado con placebo a lo largo de 18 meses. Los pacientes fueron asignados aleatoriamente a recibir 0,006 miligramos por cada kilogramo al día de GH por vía subcutánea (grupo A, 60 personas) o placebo (grupo B, 60 sujetos) de seis meses (fase ciega). El brazo de placebo se alternó con el tratamiento con GH a partir del sexto mes y hasta los doce meses (fase abierta), y se estableció un periodo de seguimiento después de la interrupción de GH hasta el mes 18.
Al final del estudio, el 53 por ciento de los pacientes del grupo A redujeron a menos de 11 los puntos sensibles positivos, frente al 33 por ciento de los pacientes del grupo B. El 39,1 por ciento frente al 22,4 alcanzaron más del 50 por ciento de mejora en la Escala Visual Analógica. Los pacientes tratados mejoraron significativamente las puntuaciones del Cuestionario de Impacto de Fibromialgia. A pesar de la interrupción de GH, el deterioro en la percepción del dolor fue menos pronunciada en el grupo tratado con la hormona.
Pero, ¿cómo actúa la terapia basada en la hormona de crecimiento en este subtipo de enfermos? Poca ha señalado que "el mecanismo de acción es desconocido, pero necesariamente debe guardar paralelismos con las alteraciones hormonales que se producen ante situaciones de estrés prolongado, con formas de presentación clínica que recuerdan los hipocortisolismos. La relación de las hormonas con los procesos de dolor es evidente incluso en la distribución anatómica en el sistema nervioso central. Tratar las alteraciones del eje somatotropo (somatostatina/GH/IGF-1) en subgrupos muy seleccionados de pacientes con fibromialgia es racional clínicamente y, como se ha demostrado, efectivo y seguro".
Reconocimiento del dolor
La fibromialgia, por el momento, no se considera una indicación para el tratamiento con GH, razón por la que no es posible tratar de forma asistencial a los enfermos, aunque Poca ha confesado que espera que "esta situación cambie pronto ante la evidencia acumulada esencialmente por nuestro trabajo. En mi opinión, un mayor reconocimiento del dolor que sufren las personas con fibromialgia debería acelerar los procesos de detección sistemática del subgrupo candidato al tratamiento y su terapia".
(Pain; 2012; 153 [7]: 1382-9).
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