viernes, 10 de agosto de 2012

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09 AGO 12 | Juegos Olímpicos
Autoridades temen que el dopaje genético sea realidad

No puede pasar mucho tiempo hasta que aparezca el primer atleta con genes modificados.

Reuters
 
Por Kate Kelland
LONDRES (Reuters) - Hubo "maratón de ratones", "ratones Schwarzenegger" y perros cuyos desgastados músculos fueron reparados con sustancias inyectadas que modifican sus genes. No puede pasar mucho tiempo hasta que aparezca el primer atleta con genes modificados.
Algunos temen que el uso de la terapia de genes para mejorar el estado atlético ya sea una realidad. Pero como los métodos de análisis de drogas de las autoridades deportivas aún no tienen la sofistificación necesaria para captar el dopaje genético, su estatus sigue siendo incierto.
Lo que es cierto es que es técnicamente posible usar la modificación genética para mejorar el rendimiento deportivo, y que algunos atletas están preparados para arriesgar sus vidas si pueden garantizarse medallas de oro.
Oficialmente, la agencia británica antidopaje (UKAD, por su sigla en inglés) dice que la manipulación genética como una forma de mejorar el rendimiento "es actualmente un problema teórico antes que comprobado".
Pero Andy Parkinson, presidente ejecutivo de la UKAD, declaró: "No me sorprendería si alguien está intentando hacerlo, y creo que eso es muy preocupante".
La Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por su sigla en inglés) dice que está haciendo una inversión "significativa" de dinero y recursos en investigación para descubrir maneras de detectar mejoras genéticas en atletas.

NUEVA COMPOSICION GENETICA
El dopaje genético, en el cual ADN es introducido en el cuerpo usando un virus inactivado u otros recursos, podría alterar la composición genética de una persona y mejorar el rendimiento atlético al aumentar el crecimiento muscular, la producción de sangre, la resistencia, la dispersión de oxígeno o la percepción de dolor.
Como no puede ser detectado, nadie sabe verdaderamente si los deportistas lo usan o no.
Chris Cooper, profesor de ciencia deportiva en la Universidad Essex y autor del libro "Run, Swim, Throw, Cheat", piensa que es "altamente improbable que alguien esté dopado genéticamente" y dice que el foco debería estar puesto en aquellos que usan drogas conocidas para mejorar el rendimiento como esteroides anabólicos y transfusiones de sangre.
Sin embargo, correos electrónicos que circularon durante un juicio al entrenador alemán de atletismo Thomas Springstein en el 2006 mostraron que la gente que rodea a algunos atletas al menos estaba analizando a futuro la posibilidad de modificaciones genéticas.
También se ha reportado que científicos que lideran el campo del desarrollo de técnicas de terapia de genes en animales de laboratorio están recibiendo infinidad de pedidos de gente vinculada al deporte que quiere saber más al respecto.
"Hay animales modelo que muestran eficacia y la posibilidad de que esto sea técnicamente posible para un atleta", declaró Andy Miah, bioético y director del Instituto Futuros Creativos en la Universidad West of Scotland.
La droga mencionada en el tribunal alemán en el 2006 fue Repoxygen, una terapia genética desarrollada por la empresa británica de biotecnología Oxford Biomedica como tratamiento para anemia severa.
La compañía desde entonces abandonó el desarrollo del producto porque parecía poco rentable como medicina.
Incluso, un correo electrónico escrito por el entrenador Springstein a un médico holandés sugirió que algunas personas vinculadas al mundo del deporte ya mostraban interés.
"El nuevo Repoxygen es difícil de conseguir", escribió Springstein. "Por favor, deme pronto nuevas instrucciones así puedo ordenar el producto antes de Navidad", agregó.
El Repoxygen se basa en una inyección directa de un virus inactivado que porta el gen para la eritropoyetina (EPO), una hormona amada por los tramposos del deporte que buscan impulsar artificialmente sus glóbulos rojos y su capacidad aeróbica.

RATONES DE MARATON
Repoxygen es uno de los varios desarrollos científicos que han llamado la atención de potenciales deportistas tramposos.
Lee Sweeney, profesor de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, ha sido un pionero en la investigación de tecnología para la transferencia de genes y desarrolló varios ratones "super deportivos" de laboratorio para comprobar su potencial.
En el 2007, mientras investigaba posibles maneras de restaurar el crecimiento de los músculos en pacientes con distrofia muscular, Sweeney y sus colegas crearon un roedor de laboratorio que continuaba teniendo músculos enormes y fuerza significativa incluso con edad avanzada.
El "super ratón" fue creado inyectando al roedor normal con un virus que contenía el gen para el factor de crecimiento insulínico tipo 1, o IGF-1, una proteína que interactúa con células en el exterior de las fibras musculares y provocan su crecimiento.
Los animales fueron apodados "ratones Schwarzenegger", en honor al voluptuoso y famoso actor devenido en político. Científicos luego reportaron éxito en el tratamiento de perros con músculos en mal estado por intermedio de la misma terapia.
Estos experimentos siguieron a los "ratones de maratón", que se ganaron los titulares en el 2004 luego de que investigadores diseñaran genéticamente a los animales de laboratorio alterando un gen llamado PPAR-delta.
Los científicos descubrieron que el ratón genéticamente diseñado podía correr dos veces más que uno normal y que se mantenía delgado a pesar de que se le administraba una dieta de altas calorías.
"Así que hay un precedente técnico (para la modificación genética para mejorar el rendimiento), pero aún es incierto qué efectos tiene sobre los humanos", dijo el bioético Miah.
"Y por supuesto hay incertidumbre acerca de cómo esos animales son afectados de otras maneras: ¿afecta su fertilidad? ¿Su longevidad?", planteó.
En su libro, Cooper relata la historia de un experimento conducido por Jim Wilson en la Universidad de Pensilvania, quien probó la terapia de genes con EPO en monos.
Inicialmente funcionó según lo esperado, aumentando el transporte de oxígeno en la sangre de los monos. Pero las altas concentraciones de EPO pronto produjeron tantos glóbulos rojos que la sangre se volvió más espesa y necesitó ser diluida en intervalos regulares.
Luego, los niveles de EPO de los monos cayeron en picada, derivando en una anemia severa y obligando a los científicos a poner fin al experimento y aplicar eutanasia a los animales.
"Estos estudios muestran que de todas las técnicas de dopaje de las que estamos hablando (...) el dopaje genético es actualmente por lejos la más complicada técnicamente y la más riesgosa para inentar", escribió Cooper.

¿MORIR POR MEDALLAS DE ORO?
Incluso con esos riesgos de vida tan grandes y los efectos colaterales desconocidos para quienes buscan desarrollar medicinas para tratar a pacientes enfermos, los aspirantes a deportistas olímpicos modificados genéticamente podrían tener un punto de vista diferente.
Expertos dijeron que para evaluar si algo tan riesgoso y aún no demostrado como el dopaje genético está siendo probado en el deporte, es importante ver hasta dónde llegarían los atletas en su anhelo por ganar medallas de oro. Una encuesta frecuentemente citada en el mundo del deporte brinda una imagen sombría.
Bob Goldman, doctor y fundador de la Academia Estadounidense de Medicina Deportiva, consultó a atletas de elite en los años 80 si usarían mecanismos para mejorar el rendimiento y garantizarse medallas de oro que implicarían la muerte en cinco años. Más de la mitad de los encuestados dijo que sí.
"Fue sorprendente ver que de los 198 atletas de clase mundial, el 52 por ciento estaría dispuesto a dar su vida por cinco años de una serie de triunfos", dijo Goldman a Reuters durante los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
El doctor repitió la encuesta cada dos años en la década siguiente y los resultados fueron los mismos: cerca de la mitad de los encuestados estaban dispuestos a morir por el oro.
"Algunos de los atletas tienen solo 16 años", remarcó Goldman. "Estar dispuesto a morir a los 21 es una mentalidad seria", subrayó.
Aunque nadie puede estar seguro de si deportistas genéticamente modificados están nadando en piscinas o corriendo en pistas de atletismo en este momento, el atractivo de ganar medallas de oro podría llevar a los atletas a realizar un peligroso salto genético hacia lo desconocido.
"En parte por eso es que el mundo del deporte está tan preocupado (...) Ellos saben que si los atletas tuvieran algo que les diera la oportunidad de ganar medallas pero los mataría en cinco años, muchos de ellos lo harían", señaló Miah.
"Esta es una comunidad de gente dispuesta a asumir riesgos altos", concluyó.

 


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