miércoles, 26 de septiembre de 2012

La asociación entre predisposición genética y adiposidad se refuerza con el consumo de bebidas azucaradas - DiarioMedico.com

La asociación entre predisposición genética y adiposidad se refuerza con el consumo de bebidas azucaradas - DiarioMedico.com

LA SUSTITUCIÓN POR REFRESCOS SIN AZÚCAR, MEDIDA EFICAZ EN NIÑOS

La asociación entre predisposición genética y adiposidad se refuerza con el consumo de bebidas azucaradas

Tres estudios que se publican en la edición on-line de The New England Journal of Medicine (NEJM) abordan la relación entre la obesidad y el consumo de refrescos azucarados.
Redacción   |  26/09/2012 00:00

 


Una de las investigaciones, coordinada por Lu Qi, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, en Boston, pone de manifiesto que la predisposición genética a la adiposidad se refuerza en aquellas personas que consumen una mayor cantidad de refrescos azucarados.

El análisis se realizó con los datos de dos grandes cohortes preexistentes, formadas por 6.934 mujeres y 4.423 hombres. Una tercera cohorte de 21.740 mujeres confirmó que los resultados eran reproducibles.
  • El suministro domiciliario de bebidas adecuadas a un grupo de adolescentes tuvo efectos positivos -pero limitados en el tiempo- sobre el IMC
Los investigadores calcularon la predisposición genética a la adiposidad con un índice basado en 32 locus asociados al índice de masa corporal (IMC) y examinaron de forma prospectiva el consumo de bebidas en relación con el IMC.

En las dos primeras cohortes se constató que la asociación entre predisposición genética e IMC era mayor entre los que consumían mayores cantidades de bebidas azucaradas.


Alelos de riesgo
En el conjunto de participantes se apreció un incremento de un punto en el IMC por cada aumento de 10 alelos de riesgo en quienes ingerían menos de una bebida al mes.

La cifra se elevaba 1,12 en aquellos individuos que tomaban entre uno y cuatro refrescos al mes, a 1,38 en quienes tomaban seis al mes y hasta 1,78 en los que consumían uno al día. También se observó un aumento del riesgo de desarrollar obesidad.

En otro de los estudios, un equipo de investigadores coordinado por Martijn Katan, de la Universidad de Amsterdam, muestra los resultados de un ensayo realizado en 641 niños de entre 4 y 11 años con un peso inicialmente normal durante 18 meses. Fueron divididos en dos grupos, a los que se administró de forma aleatoria y con un sistema de doble ciego una bebida con o sin azúcar diariamente.
Aquéllos que consumieron la bebida sin azúcar experimentaron una menor acumulación de grasa y tuvieron un aumento de peso más moderado (de 6,35 kg, frente a 7,37 en el grupo que tomó refrescos azucarados).

Finalmente, el tercer estudio, dirigido por David Ludwig, del Hospital Infantil de Boston, desarrolló un ensayo clínico en 224 adolescentes obesos o con sobrepeso. Todos ellos recibieron en su domicilio durante un año refrescos bajos en calorías y se les hizo un seguimiento de dos años. En el primer año se produjo un efecto positivo sobre el IMC, sobre todo en hispanos. Sin embargo, los resultados no se mantuvieron durante los siguientes doce meses.
(NEJM DOI: 10.1056/ NEJMoa1203039/10.1056/ NEJMoa1203034/10.1056/ NEJMoa1203388).

CALORÍAS QUE CUENTAN

"Estos estudios proporcionan un fuerte impulso para desarrollar recomendaciones y adoptar decisiones políticas que limiten el consumo de bebidas azucaradas, especialmente aquéllas de bajo coste que se sirven en tamaños excesivos". Así lo ha afirmado Sonia Caprio, de la Universidad de Yale y autora de un editorial sobre las tres investigaciones. El objetivo final es "intentar revertir el incremento de la obesidad infantil" y, de paso, el desarrollo de diabetes tipo 2 y sus complicaciones en la juventud. En opinión de la experta, "en conjunto estos tres estudios sugieren que las calorías de las bebidas azucaradas importan". Además, cree que las medidas que se adopten deben complementar otras estrategias frente a la obesidad.

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