viernes, 1 de febrero de 2013

¿Ha pensado perder peso para mejorar la calidad de su semen? | elmundo.es

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ANÁLISIS | Múltiples efectos

¿Ha pensado perder peso para mejorar la calidad de su semen?

La obesidad en los varones afecta negativamente a la fertilidad. | Ilustración: Raúl AriasLa obesidad en los varones afecta negativamente a la fertilidad. | Ilustración: Raúl Arias
Ainhoa Iriberri | Madrid
Actualizado viernes 01/02/2013 05:04 horas

Está establecido en la literatura científica, pero no está de más recordarlo. No solo la obesidad femenina es un problema para la fertilidad. También el exceso de peso en el varón limita las posibilidades de tener hijos de forma natural, como recuerda un análisis publicado recientemente en el portal 'Medscape'. De hecho, la disminución en los valores de referencia que periódicamente establece la OMS sobre el semen, se atribuye en parte al aumento de la obesidad.

Se considera que entre el 25% y el 30% de todos los casos de infertilidad son atribuibles al factor masculino que contribuye también, aunque en combinación, a ese tercio de los casos en que las causas son mixtas. La solución a este tipo de infertilidad pasa por el uso de técnicas de reproducción asistida y, en concreto, de inyección intracitoplasmática (ICSI), una mejora de la fecundación in vitro tradicional.

Aunque diversos estudios citados por los autores del análisis describen el efecto de la obesidad en la infertilidad masculina como "de pequeña magnitud", el impacto es significativo cuando se evalúa a un nivel poblacional.

Además, destacan otros trabajos, el exceso de peso afecta también a los resultados de los tratamientos de infertilidad, empeorándolos.

Pero, ¿por qué son más infértiles los hombres obesos? Según describen en la revisión, los motivos son varios: una menor concentración de espermatozoides en el semen, un número menor de ellos, una motilidad también inferior y problemas en la morfología, así como de fragmentación del ADN.

Además, se han observado alteraciones fisiopatológicas en los hombres obesos, como niveles más bajos de testosterona, que implican hipogonadismo.

Como la obesidad no suele venir sola, también existen problemas asociados que afectan a la fertilidad. Es el caso de la apnea del sueño, ligada también a los niveles bajos de testosterona y a la propia vida sendentaria, que incrementa –al predominar el estar sentado- un incremento en la temperatura testicular, sospechosa de afectar a la capacidad reproductiva.

Ante los problemas descritos, es obvio que hacen falta soluciones. La primera sería obvia: si la obesidad está ligada a la infertilidad, tratemos la obesidad con modificaciones del estilo de vida o intervenciones terapéuticas de eficacia demostrada, como la cirugía bariátrica. Sin embargo, en ciencia no todo es lo que parece, y varios estudios han demostrado que este tipo de cirugía no cambia los parámetros del semen, algo que sí se consigue con la pérdida de peso basada en la modificación de las conductas de riesgo (mala alimentación y sedentarismo).

Los autores también hablan de la posible utilización de inhibidores de la aromatasa para el tratamiento de la infertilidad en hombres obesos. Sin embargo, son estudios con pocos participantes que no permiten hacer una recomendación consistente, aunque sí sugerir más investigación en este sentido.

Algo parecido sucede con el resto de terapias evaluadas: el tratamiento con gonadotropina, la terapia hormonal y la metformina (utilizada para la diabetes), un área de estudio interesante teniendo en cuenta el papel que parece jugar la insulina en este problema.

En definitiva, los autores de la revisión sugieren que la relación entre obesidad masculina e infertilidad ha de ser más estudiada, teniendo en cuenta además, una previsión de su aumento. La buena noticia es que hay alternativas, aunque queda mucho trabajo para que se incluyan en la práctica clínica.

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