domingo, 10 de febrero de 2013

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Los esteroides ayudan a revertir la pérdida rápida de hueso en fracturas costales

09-11/02/2013 - E.P.

En la investigación con modelos experimentales se comprobó un aumento de entre el 30 y el 40 por ciento de la masa ósea


Una serie de estudios en la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) ha detectado que los esteroides, conocidos por inducir la pérdida de masa ósea con su uso prolongado, en realidad ayudan a suprimir una molécula que es clave para el proceso de pérdida ósea rápida, según las conclusiones publicadas en la revista 'Plos One'.

La osteoporosis o la pérdida de masa ósea es un problema importante de salud pública en el mundo occidental y suele dar lugar a fracturas de cadera y columna vertebral. "Pero las fracturas de costillas son las más comunes y también ocurren en muchos tipos de cáncer, como el de mama, melanoma maligno, mielomas y metástasis y que se extienden a las costillas", estaca Arjun Deb, profesor asistente en los departamentos de Medicina y Biología Celular y Fisiología en la Universidad de Carolina del Norte.

"Aunque se sabe poco acerca de la biología de las fracturas costales, hemos identificado un mecanismo molecular que podría tener implicaciones importantes para el tratamiento de las fracturas en los cánceres y otras condiciones a menudo asociadas con la pérdida rápida de masa ósea", añade Deb, que también es miembro del Instituto del Corazón McAllister de la institución universitaria y del Centro Integral contra el Cáncer Lineberger.

Este experto indicó que su laboratorio llegó a la investigación "por casualidad", ya que a partir de las células del estroma de animales de experimentación adultos habían eliminado un gen llamado betacatenina. El equipo estaba trabajando en la regulación molecular de estas células, también conocidas como fibroblastos, forman el tejido conectivo de casi todos los órganos en el cuerpo.

Sin embargo, relata Deb, ocurrió algo "sorprendente": tras la eliminación de betacatenina, los individuos de los modelos experimentales fallecieron a las tres semanas. Los investigadores analizaron el funcionamiento de corazón, riñón, pulmón y bazo, en los que podría estar expresado este gen podría. Todo parecía normal, excepto la función pulmonar, puesto que con sóla insuflación de la anestesia, la saturación de oxígeno en la sangre bajó precipitadamente, lo que fue un primer indicio de un problema en el sistema respiratorio de los animales, a pesar de que los pulmones parecían absolutamente bien bajo el microscopio.

El enigma era cómo un animal con el tejido pulmonar normal bajo el microscopio podía tener un colapso pulmonar y problemas respiratorios, algo a lo que Deb planteó la posibilidad de que la pared torácica fuera la culpable. Las tomografías computarizadas de la pared torácica en estos animales revelaron múltiples fracturas espontáneas que afectan a múltiples costillas y los nervios afectados tenían hueso de entre un 60 y un 70 por ciento menos en comparación con costillas normales.

Esencialmente, la caja torácica ósea había desaparecido a las tres semanas y de inmediato detectaron que los animales estaban muriendo de insuficiencia respiratoria debido a que la frágil pared torácica no era capaz de aguantar la respiración.

La masa ósea se mantiene normalmente por un estrecho acoplamiento funcional de los osteoblastos (células que forman el hueso) y osteoclastos (células que reabsorben el hueso). El equipo del estudio encontró una amplia infiltración de los osteoclastos en las costillas de los animales y otros huesos, incluyendo la columna vertebral y el fémur, también demostraron una cierta reabsorción pero no tan dramática como en las costillas.

Cuando los fármacos como los bifosfonatos, comúnmente utilizados para conservar la masa ósea en los seres humanos, se les dieron a los animales, su supervivencia se prolongó por poco tiempo, lo que llevó al equipo de estudio a pensar que la formación de osteoclastos era tan agresiva que el cuerpo era incapaz de formar hueso nuevo para seguir el ritmo de la pérdida ósea.

En condiciones tales como la artritis reumatoide y otros problemas relacionados con la inflamación, muchos tipos de células inflamatorias promueven la resorción ósea, lo que llevó a los investigadores a determinar si el tratamiento con corticosteroides puede ser útil en estos animales y lo fue: un aumento de entre el 30 y el 40 por ciento de la masa ósea, en comparación con los animales que no recibieron esteroides. También descubrieron que entre el 60 y 70 por ciento de las costillas se conservó.

"Cabe destacar que el 75 por ciento de los animales sobrevivieron --resaltó Deb--. Y después de 80 días, hemos visto que las costillas mostraron evidencia de reparación, que fueron capaces de formar hueso nuevo y cuando nos fijamos en nuevas exploraciones de tomografía computarizada pulmonar, los pulmones se expandieron y las costillas registraban un número mucho menor de osteoclastos".
"Estos estudios son interesantes porque desafían el paradigma existente: que los esteroides son medicamentos que causan pérdida ósea. Lo hacen, pero en la pérdida rápida de hueso por la hiperactividad agresiva de los osteoclastos, los esteroides pueden ser útiles.

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