sábado, 20 de julio de 2013

El deporte aumenta las arritmias en displasia arritmogénica del VD - DiarioMedico.com

El deporte aumenta las arritmias en displasia arritmogénica del VD - DiarioMedico.com

Los portadores podrían reducir el riesgo

El deporte aumenta las arritmias en displasia arritmogénica del VD

Las personas con la mutación genética que produce la displasia arritmogénica del ventrículo derecho o miocardiopatía tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas de enfermedades cardiacas potencialmente mortales si realizan deportes de resistencia o ejercicio de forma frecuente.
Redacción   |  19/07/2013 00:00



Las personas con la mutación genética que produce la displasia arritmogénica del ventrículo derecho o miocardiopatía tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas de enfermedades cardiacas potencialmente mortales si realizan deportes de resistencia o ejercicio de forma frecuente. Así lo confirma un estudio que se publica en Journal of the American College of Cardiology. La investigación sugiere que los portadores del gen que reducen el ejercicio físico podrían disminuir estos riesgos y retrasar la aparición de los síntomas.

La displasia arritmogénica del ventrículo derecho es hereditaria y una de las causas más comunes de muerte súbita en atletas y adultos jóvenes aparentemente sanos. Se estima que una de cada 5.000 personas padecen este trastorno, que provoca la cicatrización del músculo del corazón, principalmente en el lado derecho, interrumpiendo con ello la actividad eléctrica normal del corazón. Los síntomas incluyen arritmias que impiden que el corazón bombee sangre adecuadamente al resto del cuerpo e insuficiencia cardiaca.

Para comprobar el aumento o reducción de estos síntomas, los investigadores evaluaron durante 8 años a 87 personas de entre 11 y 88 años, realizando un seguimiento de aquellas que habitualmente practican ejercicio aeróbico intenso y el número de horas que los participantes dedicaban por año a dichas actividades.

Un 75 por ciento de los que hacían ejercicios todos los días, en intervalos de una a dos horas diarias, desarrollaron su primera arritmia potencialmente mortal durante el estudio. Por el contrario, sólo un 12 por ciento de los que redujeron el ejercicio tuvieron síntomas en los ocho años de seguimiento.

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