jueves, 25 de julio de 2013

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Sedentarismo, mala alimentación y tabaquismo, relacionados con la discapacidad en la población mayor


26/07/2013 - E.P.

Detectaron un mayor riesgo de la discapacidad asociado a comportamientos no saludables pero no se ha encontrado asociación entre el consumo de alcohol y la discapacidad

La discapacidad se define comúnmente como dificultad o dependencia en la realización de actividades esenciales para la vida independiente. Las personas de edad avanzada que realizan poca actividad física, consumen escasas frutas y verduras y fuman o han dejado hace poco tiempo el hábito del tabaco son dos veces más propensas a desarrollar discapacidad, según concluye un nuevo estudio, publicado en BMJ.
Los participantes en la investigación que informaron realizar una actividad física baja o intermedia tenían un 72 por ciento más de riesgo de discapacidad, independientemente de la presencia de otros comportamientos no saludables; de manera similar, el aumento del riesgo fue del 24 por ciento para las personas que consumen frutas y verduras menos de una vez al día y el 26 por ciento de los fumadores o exfumadores a corto plazo.
Así, los científicos detectaron un mayor riesgo de la discapacidad asociado a comportamientos no saludables, pero no encontraron asociación entre el consumo de alcohol y la discapacidad. Alrededor del 30 por ciento de la relación entre las conductas no saludables y la discapacidad se explica por mayor índice de masa corporal, menor función cognitiva, síntomas depresivos, traumatismos, enfermedades crónicas y enfermedad cardiovascular.
Con el número de personas con discapacidad que se espera que aumente en los próximos años, los investigadores sienten que hay una necesidad de definir estrategias preventivas y retrasar la progresión. Estudios anteriores han demostrado que los comportamientos no saludables, como la inactividad física, la mala alimentación y el tabaquismo, tienen un efecto adverso sobre la salud.
De hecho, el riesgo de obesidad, diabetes, cáncer, mala función cognitiva, accidente cerebrovascular, muerte súbita cardiaca y mortalidad aumenta con el número de comportamientos no saludables. Por ello, investigadores de Francia y Reino Unido llevaron a cabo este estudio para analizar la relación entre las conductas no saludables y el riesgo de discapacidad en un periodo de 12 años.
Para ello, utilizaron datos del estudio de cohortes 'Dijon Three-City' (3C). Entre 1999 y 2001, el análisis incluyó una comunidad de personas mayores (más de 65 años de edad) de la ciudad de Dijon (Francia), que fueron entrevistados acerca de su estilo de vida, incluyendo información sobre el tabaquismo, la dieta, la actividad física y el consumo de alcohol, y, posteriormente, seguidos por la incidencia de la discapacidad durante 12 años.
Se evaluaron tres niveles de discapacidad: movilidad, actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) y actividades básicas de la vida diaria (AVD). La movilidad se evaluó por su capacidad de hacer el trabajo pesado en casa, caminar media milla y subir escaleras.
AIVD incluye la capacidad de utilizar un teléfono, administrar medicamentos y dinero, usar el transporte público o privado, y hacer compras, y, además, para las mujeres, preparar las comidas y hacer las tareas domésticas y de lavandería. AVD comprende bañarse, vestirse, ir al baño, pasar de la cama a la silla y comer.
Actividad física baja o intermedia, consumo de frutas y verduras menos de una vez al día, tabaquismo (actual o que dejaron de fumar hace menos de 15 años) y consumo excesivo de alcohol se consideraron como conductas no saludables. También se identificaron características que pueden influir en la relación entre las conductas no saludables y la discapacidad, como enfermedades cardiovasculares,  diabetes, depresión, alto índice de masa corporal (IMC) y  cáncer.
El estudio incluyó a 3.982 participantes de los cuales 2.410 eran mujeres (60,5 por ciento). Durante el seguimiento, 1.236 de 3.982 participantes (31 por ciento) desarrollaron discapacidad y 922 murieron. La incidencia de la discapacidad aumenta con la edad, desde 34 por cada 1.000 personas al año en los de 65 a 70 años a 288 por cada 1.000 personas al año en los mayores de 90 años.
Los comportamientos no saludables también jugaron un papel importante en las personas que desarrollaron la discapacidad más de cuatro años después del inicio del estudio. "Un estilo de vida poco saludable, que se caracteriza por la falta de actividad física, una dieta poco saludable y el tabaquismo, se asocia con un mayor riesgo de discapacidad", que aumenta con el número de conductas poco saludables, según los investigadores.

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