lunes, 2 de septiembre de 2013

La grasa saturada hace peligrar el desarrollo cognitivo en jóvenes - DiarioMedico.com

La grasa saturada hace peligrar el desarrollo cognitivo en jóvenes - DiarioMedico.com

supone un grave riesgo

La grasa saturada hace peligrar el desarrollo cognitivo en jóvenes

Una alimentación con exceso de grasas saturadas parece alterar la memoria y el aprendizaje en adolescentes; estos cambios son independientes y aparecen antes que los metabólicos.
Raquel Serrano. Madrid | raquelserrano@unidadeditorial.es   |  02/09/2013 00:00

Mariano Ruiz-Gayo y Nuria del Olmo
Mariano Ruiz-Gayo y Nuria del Olmo, de la Universidad CEU San Pablo, de Madrid. (José Luis Pindado)

De sobra es conocido y probado científicamente que las grasas saturadas tienen un efecto negativo en la salud. Un consumo excesivo puede impulsar el desarrollo de enfermedad metabólica y cardiovascular o empeorarla si ya existe. Ahora, un equipo de investigación de la Universidad CEU San Pablo avanza un paso más dando a conocer cómo actúan las dietas ricas en este tipo de grasas sobre la salud mental.

El panorama final no resulta alentador, ya que pone de manifiesto que el exceso de grasas saturadas en la alimentación podría convertirse en un grave riesgo pues son perjudiciales para el desarrollo cognitivo de adolescentes, según los datos que han publicado Mariano Ruiz-Gayo y Nuria del Olmo, catedrático y profesora de Farmacología, respectivamente, de la Facultad de Farmacia de la citada universidad, en el último número de Neurobiology of Learning and Memory.

Paso previo
Los investigadores han analizado el comportamiento de dos grupos de ratones, a uno de los cuales se le suministró una dieta en la que el 45 por ciento de las calorías procedía de grasas saturadas, mientras que el otro recibió una alimentación convencional, con las mismas calorías de la otra dieta, pero en cuya composición predominaban los hidratos de carbono.

Básicamente, los ratones que habían ingerido más grasas saturadas durante la etapa de la adolescencia presentaban alteraciones de la memoria y el aprendizaje (perdieron la capacidad de discriminar entre objetos conocidos y nuevos). Sin embargo, estas alteraciones no se apreciaron en animales adultos.

Según Ruiz-Gayo, parece que el efecto sobre el aprendizaje es independiente de los problemas metabólicos que puedan causar las dietas ricas en grasas saturadas puesto que las alteraciones cognitivas se observan antes de que aparezcan las metabólicas. "Incluso se sugiere, aunque es especulativo, que un individuo joven (independientemente de la especie, aunque en humanos haría referencia a niños de entre 10-14 años, aproximadamente), que consumiera dietas ricas en grasas saturadas podría tener problemas cognitivos aunque jamás llegara a desarrollar algún tipo de alteración metabólica. Y esto es destacable porque se trata de un problema de salud de difícil valoración y diagnóstico", ha indicado a DM.

Así pues, las principales conclusiones de esta investigación, presentada también en el último congreso anual de la Sociedad Americana de Endocrinología en San Francisco (Estados Unidos), ponen de manifiesto la ausencia de cambios metabólicos en ratones jóvenes, por lo que no se puede asociar esta parcela con su potencial influencia en la conducta, disminución de la memoria y cambios morfológicos neuronales, sobre todo en el hipocampo, área cerebral muy relacionada con la memoria y el aprendizaje, así como resistencia, en esas áreas del cerebro, al efecto de la leptina. Esta hormona tiene una notable influencia en todos los procesos de maduración neuronal. "En los animales estudiados se ha observado que el hipocampo no responde adecuadamente a la leptina. Son leptinorresistentes cerebralmente".

¿Efectos mantenidos?
Se desconoce además si las alteraciones de la conducta, en la que los investigadores engloban memoria y aprendizaje, son reversibles o no. De hecho, este aspecto será el objetivo de otro nuevo estudio, aunque sí existen datos que indican que cuando a los animales de experimentación se les restringen las calorías, pero con la misma dieta rica en grasa saturada, las alteraciones existentes se mantienen y no mejoran, incluso algunos aspectos se siguen deteriorando, "lo que, de nuevo, nos hace pensar que el problema no se basa en una cuestión calórica sino en que algún componente de la dieta, y no mediado por alteraciones metabólicas, está ejerciendo un efecto directo sobre el cerebro", según Ruiz-Gayo.

Para el catedrático, eliminar las grasas saturadas de la dieta es actualmente, además de un hecho prácticamente imposible, poco realista. No obstante, sí sería posible y beneficioso inculcar estilos de vida, incluso desde la infancia, en los que el consumo de grasas saturadas se realizara de forma muy moderada.

La adolescencia, una etapa de gran susceptibilidad

La novedad de la investigación de la Universidad San Pablo CEU es que se han comparado los efectos y la diferente susceptibilidad de la grasa saturada entre adolescentes y adultos. En el ensayo, los animales adultos que recibían una alimentación rica en grasas saturadas no presentaban alteraciones de la memoria ni otro tipo de cambios en la conducta, a pesar de ser obesos, frente a los resultados contrarios observados en animales jóvenes.

Los autores consideran que durante la adolescencia el cerebro parece ser más susceptible al efecto negativo de dietas en las que predominan las grasas saturadas. "Podría ser además que generen cambios hormonales que afectan a la maduración de algunas áreas cerebrales", señala Mariano Ruiz-Gayo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario