lunes, 24 de octubre de 2011

El uso convencional de fingolimod corrobora su seguridad y su eficacia - DiarioMedico.com

LA ESPERA DE SU COMERCIALIZACIÓN EN ESPAÑA

El uso convencional de fingolimod corrobora su seguridad y su eficacia

Fingolimod sigue acreditando su seguridad y su eficacia para reducir brotes y para evitar la atrofia cerebral en pacientes de esclerosis múltiple, según se ha destacado en el V Congreso de los Comités Europeo y Americano para el Tratamiento y la Investigación de la Esclerosis Múltiple (Ectrims y Actrims), celebrado en Ámsterdam (Holanda).

Beatriz Roselló   |  24/10/2011 16:43

 
Un diagnóstico de esclerosis múltiple supone a menudo no poder tomar decisiones de futuro, como pedir una hipoteca o comenzar una carrera. Siendo una enfermedad degenerativa que aparece a edades tempranas, es importante para los pacientes que los neurólogos también incidan en el tratamiento de los síntomas: "Se trata de medir la incidencia real en la calidad de vida de los pacientes, no sólo la reducción del número de brotes o recaídas", apunta Rafael Arroyo, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, en el V Congreso de los Comités Europeo y Americano para el Tratamiento y la Investigación de la Esclerosis Múltiple (Ectrims y Actrims, en sus siglas en inglés), celebrado en Ámsterdam (Holanda).

Los afectados, según explica Anna Torremeder, presidenta de la Federación Española para la Lucha contra la Esclerosis Múltiple, son "gente joven que tiene que plantearse normalmente qué hacer con sus problemas de movilidad y qué va a ser de su vida". Pero no siempre la enfermedad puede comenzar a tratarse pronto, pues a veces no hay síntomas muy claros. "El diagnóstico del neurólogo es fácil", afirma Guillermo Izquierdo, del Hospital Virgen de la Macarena en Sevilla, "lo difícil es que el paciente llegue al neurólogo, que el médico de Familia sea sensible y le derive".

Los medicamentos orales: una nueva era en el tratamiento
Una vez hecho el diagnóstico, entra en juego el tratamiento, en el que medicamentos orales como fingolimod, comercializado como Gylenya por Novartis, han supuesto un antes y un después en la calidad de vida de los pacientes. Así lo destaca Alfredo Rodríguez Antigüedad, del Hospital de Basurto, en Bilbao, y vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), que comenta cómo los mecanismos de acción de la molécula justifican sus ventajas: "Los resultados de la experiencia en ensayos clínicos y en el uso convencional revelan que, hasta la fecha, el medicamento no se ha asociado al incremento de infecciones o de tumores". Esta mejora se produce porque, a diferencia de los inmunosupresores, el medicamento actúa secuestrando sólo los linfocitos T activados, es decir, "las células malas que van dirigidas contra los antígenos de la mielina", y de esta manera el sistema inmunológico del organismo sigue íntegro, evitando la aparición del síndrome pseudogripal típico de los inyectables.

El fármaco, que ha sido aprobado por el Ministerio de Sanidad , Política Social e Igualdad recientemente y espera la aprobación de la Agencia Española del Medicamento, ha sido comercializado en Estados Unidos desde septiembre de 2010. En un simposio desarrollado por Novartis con motivo del congreso, se han mostrado datos clínicos del avance del fármaco. "Ya hay 20.000 pacientes tratados de manera convencional con este medicamento durante un año, hay 2.000 que llevan más de dos años de tratamiento e incluso hay pacientes procedentes de ensayos clínicos que llevan más de siete años de tratamiento". La experiencia acumulada sigue acreditando la seguridad de fingolimod, así como su eficacia para reducir la inflamación entre un 52 o 54 por ciento, así como para evitar al atrofia cerebral entre un 30 y un 40 por ciento, en comparación con el placebo o con los interferones.

Según Rodríguez Antigüedad, este efecto neuroprotector aparece los seis primeros meses desde el comienzo del tratamiento. Además, el análisis de los pacientes especialmente activos dio lugar a mejores resultados, concluyendo que la reducción de la tasa de recaída era del 71 por ciento en estos casos. A estos datos, hay que añadirle otra ventaja muy destacable: el hecho de ser oral y no inyectable supone una gran mejora para la calidad de vida del paciente, pues evita que tenga que pincharse.

Según el especialista, los nuevos medicamentos como este suponen una gran noticia para profesionales y pacientes y que siga comprobándose su eficacia y su seguridad también. "Hace quince años, cuando diagnosticábamos la enfermedad, sabíamos que le estábamos dando al paciente una sentencia de incapacidad, porque no había tratamiento. Era gente de 25 años que acababa con 45 en una silla de ruedas y con su vida profesional hundida. Que estemos hablando de tratamientos cada vez más eficaces resulta fantástico", afirma. "No sólo estamos hablando de reducción del número de brotes, sino de disminución de la discapacidad".
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