jueves, 6 de octubre de 2011

Inflamación y microbiota intestinal, relacionadas - DiarioMedico.com

estudio en centenarios indaga el impacto en el envejecimiento

Inflamación y microbiota intestinal, relacionadas

La microbiota intestinal no varía hasta que el hombre no está bien entrado en años; de ahí que el estudio de la composición microbiona del intestino en los centenarios sea una fuente de conocimiento en diversas áreas.
Laura Pérez Torres. Málaga   |  30/09/2011 00:00

Existen muchos órganos y sistemas que participan en la inflamación durante el envejecimiento; conocer cómo se produce este proceso es importante, ya que todas las enfermedades relacionadas con la vejez tienen ese factor. "Hemos empezado a investigar sobre la importancia de la microbiota intestinal en este proceso y existe una clara correlación", ha informado Claudio Franceschi, especialista de la Universidad de Bolonia.

La inflamación sigue siendo un problema sin solución en la biomedicina porque todavía se desconocen exactamente cuáles son sus causas y de dónde proceden los estímulos. "Es mucho más compleja porque constituye un fenómeno local y sistémico", ha explicado el médico italiano durante su intervención en el LIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
  • La microbiota de las personas centenarias está acompañada de un aumento de citocinas que puede contribuir al proceso inflamatorio en el envejecimiento
Eje intestino-cerebro

"Estamos estudiando las microbiotas intestinales con metabolómica: son muy interesantes porque tienen efecto sobre el hígado, el intestino, el músculo y hay muchos datos que sugieren que existe un eje intestinocerebral", ha aclarado Claudio Franceschi. Todas las bacterias presentes, tanto en el intestino como en otros tejidos del organismo, "se encuentran en cantidades y en una gran diversidad de géneros", ha descrito.

El especialista ha apuntado que tenemos que considerarnos como superorganismos: cada individuo tiene muchísimos genes microbianos prevalentes y cuentan con muchas funciones, entre ellas la de proteger contra patógenos, metabólicos y nutricionales.

El equipo que dirige el especialista en la Universidad de Bolonia ha realizado la biosecuenciación (ribotipado 16S). "Aunque sabemos que la microbiota intestinal está en muchos organismos y tiene regiones hipervariables, esta secuencia se puede recabar con este chip y así hemos estudiado la microbiota en personas centenarias".

A pesar de las dietas variadas de cada uno, 15 de los 21 centenarios del estudio estaban agrupados, lo que sugiere que hay una identidad común de su microbioma intestinal y aproximadamente el 9 por ciento de la variabilidad total de la microbiota está relacionada con el patrón de citosinas proinflamatorias, puesto que hay distintas bacterias que se correlacionan con niveles elevados de citosinas proinflamatorias en el suero de estos ancianos".

Cambios en la vejez

La microbiota se mantiene estable hasta los 70 años como mínimo. Su composición en las personas centenarias no tiene similitudes significativas, lo cual sugiere que son influencias medioambientales. Además, "existe mucha variación geográfica, y la microbiota de las personas centenarias está ya acompañada de un aumento de citocinas, lo cual pensamos que puede contribuir en el proceso inflamatorio de la vejez", ha subrayado.

"Lo que estamos buscando son metabolitos que producen las macrobiotas que pasan a la sangre y son encontradas en la orina", ha establecido el especialista italiano, y ha hecho hincapié en que "en nuestras investigaciones hemos comprobado que existe una correlación entre algunos de los recuentos bacterianos y fenotipos específicos".

La dieta también puede tener su influencia en el proceso de inflamación del envejecimiento, ya que la nutrición puede alterar el epigenoma. "La reprogramación nutricional del proceso de envejecimiento es posible; sabemos que los cambios en epigenética se dan en la metilación, que, por ejemplo, modula la función del ADN", ha reseñado el experto.

Por otro lado, "es sabido que un daño aleatorio a las mutaciones específicas y la reprogramación epigenética pueden tener efectos sobre los fibroblastos, que producen envejecimiento o un proceso inflamatorio, lo que  sugiere que es una respuesta al daño del ADN que empieza ya a producir compuestos inflamatorios".

Franceschi ha añadido que estos compuestos inflamatorios que se producen generan la liberación de otras células y se forma una especie de ola que induce la producción de citosinas inflamatorias en las células circundantes.

El macrófago produce cantidades importantes de compuestos inflamatorios que inducen a los fibroblastos a que produzcan aún más moléculas inflamatorias.

Finalmente, las células madre locales se convierten en productoras muy fuertes de compuestos inflamatorios y esto es algo esencial para la progresión del cáncer. Si interrumpe la producción de los compuestos inflamatorios, las células no causan metástasis, por lo que "podrían ser diferentes los cánceres en mayores que en jóvenes, y la inflamación local y sistémica es un objetivo prometedor para parar o  impedir el crecimiento de metástasis tumorales".

ADN CIRCULANTE

El ADN mitocondrial es una fuente interna para moléculas potentes inflamatorias. "Sabemos que DAMP, terminología para estos patrones moleculares que pueden disparar una respuesta inmune innata y liberarse por tejidos dañados, están muy presentes en plasma durante la sepsis y representados por péptidos de formilo que se unen a los receptores FPR1 y ADN", ha informado Claudio Franceschi. La diferencia entre personas de 50 y de 75 años es bastante significativa: "Los niveles de ADN mitocondrial aumentan con la edad, lo que sugiere que se implican en el proceso de inflamación en la vejez y son consecuencia de un recambio celular muy acelerado por apoptosis cuyo efecto positivo, la eliminación eficiente de las células dañadas, provoca otro que no lo es tanto".
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