SOCIEDADES CIENTÍFICAS
EL MÉDICO INTERACTIVO - ESPAÑA
FEBRERO 2009
Cuatro de cada cinco personas que padecen insuficiencia venosa crónica derivada de su actividad laboral son mujeres
Redacción
Se trata de una patología frecuente que deteriora en gran medida la calidad de vida de las personas que tiene una actividad laboral que les obliga a permanecer de pie o sentados mucho tiempo, según el que fuera presidente del Capítulo Español de Flebología, el doctor Alberto Masegosa
Madrid (11-2-09).- La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una patología frecuente que deteriora en gran medida la calidad de vida de las personas que tiene una actividad laboral que les obliga a permanecer de pie o sentados mucho tiempo. Así lo ha destacado el que fuera presidente del Capítulo Español de Flebología, Alberto Masegosa, que ha advertido que “la consulta al médico o el uso de medidas de prevención son bajos, las campañas de prevención deberían incluir distintos ámbitos; desde las tomadas por la propia persona, pasando por las empresas o la administración, y con el asesoramiento y colaboración de las Sociedades Científicas”.
Esto es debido, según él, "a que el drenaje de la sangre de las venas de las extremidades inferiores se produce de forma eficaz durante el ejercicio, por efecto de la bomba muscular de la pantorrilla, y al estar tumbado, porque se igualan las presiones entre las venas de las extremidades inferiores y la aurícula derecha". La actividad cotidiana en muchas personas dificulta el poder realizar ejercicio o elevación de las extremidades inferiores con la consiguiente dificultad de drenaje sanguíneo de las mismas. "Esto es especialmente marcado en algunas actividades laborales, sobre todo, aquéllas que exigen estar varias horas de pie o un sedentarismo prolongado. La exposición a fuentes de calor cercanas o actividades en ambientes calurosos aumentan los síntomas”.
Este cirujano vascular ha comentado que en personas que no tengan enfermedad venosa de las extremidades inferiores "esto se traduce en dolor e hinchazón con el consiguiente deterioro de su calidad de vida. Sin embargo, en el caso de las personas con alteración en el funcionamiento normal de las válvulas de las venas de las extremidades inferiores, además de los síntomas descritos se acrecienta la progresión de su enfermedad hasta llegara estadios más severos”.
Un trabajo de campo realizado por el Capítulo Español de Flebología incide en el impacto de la IVC en el ámbito profesional. Las conclusiones son esclarecedoras. El 65 por ciento de las personas que referían molestias en algún momento de su vida laboral eran amas de casa, peluqueros, recepcionistas o camareros. Cuatro de cada cinco que tenían síntomas eran mujeres. De las personas que respondieron afirmativamente a la existencia de síntomas de IVC, la mayoría pasaban más de cinco horas al día de pie o dos sentados. De los que tenían síntomas el 42 por ciento los presentaban todos los días, el 26,8 por ciento contaban que los síntomas eran frecuentes y el 33,1 por ciento que los tenían ocasionalmente. Sólo un 36 por ciento de las personas sintomáticas consultó con su médico de cabecera por éste problema. Lo combatían con medidas posturales el 93 por ciento, con medias elásticas y medicación el 34,9 por ciento, sólo con medicación el 31,8 por ciento y solamente acudían al cirujano vascular el 15,5 por ciento.
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