lunes, 29 de junio de 2009

Mapeo cerebral para reducir el riesgo quirúrgico



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ESPAÑA
Mapeo cerebral para reducir el riesgo quirúrgico

El mapeo cerebral se emplea cada vez con más frecuencia para reducir los riesgos de las intervenciones neuroquirúrgicas.


Sonia Moreno - Lunes, 29 de Junio de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. El 20 por ciento de los tumores cerebrales pueden beneficiarse del mapeo, además de otras patologías, como las malformaciones vasculares
2. El anestesiólogo debe mantener consciente al paciente y sin dolor; el enfermo, por su parte, colabora para asegurar que sus funciones se mantienen intactas

El mapeo cerebral reduce la morbilidad en las intervenciones neuroquirúrgicas que se realizan sobre lesiones próximas a zonas elocuentes del cerebro. La técnica se emplea fundamentalmente en tumores cerebrales de bajo grado, cuya cercanía con áreas significativas del cerebro pone en riesgo funciones del lenguaje, la sensibilidad y el movimiento, entre otras, pero también puede ser útil en malformaciones vasculares y en otras patologías cuando el abordaje quirúrgico comprometa zonas funcionales del cerebro.

Según explica Carlos Ruiz-Ocaña, responsable del Servicio de Neurocirugía del Hospital Quirón, en Madrid, "cerca del 20 por ciento de los tumores cerebrales se pueden beneficiar de esta técnica". Ruiz-Ocaña ha practicado con éxito la extirpación de una lesión tumoral cerebral por medio de craneotomía con paciente despierto para mapeo cerebral.

Los cirujanos resecaron un glioma, alojado en la ínsula izquierda de una paciente que se mantuvo despierta parte de la intervención. Según fuentes del Hospital Quirón, se trata de una intervención de la que no se tiene constancia de antecedentes en la sanidad privada española. Sí hay amplias series de pacientes intervenidos en hospitales del sistema nacional de salud, tales como el Clínico San Carlos, en Madrid, pionero en el empleo del mapeo cerebral con estimulación eléctrica directa en la corteza.

Ruiz-Ocaña ha contado con la colaboración del neurocirujano Santiago Gil-Robles, también del Hospital Quirón, y con Hugues Duffau, jefe de Neurocirugía del Hospital Gui de Chauliac, en Montpellier (Francia), y uno de los especialistas más renombrados del mundo en este tipo actuaciones quirúrgicas. El equipo quirúrgico se completaba, además de con el personal de enfermería y sofisticados instrumentos de estimulación, con anestesiólogos, neurólogos y logopedas, que desempeñan un papel esencial durante todo el proceso.

Despierto y sin dolor
Así, el anestesiólogo debe mantener al paciente consciente y sin dolor una vez se le ha practicado la craneotomía, y durante el tiempo suficiente para asegurar que la extirpación del tumor no afectará a zonas significativas del cerebro. "Mientras la enferma permanecía despierta, el neurólogo-logopeda realizaba las pruebas; fundamentalmente, la paciente recibía estímulos mediante electrodos en diferentes puntos del cerebro, a la vez que se le requería que identificara imágenes, contestara preguntas y realizara determinados movimientos; de esta forma, nos asegurábamos de que los tejidos sobre los que se actuaba no ponían en peligro las capacidades funcionales".

La colaboración de los pacientes es vital, pues el tiempo en que permanecen despiertos contestando a la batería de estímulos no está exento de estrés, como reconoce Ruiz-Ocaña, lo que ha de tenerse en cuenta a la hora de seleccionar al candidato para este tipo de intervenciones. También resulta imprescindible el trabajo radiológico previo a la cirugía, basado en la resonancia magnética funcional que ofrece una imagen anatómica exacta del cerebro.

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