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ESPAÑA
HAY CIRROSIS EN EL 3% DE LAS INFECCIONES OCULTAS
El virus C oculto puede pasar desapercibido en transfusiones
El virus de la hepatitis C oculto puede que no se detecte en las pruebas previas a la donación de sangre, por lo que es posible transmitirlo. Un estudio italiano que se publica en el último número de PLoS One muestra que el virus oculto puede estar en poblaciones no seleccionadas.
REDACCIÓN - Viernes, 18 de Diciembre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.
llaves conceptuales:
1. La forma de diagnosticar la infección oculta por virus C de la hepatitis en un donante sería determinar la presencia del ARN del virus C
2. Los sujetos con esta infección oculta por el virus de la hepatitis C podrían tener una enfermedad hepática agresiva sin saberlo y sin tratarla
El equipo de Laura de Marco, de la Universidad de Turín, en Italia, publica un estudio en PLoS One sobre la infección por virus de la hepatitis C oculto en poblaciones no seleccionadas.
En 2004, el grupo de Vicente Carreño, de la Fundación para el Estudio de las Hepatitis Virales, descubrió esta nueva forma de hepatitis C, ya que se detectó ARN del virus en células de sangre periférica y en biopsias hepáticas.
Esta nueva forma de infección podría transmitirse en los bancos de sangre, puesto que es un virus indetectable a las técnicas convencionales. En general, en los bancos de sangre se realizan las siguientes pruebas: detección de anticuerpos frente al virus C de la hepatitis, determinación del ARN del virus C en suero por PCR, y optativamente ATL y AST (transaminasas).
En cualquier caso, un paciente con infección oculta por virus C resultaría negativo al anticuerpo frente al virus C, a la PCR en suero y, teniendo en cuenta los resultados de este artículo, podría tener las transaminasas normales, "por lo que sería aceptado como donante pero potencialmente podría infectar al receptor", ha apuntado Vicente Carreño a Diario Médico.
Así, la forma de diagnosticar la infección oculta por virus C de la hepatitis en ese donante sería determinar la presencia del ARN del virus C en las células de sangre periférica, como hicimos en nuestro primer artículo y han hecho los autores de este trabajo.
"El problema es que la determinación del ARN del virus por PCR en células periféricas añade una dificultad técnica y laboriosa y no se hace en los bancos de sangre ni en las determinaciones rutinarias de los hospitales".
Otra forma alternativa de diagnosticar la infección oculta es determinar la presencia de ARN en suero mediante un paso previo de ultracentrifugación. Sin embargo, esta prueba es técnicamente compleja y no se hace en ningún banco de sangre ni laboratorio diagnóstico rutinario de hospitales. Finalmente, también se puede hacer una biopsia de hígado, "aunque no es realista hacerlo en la población general".
La transmisión de virus C oculto en bancos de sangre, unidades de hemodiálisis y familiares no se puede prevenir, puesto que es complicado detectarlo, pero puede tener implicaciones importantes, porque se podría estar transmitiendo la infección en bancos de sangre, unidades de diálisis y en el entorno familiar.
Se sabe que el 3 por ciento de los pacientes con infección oculta por virus C pueden tener cirrosis hepática. Por eso, los sujetos con esta infección oculta podrían presentar una enfermedad hepática agresiva sin saberlo y sin que se pueda diagnosticar con métodos convencionales.
(PLoS One 2009; 4: 128-131).
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