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miércoles, 24 de febrero de 2010
Método Halliwick, una terapia acuática en auge
Un grupo de pacientes durante una sesión de fisioterapia acuática.
Diariomedico.com
ESPAÑA
BENEFICIOS FÍSICOS y PSICOLÓGICOS
Método Halliwick, una terapia acuática en auge
El método Halliwick fue desarrollado por James McMillan en 1949 como técnica de enseñanza de la natación. El desarrollo y mejora de sus principios ha posibilitado que hoy sea empleado como terapia de rehabilitación.
Ángeles Blanco - Miércoles, 24 de Febrero de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
llaves conceptuales:
1. La técnica se basa en un tratamiento acuático de fisioterapia en el que se realizan diferentes ejercicios pautados por el fisioterapeuta
2. La terapia tiene beneficios a nivel físico y psicológico y el hecho de que se trabaje en grupo hace que los pacientes le otorguen un sentido lúdico
Muchas son las patologías a las que les puede ser útil la aplicación de esta metodología. Basada en los principios de Hidrostática, Hidrodinámica, Termodinámica y en las reacciones del cuerpo humano inmerso en el agua, la técnica Halliwick amplía cada vez más sus horizontes, permitiendo que sus beneficios se extiendan a múltiples contextos.
Como ha explicado a Diario Médico María Dolores Mazoteras, profesora de Fisioterapia de la Universidad Europea de Madrid, "el método Halliwick comenzó a aplicarse en niños con discapacidad física -parálisis cerebrales, retrasos motores, daño cerebral-, pero luego se vio que podía servir como terapia de rehabilitación aplicable en cualquier contexto en el que pueda tener cabida la fisioterapia: desde adultos con trastornos del equilibrio, afecciones traumatológicas tras la cirugía, lumbalgia y patología reumática o niños con deficiencia mental, hasta la prevención de caídas en personas de la tercera edad".
La técnica se basa en un tratamiento acuático de fisioterapia en el que se realizan diferentes ejercicios pautados. La duración de las sesiones es estimada por los profesionales en función de la gravedad de la patología, siendo de menor duración para los casos de mayor afectación. De forma general, el tiempo de trabajo oscila entre 30 y 50 minutos por sesión y de una a tres sesiones por semana, y en ningún caso se emplea material auxiliar como flotadores, manguitos u objetos similares.
Según Mazoteras, "se aprovechan las propiedades físicas de la inmersión de un cuerpo en el agua para desarrollar el equilibrio, mejorar el esquema corporal, progresar en la realización de los cambios de posición sobre los diferentes ejes -transversal y longitudinal- a fin de lograr una memoria motora que permita a los pacientes reproducir la actuación fuera del agua".
De este modo, al anular la acción de la gravedad, los ejercicios se realizan de forma más sencilla y la presión hidrostática envuelve al cuerpo del paciente despertando todos sus receptores y mejorando en consecuencia la percepción corporal.
Beneficios psicológicos
Sin embargo, no todos los beneficios son a nivel físico. Mazoteras ha señalado que este tipo de terapia repercute positivamente en la autoestima del paciente. "Hay mejoras a nivel emocional porque la inmersión acuática permite moverse más fácilmente e incluso realizar movimientos que fuera no se pueden hacer".
Además otra de las ventajas es que la propia dinámica de la terapia hace que se olvide el objetivo rehabilitador y se favorezca, por tanto, la disposición del paciente hacia el tratamiento. "Muchas veces se trabaja en grupo, sobre todo cuando se emplea en niños, y eso hace que no tengan impresión de rehabilitación sino una sensación lúdica, que les hace tomarse la terapia como un juego".
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