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jueves, 20 de mayo de 2010
Descubren una alta prevalencia de depresiones mayores en pacientes con traumatismo craneoencefálico :: EL MÉDICO INTERACTIVO :: ESPAÑA
EL MÉDICO INTERACTIVO :: ESPAÑA
Descubren una alta prevalencia de depresiones mayores en pacientes con traumatismo craneoencefálico
Redacción
Los desórdenes de depresión mayor pueden ser el problema más común y discapacitante de estos pacientes; con circunstancias asociadas como un empeoramiento de la función cognitiva, agresividad y ansiedad, mayor discapacidad funcional, una recuperación peor, altas tasas de intentos de suicido y mayores costes de salud
Madrid (20- 05-10).- La mayoría de los pacientes que sufren un traumatismo craneoencefálico sufren una depresión un año después de su hospitalización, según un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Seattle (Estados Unidos), cuyos resultados se publican en la revista JAMA.
Según el autor de este trabajo, el traumatismo craneoencefálico (TBI) es la mayor causa de discapacidad en Estados Unidos. Su estudio y tratamiento suele centrarse en los impedimentos físicos y cognitivos que provoca, a pesar de que los daños psicológicos representan una importante causa de discapacidad".
Hasta ahora se sabía poco sobre las tasas, los factores de predicción o los resultados que puede traer un desorden de depresión mayor entre los individuos con TBI.
El equipo del doctor Bombardier buscaba determinar la tasa de MDD que se registraba durante el primer año después de sufrir un TBI y examinar también los factores para predecir la aparición de desórdenes de depresión mayor, la coexistencia de enfermedades relacionadas con la MDD y su relación con la calidad de vida de estos pacientes.
Para averiguarlo estudiaron a 559 adultos hospitalizados con TBI de complicación media a severa, que fueron seguidos a través de entrevistas telefónicas en el primer mes, el sexto, el octavo y al cabo del año. La depresión y la ansiedad eran evaluadas a través de las medidas del Cuestionario de Salud de los Pacientes (PHQ), que fueron facilitados en cada evaluación, y a través de las medidas de Calidad de Vida de los Europeos, que fue administrado a los pacientes del estudio a los 12 meses.
Descubrieron que, durante el primer año tras sufrir un TBI, 297 de los 559 pacientes (53%) cumplían criterios para padecer una MDD al menos una vez, una tasa de MDD ocho veces mayor de lo que se podría esperar en la población general. No obstante, los autores advierten de que, al ser datos incompletos, referidos sólo a cada momento de evaluación, las tasas de depresión calculadas son conservadoras.
Los participantes de este estudio eran, en su mayoría, hombres que sufrieron accidentes de tráfico que les provocaron traumatismo craneoencefálico. La prevalencia de la MDD variaba entre el 31 por ciento del primer mes y el 21 por ciento de los seis meses.
El riesgo de sufrir una MDD tras un TBI estaba asociada con la MDD en el momento de sufrir el daño, el historial de MDD del paciente antes del accidente (pero no en el momento del daño), la edad ( los individuos mayores de 60 años corrían menos riesgo de sufrir una MDD que los de 18 a 29 años) y el grado de dependencia del alcohol a lo largo de su vida.
Los pacientes con MDD eran más propensos a sufrir también desórdenes de ansiedad tras el TBI y aquellos sin MDD, el 60 por ciento contra el 7 por ciento. Sólo el 44 por ciento de los pacientes con MDD recibieron tratamiento con antidepresivos o visitas con psiquiatras.
La MDD en el primer año tras el traumatismo craneoencefálico estuvo asociada también con más problemas de movilidad, con dificultades para desarrollar la vida cotidiana, con molestias o dolor y con mayores dificultades para funcionar 12 meses después de sufrir el TBI. Tras ajustar los predictores de MDD, descubrieron que las personas con MDD tenían menos calidad de vida al primer año tras sufrir el daño, en comparación con las personas sin depresión.
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