Neurología / Todavía son experimentales
Desarrollan dos prometedores tests para el mal de Alzheimer
Uno detecta si la persona tiene la enfermedad y el otro, si tiene riesgo de desarrollarla
Viernes 21 de enero de 2011 | Publicado en edición impresa
Gina Kolata
The New York Times
Desarrollan dos prometedores tests para el mal de Alzheimer
Una nueva sustancia de contraste permitiría detectar las placas amiloides con tomografías computadas. Foto Archivo
NUEVA YORK.- Dos equipos científicos difundieron avances importantes para resolver dos obstáculos clave en la detección del Alzheimer: ¿cómo saber si una persona con demencia tiene la enfermedad? y ¿cómo se puede controlar a la población general para identificar quiénes podrían desarrollarla?
Uno de los grupos evaluó la utilidad de un nuevo tipo de estudio cerebral por imágenes capaz de detectar las placas características del Alzheimer. Ayer, un comité de la agencia regulatoria de los Estados Unidos, FDA, solicitó la investigación para revisarla y decidir si recomendará el uso de la prueba.
El segundo equipo hizo un estudio para determinar si un análisis de sangre podría detectar la presencia de beta amiloide, el fragmento de la proteína precursora de las placas de Alzheimer, y si sus niveles en sangre están asociados con el riesgo individual de desarrollar trastornos de la memoria. Y la respuesta fue sí, pero el test aún no está listo para aplicarlo como método diagnóstico generalizado.
Ambos trabajos aparecieron publicados anteayer en The Journal of the American Medical Association . "Son dos investigaciones muy importantes, y no siempre digo algo así", señaló Neil S. Buckholtz, jefe del Area de Demencias, del Instituto Nacional de Estudios del Envejecimiento.
Para realizar el estudio cerebral por imágenes se utiliza una tintura desarrollada por Avid Radiopharmaceuticals que se adhiere a las placas en el cerebro del paciente y las vuelve visibles durante una tomografía por emisión de positrones (PET).
El estudio, realizado por Avid, incluyó a 152 adultos próximos al final de la vida que aceptaron realizarse un estudio cerebral por imágenes y, también, que se les hiciera una autopsia del cerebro al morir. Los investigadores querían saber si las imágenes y las autopsias revelarían las mismas placas.
A los 29 pacientes que fallecieron se les realizó la autopsia cerebral. En 28 casos, las imágenes coincidieron con los resultados de la autopsia. A la mitad de esos 29 participantes se le había diagnosticado Alzheimer; el resto había recibido otros diagnósticos. Sólo en uno de los participantes, en el que se sospechaba que había tenido Alzheimer, no se detectaron placas con las imágenes o la autopsia. Otros dos pacientes con demencia terminaron teniendo Alzheimer, aunque se les habían diagnosticado otras enfermedades.
El estudio incluyó también a 74 personas más jóvenes y sanas, a las que también se les realizó el estudio cerebral por imágenes. Los investigadores no esperaban detectar placas y, de hecho, no las encontraron.
Si la FDA aprueba el estudio, hay médicos que dicen que lo utilizarán para determinar si un paciente con demencia tiene Alzheimer. Además, lo utilizarán, o ya lo están haciendo, laboratorios que prueban drogas para eliminar del cerebro la proteína beta amiloide. Las imágenes muestran si las drogas actúan.
El segundo estudio, sobre un análisis de sangre para detectar esta enfermedad, concluyó que el test podría funcionar. Pero los investigadores coinciden en que aún no está listo para usarlo en la práctica clínica.
El equipo de la doctora Kristine Yaffe, de la Universidad de California y del Centro Médico de Asuntos de los Veteranos, en San Francisco, estudió a 997 personas de alrededor de 74 años. Durante 9 años controlaron a los participantes y les hicieron pruebas cognitivas y un análisis de sangre para detectar beta amiloide.
La proteína se encuentra en el cerebro, desde allí pasa al líquido cefalorraquídeo y, luego, al torrente sanguíneo. Cuando el amiloide se acumula en placas, su nivel en el líquido cefalorraquídeo disminuye. Esto indica riesgo de desarrollar Alzheimer.
El equipo planteó si podría demostrar lo mismo con un análisis de sangre. Esto es difícil porque los niveles de beta amiloide en sangre son mucho más bajos que en el líquido cefalorraquídeo. Además, existirían otras fuentes de amiloides en sangre, lo que podría alterar los resultados del test.
El equipo dividió a los participantes en grupos y observó que a mayor nivel de beta amiloide en sangre, menor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo, y viceversa. Pero hubo también otros factores en juego: los niveles bajos de la proteína no fueron tan útiles para predecir el deterioro cognitivo en los participantes con mayor nivel educativo, y las personas con el gen APO e4, asociado con el aumento del riesgo de desarrollar Alzheimer, parecían tener más posibilidad de sufrir deterioro mental aun cuando sus niveles sanguíneos de beta amiloide fueran altos.
Para el doctor Clifford Jack, de la Clínica Mayo, la precisión del test "no fue suficiente" como para predecir la posibilidad de desarrollar deterioro cognitivo en la década posterior a su realización.
Aun así, el doctor Ronald C. Petersen, de la Asociación de Alzheimer, opinó que si se van a desarrollar terapias para retrasar o frenar la enfermedad, sería importante poder usarlas antes de que el daño sea irreversible. "Necesitamos una herramienta diagnóstica poblacional económica y segura, como el colesterol para la cardiología", sostuvo.
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