Los pacientes que toman imatinib contra la LMC tienen un riesgo similar de muerte que la población en general
En un estudio internacional se observó que el riesgo de muerte de pacientes con leucemia mielógena crónica tratados con imatinib (Gleevec), que habían estado en remisión por al menos 2 años, no fue diferente al de la población en general. El estudio sobre los efectos secundarios a largo plazo del imatinib (ILTE), dirigido por el doctor Carlo Gambacorti-Passerini de la Universidad de Milano-Bicocca en Italia, ha sido la primera evaluación independiente sobre los efectos a largo plazo del imatinib. Los resultados se publicaron por Internet el 21 de marzo en la revista Journal of the National Cancer Institute.
Los investigadores inscribieron a 832 pacientes de 27 hospitales en cinco continentes que estaban en remisión después de haber tomado el fármaco por 2 años. Se le hizo un seguimiento a los pacientes por una mediana de casi 4 años desde que se vincularon al estudio, lo que corresponde a cerca de 6 años desde el inicio del tratamiento con imatinib. Solamente 27 pacientes presentaron un efecto secundario principal asociado al fármaco durante el periodo de seguimiento. Más de la mitad de los pacientes manifestaron al menos un efecto secundario leve que afectó su calidad de vida, del cual el 68 por ciento posible o probablemente estaba asociado al fármaco. Sin embargo, solo el 2,3 por ciento de los pacientes descontinuó el tratamiento debido a los efectos secundarios.
Después de transcurridos 6 años desde el comienzo del tratamiento, el 95 por ciento de los pacientes continuaba en remisión. De las 20 muertes observadas, solo seis estuvieron relacionadas con la evolución de la LMC. “Una comparación efectuada entre el índice de mortalidad observado en pacientes con LMC y el índice de la población italiana en general no mostró una mortalidad excesiva”, escribieron los autores.
La excelente tasa de supervivencia de los pacientes en este estudio “muestra tanto el efecto abrumador que imatinib ha tenido en el curso clínico de esta enfermedad como su efecto insignificante en la aparición de neoplasias malignas asociadas al tratamiento”, comentó el doctor B. Douglas Smith del Centro Oncológico Integral Johns Hopkins Sidney Kimmel en un editorial que acompañó el artículo.
El doctor Smith anotó que un gran número de pacientes (478) había recibido imatinib como terapia de segunda línea, y el 90 por ciento de dichos pacientes había recibido tratamiento previo con interferón. Un análisis más detallado de los datos ayudaría a determinar si el interferón cumplió un papel en las remisiones a largo plazo que se observaron, indicó el doctor Smith.
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Boletín del Instituto Nacional del Cáncer - 26 de abril de 2011 - National Cancer Institute
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