REPORTAJE: Vida & Artes
La incertidumbre es perjudicial para la salud
La OMS crea alarma al decir por primera vez que los móviles pueden causar cáncer - Anuncios sin base científica concluyente no sirven para prevenir y dañan la credibilidad de la organización
EMILIO DE BENITO 02/06/2011
"Son los consumidores los que deben tomar la decisión de qué hacer". La frase, dicha el martes por Christopher Wild, director de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, dependiente de la OMS), fue el colofón de su anuncio de que el móvil puede producir cáncer. O no, porque le asignaron un nivel, el 2b -el de "posible riesgo carcinogénico"- que está a mitad de camino entre las sustancias inocuas y las que son causa probable de un tumor en la calificación internacional de agentes cancerígenos.
Pero el riesgo de cáncer de la radiación no es lo único que se ha quedado a medio camino. Con su negativa a dar consejos, han conseguido el reproche casi generalizado. Ni el Ministerio de Sanidad, ni las asociaciones de enfermos, ni los médicos ni los informadores se han quedado satisfechos.
"Lo que han hecho ha sido crear mucha alarma", afirma el presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Emilio Alba. "Lo que han hecho ha sido como tirar una piedra en un estanque, que se van propagando las ondas. La población ha integrado el móvil en su vida de manera irreversible. Ha cambiado nuestro trabajo, nuestra manera de relacionarnos. No es como el tabaco, que ante la evidencia de que es malo cuesta dejarlo, pero se le puede pedir a la gente que lo deje".
Por eso, él cree que la manera de comunicar los resultados del informe es "por lo menos, imprudente". "Esto no es como la viruela, que si hay un brote hay que comunicarlo inmediatamente. Podían haber esperado unos días, y haber negociado con la dirección de la OMS para lanzar un comunicado conjunto. Porque ahora solo nos dejan las dudas. ¿Qué hacemos con esto? ¿Se lo dejamos a los niños? No hacía falta soltarlo sin más, tenían que haber pensado en un plan de comunicación", afirma.
El catedrático de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández de Alicante Ildefonso Hernández, exdirector general de Salud Pública, opina que los científicos hicieron bien en convocar una rueda de prensa para exponer sus conclusiones. "No se debe hurtar información a la gente. Si queremos una sociedad adulta, no se puede ser paternalista". Pero también afirma que la salud pública incluye la comunicación, y cree que si esos expertos no se sentían capaces, podían haber recurrido a un experto. "Han elegido lo cómodo. Así evitan aconsejar que se dejen de usar los móviles y enfrentarse a la industria, o de decir que pueden usarse y que luego se demuestre que son dañinos. Pero el que hace un informe de este tipo tiene que involucrarse", recalca.
Hay quien no está de acuerdo. Es el caso de la directora de Salud Pública y Medioambiental de la OMS, María Neira. Lo primero que quiere dejar claro la médica española es que el IARC "es un organismo independiente". "Estaba uno de mis colaboradores, pero no como representante de la Dirección General de Salud Pública, sino como experto en el tema", advierte. Y para recalcar esta independencia, Neira señala que ni ella sabía la conclusión, y que lo que esperaba, a la vista de los informes que se sabía que iba a manejar el grupo de expertos -que eran todos conocidos- era una evaluación de grado 3, la que corresponde a sustancias "no clasificables" (no se ha visto que aumenten la probabilidad de tener cáncer).
Este nivel es, de hecho, el más abundante, y en él hay actualmente 508 sustancias o factores. En el 2b, donde han quedado integradas las radiaciones de los móviles, son 266; por encima están el grado 2a (probablemente cancerígeno, 59 entradas), y el 1 (carcinogénico, 107). Por debajo está el 4, el de compuestos descartados como cancerígenos, que solo tiene uno, el caprolactamo (una sustancia que se usa en fibras sintéticas).
Una vez que ha dejado clara la independencia del IARC, Neira resalta que el trabajo de este grupo "no es dar recomendaciones de salud pública". "Han hecho lo que tenían que hacer", destaca acerca de la teleconferencia del martes. Sobre si hay que aconsejar algo concreto o no, "ahí es donde entra la OMS", dice la responsable de Salud Pública de la organización. Pero eso no tiene por qué suceder siempre, matiza, "igual que no se ha hecho con la cafeína, que está en el mismo grupo, y de la que solo se ha dicho que se tome con moderación. A lo mejor nos pasamos años antes de decir nada", afirma.
Porque, para esta experta, la clave de esta situación es que "el IARC es un grupo de científicos que hace informes para científicos. No es para el público en general. Por eso está lleno de condicionales. No dice que haya evidencia científica de que los móviles causen cáncer; dice 'podría ser', 'a lo mejor". "Normalmente, cuando se reúne el IARC nadie le hace caso. ¡Qué más quisiera yo que se le hubiera hecho caso cuando sacó el informe sobre las camas solares, cuyo efecto cancerígeno sí que está comprobado!", comenta.
La diferencia, esta vez, como Neira admite, es que se trataba de un factor que está siempre bajo sospecha. Era la primera vez que se evaluaba la posible carcinogenicidad de estas radiaciones. Por eso el IARC -a través de la OMS- convocó a los medios de comunicación. "Hay mucha gente que está detrás de este tema, como pasa con los transgénicos. Si ellos nos hubieran pasado el informe sin más, nos acusarían de intentar ocultarlo, de estar intentando salvar la cara de la industria. Imagínate que sale y lo posponemos, entonces sí que me cortan la cabeza", afirma convencida.
Tal y como ha quedado el informe, Neira cree que no es pertinente hacer ninguna recomendación nueva. "¿Que qué voy a hacer? Nada. Lo único que hay que hacer es seguir investigando, estar más vigilantes", añade. Y como prueba definitiva, tanto de su calma como de que el IARC actuó de forma independiente, cuenta que nada más salir el informe la llamó su padre -por el móvil- para preguntarle que qué hacía. "Y yo le dije que me acababa de enterar, pero que no tenía que hacer nada".
Quizá quien más va a acusar la incertidumbre sea el Ministerio de Sanidad, que queda como responsable de dar explicaciones a la sociedad. El secretario general del departamento, José Martínez Olmos, afirma tajante que "esto es lo que pasa cuando hay una desconexión entre lo científico y lo político". "Cuando se va a dar una noticia de estas, hay que dar respuestas factibles para la gente", afirma. Por eso él cree que este grupo de expertos, u otros de la OMS, tenían que haber tenido preparado un paquete de recomendaciones, aunque fuera para decir que la gente se siguiera "comportando como hasta ahora". "Tenían que haber dicho algo", recalca.
La OMS tiene experiencia en este tipo de desencuentros con la opinión pública. La percepción generalizada es la de que se excedieron con la gripe A. "Y entonces había una causa real de preocupación", matiza Martínez Olmos. Pero el director general cree que con actuaciones así "el descrédito va en aumento". "Por muy científico que se sea, uno no puede decir lo que quiera, y menos cuando se mezcla una enfermedad que causa una preocupación generalizada en la población como es el cáncer con un aparato de utilización masiva, como son los móviles", añade.
Ante una noticia así transmitida, "los receptores quedan vendidos", afirma la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González. "Les alertamos sin darle una salida, una alternativa", añade. Claro que González no quiere cargar todas las tintas en el IARC o, en su defecto, en la OMS. "Hay una responsabilidad compartida. Por un lado está la fuente. Si no es seria, no deberíamos darle toda la importancia que le damos a veces; y si lo es, debemos dejarla en entredicho. Pero luego están los periodistas, que muchas veces no somos exigentes con nuestras fuentes, y nos sometemos a exigencias que no deberíamos. Luego están las tentaciones de amarillismo, de forzar los titulares para ganar audiencia, y con eso jugamos con fuego", dice la periodista. "Y, por último, están las autoridades. Llevamos año dándole vueltas a este tema, al de vivir en la proximidad de las centrales nucleares, y yo echo en falta estudios serios pagados por el Ministerio de Sanidad. No se hacen, y no es que no se hagan ahora por la crisis. Viene de lejos", dice.
"Es el peor escenario posible para el público en general y para los informadores", señala el presidente de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud, Francisco Cañizares. "Claro que la OMS ya nos tiene acostumbrados a este tipo de actuaciones, como pasó con la gripe A", añade.
El problema se agrava si las conclusiones del grupo no convencen a todos. "Lo que han hecho es un metanálisis [estudio de ensayos ya publicados]; no han hecho una investigación nueva", matiza Cañizares. "Salvo que tengan un informe en la manga y lo vayan a hacer público en julio [cuando el trabajo del comité se publicará en la revista científica The Lancet], no entiendo de dónde han sacado las conclusiones", afirma el oncólogo Alba, "porque van más lejos que los estudios que han manejado". Y eso "no es lógico", porque todos los que se conocen -sobre todo los dos más importantes, el Interphone y uno en Dinamarca- llegaban a la misma conclusión: "No hay evidencia de que las radiaciones causen cáncer, y habrá que seguir investigando". Hasta la Asociación Española Contra el Cáncer señala que el trabajo carece de "la robustez científica deseable".
El Ministerio de Sanidad todavía espera que la OMS reaccione. "Se tiene que pronunciar, y se lo vamos a exigir", afirma Martínez Olmos. "Tiene que cuidar que este tipo de declaraciones conlleve normas de actuación", insiste. Mientras tanto, tiene que lidiar con la patata caliente que le ha dejado la OMS. Ayer, su móvil echaba humo.
Una organización en la picota
- La Organización Mundial de la Salud fue creada en 1948 con el objetivo de ser una especie de Ministerio de Sanidad mundial.
- Está integrada por 193 Estados miembro y dos asociados, con 150 oficinas repartidas por el planeta y con más de 8.000 expertos a su servicio.
- La dirige desde 2006 la china Margaret Chan.
- Pensada para ayudar a países pobres, se hizo un hueco en la agenda mundial con la gripe asiática de 2003.
- La gripe aviar de 2005 -que todavía no se ha extinguido- le dio aún más protagonismo.
- La gripe A, que se declaró en 2009, la puso en entredicho. Lideró la alarma mundial (que a posteriori se demostró exagerada porque el virus resultó menos peligroso de lo que se temía) y eso cuestionó el trabajo de sus técnicos. Su descrédito creció cuando se negó a facilitar los nombres de los integrantes del grupo de expertos que habían asesorado su manejo de la crisis de la gripe A. Chan respondió que lo hacía precisamente para evitar que sufrieran presiones. La desconfianza aumentó cuando se supo que varios de ellos habían colaborado con las farmacéuticas.
La incertidumbre es perjudicial para la salud · ELPAÍS.com
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