El aumento de temperaturas podría reducir la longevidad
El verano es sinónimo de altas temperaturas, llegando a sobrepasar los 40ºC en algunas ciudades españolas, lo que repercute en la salud de las personas. La temporada estival pasada se saldó con un total de 15 fallecimientos, según datos del Ministerio de Sanidad y Política Social. Por otra parte, un reciente estudio publicado en Nature afirma que los europeos a partir de 2080 morirán más en los meses de verano como consecuencia del aumento de temperaturas, de hasta 4,5ºC durante este siglo. Este fenómeno podría reducir la longevidad de los españoles en casi un año y cobrarse 230.000 vidas en todo el continente.
María Lázaro Santiago | 02/09/2011 17:00
Los grupos poblacionales con mayor riesgo suelen ser "los ancianos, los lactantes y los niños menores de cinco años junto a enfermos con patologías crónicas (cardiovasculares, endocrinológicas, respiratorias y renales); las personas que ingieren drogas o se encuentran en tratamiento con fármacos antiparkinsianos y tranquilizantes. También se incluye a aquellos individuos que realizan una actividad física intensa al aire libre, bien sea por trabajo, bien sea por deporte", afirma Esther Redondo, coordinadora del Grupo de Actividades Preventivas de Semergen.
Cuando el cuerpo no es capaz de autorregularse y la temperatura se eleva rápidamente hasta los 41ºC se produce el llamado golpe de calor o insolación. En palabras de Redondo, "falla el mecanismo de sudoración, con lo cual el cuerpo no puede refrigerarse y la temperatura corporal asciende bruscamente". Los síntomas más frecuentes suelen ser: tener la piel roja, caliente y seca (sin sudoración), temperatura por encima de los 39,5ªC, cefalea pulsátil, pulso taquicárdiaco y fuerte, acompañado en ocasiones de espasmos musculares, mareos, confusión y pérdida de conocimiento.
Redondo señala que la insolación no es la única enfermedad relacionada con el calor que puede producirse cuando suben las temperaturas; también están el agotamiento por calor, los calambres musculares y los sarpullidos o suramina.
El primer caso es un grado más leve de afectación por calor que puede aparecer después de varios días de exposición a altas temperaturas y cuando se ha producido una reposición inadecuada de líquidos. Se manifiesta en forma de cansancio, debilidad, palidez, sudoración intensa, náuseas, calambres musculares, cefaleas y pérdida de conocimiento.
Los calambres musculares o espasmos musculares asociados al calor también tienen su base en una pérdida de sales por sudoración. Se localizan en las piernas, los brazos y los músculos del abdomen de deportistas, enfermos cardiacos o pacientes con dietas hiposódicos.
Los sarpullidos o suramina son erupciones cutáneas en forma de pequeños granitos o ampollas pruginosas que aparecen como consecuencia de una sudoración y humedad excesiva. Se localizan sobre todo en el cuello, en los pliegues (ingles o flexura de los brazos) y en la parte superior del tórax de lactantes y niños pequeños.
Una vez producida cualquiera de las enfermedades anteriores, Redondo aconseja poner a la persona afectada a la sombra y, a ser posible, en un lugar con aire acondicionado. Para disminuir la temperatura corporal es recomendable ingerir bebidas isotónicas y darse duchas de agua fría. En el caso de los sarpullidos o suramina recomienda no echarse pomadas ni cremas, pero sí están permitidos polvos de talco.
Recomendaciones de Redondo
-Evitar el sol en las horas centrales del día.
- Si se realiza actividad física, mejor a primera hora de la mañana o al final del día.
- No estar mucho tiempo en el interior de un vehículo sin aire acondicionado.
- Vestir con ropa ligera, de colores claros, amplia y de fibras naturales. Utilizar sombrero y gafas de sol.
- Tomar comidas ligeras y refrescantes (gazpachos, ensaladas, verduras y frutas).
- Beber dos litro diarios de líquido, bien en forma de agua, zumos o bebidas. No consumir bebidas alcohólicas.
- Ducharse varias veces al día.
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