SALUD LABORAL | Enfermedad cardiovascular
Amianto, un peligro también para el corazón
Nave industrial afectada por amianto en Sabadell, Barcelona. | Oscar Espinosa
- El asbesto puede tener un fuerte efecto sobre la inflamación vascular
Ángeles López | Madrid
Actualizado martes 03/04/2012 08:36 horas
Si la evidencia científica ha demostrado el efecto pernicioso de la exposición al asbesto sobre la salud pulmonar, ahora parece que le toca el turno a las arterias. Un estudio muestra que esta sustancia podría ser también responsable de un mayor número de infartos y de ictus entre los trabajadores en contacto con el polvo del amianto.
El asbesto o amianto está constituido por un grupo de minerales fibrosos distribuidos por todo el mundo.
Debido a sus propiedades aislantes, mecánicas, químicas y de resistencia al calor y las llamas hicieron que se utilizara ampliamente en la construcción y otras industrias, como las del automóvil o la naval, entre los años 50 y 70. En 1978, el asbesto fue declarada sustancia cancerígena por lo que a partir de esa fecha se fue restringiendo su producción, pasando de cinco millones de toneladas en 1975 a tres millones en 1998. No obstante, en nuestro país el uso de materiales con algún tipo de amianto estuvo permitido hasta 2002.
La principal vía de entrada del amianto en el organismo es la respiratoria. Numerosos estudios han demostrado que, a largo plazo, esta exposición al asbesto está relacionada con una mayor incidencia de enfermedades pulmonares, como mesotelioma o cáncer.
Investigadores del Laboratorio de Salud y Seguridad de Buxton, Derbyshire (Reino Unido), han llevado a cabo un estudio para conocer el impacto de esta sustancia sobre la salud cardiovascular. Para ello analizaron los datos de unos 100.000 trabajadores que habían formado parte de la Encuesta a Trabajadores de Asbestos, puesta en marcha en 1971 con el objetivo de vigilar a largo plazo la salud de personas que habían estado en contacto con materiales que contenían esta sustancia, y que cuenta con un seguimiento medio de 19 años.
En el periodo de tiempo analizado, se produjeron 15.557 muertes, de las que 1.053 fueron debidas a una enfermedad cerebrovascular (o ictus) y 4.185 a un episodio isquémico cardiaco (o infarto). Tras analizar los hábitos de las personas fallecidas, los investigadores comprobaron que la mitad de los hombres (58%) y las mujeres (52%), en el momento de su primer examen médico, eran fumadores, proporción que disminuyó ligeramente en su última evaluación médica (55% y 49%).
En concreto, los hombres, que en su gran mayoría habían trabajado en la eliminación industrial del asbesto, fueron un 63% más propensos a morir por un ictus y un 39% más por una enfermedad cardiaca. En el caso de las mujeres, que se habían dedicado a la industria manufacturera, la probabilidad de fallecer por un accidente cerebrovascular fue del doble y por un infarto de miocardio, del 89%.
Según los autores del estudio, la causa de ese mayor riesgo cardiovascular podría encontrarse en el impacto de las fibras de asbesto en las arterias. Esta sustancia podría tener un fuerte efecto inflamatorio y promover la aterosclerosis (proceso que genera una placa obstructiva en las arterias del corazón o del cerebro), tal y como se ha comprobado en investigaciones con animales.
El asbesto o amianto está constituido por un grupo de minerales fibrosos distribuidos por todo el mundo.
Debido a sus propiedades aislantes, mecánicas, químicas y de resistencia al calor y las llamas hicieron que se utilizara ampliamente en la construcción y otras industrias, como las del automóvil o la naval, entre los años 50 y 70. En 1978, el asbesto fue declarada sustancia cancerígena por lo que a partir de esa fecha se fue restringiendo su producción, pasando de cinco millones de toneladas en 1975 a tres millones en 1998. No obstante, en nuestro país el uso de materiales con algún tipo de amianto estuvo permitido hasta 2002.
La principal vía de entrada del amianto en el organismo es la respiratoria. Numerosos estudios han demostrado que, a largo plazo, esta exposición al asbesto está relacionada con una mayor incidencia de enfermedades pulmonares, como mesotelioma o cáncer.
Investigadores del Laboratorio de Salud y Seguridad de Buxton, Derbyshire (Reino Unido), han llevado a cabo un estudio para conocer el impacto de esta sustancia sobre la salud cardiovascular. Para ello analizaron los datos de unos 100.000 trabajadores que habían formado parte de la Encuesta a Trabajadores de Asbestos, puesta en marcha en 1971 con el objetivo de vigilar a largo plazo la salud de personas que habían estado en contacto con materiales que contenían esta sustancia, y que cuenta con un seguimiento medio de 19 años.
En el periodo de tiempo analizado, se produjeron 15.557 muertes, de las que 1.053 fueron debidas a una enfermedad cerebrovascular (o ictus) y 4.185 a un episodio isquémico cardiaco (o infarto). Tras analizar los hábitos de las personas fallecidas, los investigadores comprobaron que la mitad de los hombres (58%) y las mujeres (52%), en el momento de su primer examen médico, eran fumadores, proporción que disminuyó ligeramente en su última evaluación médica (55% y 49%).
Potencia la inflamación
El estudio, cuyos datos han sido publicados en la revista 'Occupational and Environmental Medicine', muestra que los trabajadores expuestos al asbesto fueron significativamente más propensos a morir por una enfermedad cardiovascular que la población en general, incluso teniendo en cuenta el tabaquismo. De hecho, "el análisis mostró que el incremento del riesgo de enfermedad cardiaca isquémica con la edad y con el tiempo de exposición al asbesto fue mayor entre los que nunca habían fumado que entre los adictos al tabaco", señalan los investigadores en su artículo.En concreto, los hombres, que en su gran mayoría habían trabajado en la eliminación industrial del asbesto, fueron un 63% más propensos a morir por un ictus y un 39% más por una enfermedad cardiaca. En el caso de las mujeres, que se habían dedicado a la industria manufacturera, la probabilidad de fallecer por un accidente cerebrovascular fue del doble y por un infarto de miocardio, del 89%.
Según los autores del estudio, la causa de ese mayor riesgo cardiovascular podría encontrarse en el impacto de las fibras de asbesto en las arterias. Esta sustancia podría tener un fuerte efecto inflamatorio y promover la aterosclerosis (proceso que genera una placa obstructiva en las arterias del corazón o del cerebro), tal y como se ha comprobado en investigaciones con animales.
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