viernes, 27 de abril de 2012

Los puntos negros de la nueva receta electrónica | Noticias | elmundo.es

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FARMACIA | Estudio en Galicia

Los puntos negros de la nueva receta electrónica

Un farmacéutico dispensa fármacos con recetas electrónicas. | Jordi Avellà Un farmacéutico dispensa fármacos con recetas electrónicas. | Jordi Avellà
  • Un estudio analiza las prescripciones que se han realizado en Galicia
  • El sistema no permite al farmacéutico interactuar con el médico
  • Las e-recetas de algunas comunidades no son compatibles entre sí
Ángeles López | Madrid
Actualizado viernes 27/04/2012 12:30 horas


Es una de las medidas planificadas por el nuevo Gobierno para reducir los gastos del sistema sanitario, pero la receta electrónica lleva algún tiempo instaurada en varias comunidades. Una de ellas, la gallega, tiene un sistema en extensión, es decir, que la 'e-receta' está presente en algunas localidades y en otras no. Ahora, a las puertas de expandir esta herramienta por todo el territorio español, un estudio analiza su funcionamiento y muestra algunas flaquezas de la 'e-Receita'.

El objetivo del estudio 'Atención Farmacéutica y receta electrónica: nuevos cambios profesionales', realizado por la Sociedad Española de farmacia Comunitaria (SEFAC), con la colaboración de Laboratorios Esteve, ha sido analizar cómo afecta esta herramienta al trabajo de los farmacéuticos y qué resultados está teniendo hasta la fecha.

Los especialistas han analizado un conjunto de 6.702 datos procedentes del registro de 712 dispensaciones electrónicas, de las cuales 451 han sido a pacientes pensionistas y 261 a activos.
"Queríamos ver el funcionamiento de la herramienta electrónica y hemos visto que necesita unos ajustes para mejorar la atención al paciente, aunque la consideramos muy buena, única y excepcional", señala Carlos Antonio Canal, uno de los farmacéuticos comunitarios que ha participado en la elaboración de este estudio.

Entre otros aspectos, lo que han podido comprobar al analizar los datos es que el tiempo medio obtenido para cada una de las dispensaciones se cifra en 141 segundos para los pensionistas y 116 para los sujetos activos. Sin embargo, el estudio considera que una dispensación ideal requeriría de 250 seguntos (unos cinco minutos), para dar una adecuada atención.

Por otro lado, destacan que la implantación de la receta se está llevando a distintas velocidades y con tecnologías diferentes que no siempre son compatibles. Esto último es un gran impedimento para el objetivo de Sanidad de que los pacientes puedan acceder sin problemas a sus recetas si están viajando o residen temporalmente en otra comunidad, aunque precisamente eso es lo que el Gobierno pretende paliar con las medidas aprobadas recientemente para garantizar la interoperabilidad de la tarjeta sanitaria.

 

Poca presencia del farmacéutico

Otra laguna presente en la receta electrónica gallega, que es la analizada en este trabajo, es su debilidad como instrumento para controlar el cumplimiento farmacológico del paciente y para detectar posibles problemas relacionados con la medicación. "La herramienta no permite al farmacéutico hacer ninguna aportación al tratamiento. Por ejemplo, no podemos comunicarle a su médico qué hace el paciente.
Tampoco se registra ningún tipo de alerta frente a una alergia o interacción", explica Canal.

"Nos gustaría interactuar más, poder aportar datos, que se contara más con el farmacéutico", señala María Jesús Losada, otra de las farmacéuticas involucradas en este estudio, quien además apunta que la receta debería permitir un acceso al historial clínico del paciente. "Esto se debe al gran número de limitaciones técnicas que impiden que el farmacéutico pueda realizar una labor asistencial más activa, principalmente por la imposibilidad de acceder a la historia clínica y al historial farmacoterapéutico completo".

Por último, el sistema gallego no permite ni el registro de las dispensaciones de recetas privadas, lo que puede provocar duplicidades en los tratamientos o interacciones entre medicamentos, ni el de medicamentos que no necesitan receta, con la consiguiente omisión de esta información en la historia de los tratamientos que ha tomado el paciente.

No obstante, tanto Canal como Losada destacan que éste es un buen sistema que aporta rapidez en la gestión, que el paciente no tenga que pasar por la consulta médica para obtener su fármaco y una mayor seguridad en cuanto a la menor producción de errores debido a la grafía del médico.

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