Un PET-TAC tras el segundo ciclo de quimioterapia permite elegir el tratamiento más eficaz para el paciente
Madrid (31/05/2012) - Redacción
• Lo ha señalado el Dr. José Luis Carreras, responsable del equipo de la Unidad de PET-TAC de la Clínica La Luz, en una conferencia en la Real Academia de Medicina
• Esta forma de proceder es "algo parecido a hacer un traje a medida con el tratamiento y, a diferencia de darle seis ciclos de quimio a ver qué pasa, permite el tratamiento personalizado", ha señalado este especialista
El PET-TAC, tecnología de la que dispone la Clínica La Luz desde hace seis años, no sólo permite un diagnóstico preciso de los tumores u otras patologías como las demencias, sino que además puede ser un elemento clave para acertar con la terapia adecuada a cada paciente, haciendo que, en el caso de algunos tipos de cáncer como el agresivo linfoma difuso de células B grandes, la quimioterapia sea un "traje hecho a medida" para cada paciente.
Esta es la idea que subyace en la conferencia impartida por el Dr. José Luis Carreras, responsable de la Unidad de PET-TAC de La Luz, en la Real Academia de Medicina. Y es que, aunque todavía son necesarios ensayos clínicos con muchos, existen evidencias de que hacer una prueba de PET-TAC a mitad del tratamiento con quimioterapia permite optimizar el abordaje y evitar al paciente los "efectos colaterales" de una quimioterapia inadecuada.
"Estos linfomas se suelen tratar con seis ciclos de quimioterapia y al final se vuelve a estudiar. Si ha salido todo correcto a lo mejor no se hace nada más, pero si se ve que el tumor se mantiene se sigue tratando. La prueba que se hace al final del tratamiento es la más fiable para ver si está controlado el linfoma, pero es todavía mejor hacerlo a mitad del tratamiento, porque si ves que el paciente está respondiendo puedes seguir con ese tratamiento, pero si no funciona le puedes decir al hematólogo o al oncólogo que no hace falta que den los seis ciclos", explica este especialista.
De esta forma, según Carreras, "al dejarlo en el segundo ciclo el paciente se evita cuatro ciclos de tratamiento que, lejos de beneficiarle, le van a perjudicar, ya que tienen efectos colaterales importantes". Señala también que esta forma de proceder es "algo parecido a hacer un traje a medida con el tratamiento y, a diferencia de darle seis ciclos a ver qué pasa, permite el tratamiento personalizado".
Actualmente, explica, los linfomas se tratan, sobre todo, con quimioterapia y añade que, teniendo en cuenta que en este momento hay muchas líneas de tratamiento contra estos tumores, haciendo un PET-TAC tras el segundo ciclo "se evita dar al paciente una línea inadecuada completa".
Esta es la idea que subyace en la conferencia impartida por el Dr. José Luis Carreras, responsable de la Unidad de PET-TAC de La Luz, en la Real Academia de Medicina. Y es que, aunque todavía son necesarios ensayos clínicos con muchos, existen evidencias de que hacer una prueba de PET-TAC a mitad del tratamiento con quimioterapia permite optimizar el abordaje y evitar al paciente los "efectos colaterales" de una quimioterapia inadecuada.
"Estos linfomas se suelen tratar con seis ciclos de quimioterapia y al final se vuelve a estudiar. Si ha salido todo correcto a lo mejor no se hace nada más, pero si se ve que el tumor se mantiene se sigue tratando. La prueba que se hace al final del tratamiento es la más fiable para ver si está controlado el linfoma, pero es todavía mejor hacerlo a mitad del tratamiento, porque si ves que el paciente está respondiendo puedes seguir con ese tratamiento, pero si no funciona le puedes decir al hematólogo o al oncólogo que no hace falta que den los seis ciclos", explica este especialista.
De esta forma, según Carreras, "al dejarlo en el segundo ciclo el paciente se evita cuatro ciclos de tratamiento que, lejos de beneficiarle, le van a perjudicar, ya que tienen efectos colaterales importantes". Señala también que esta forma de proceder es "algo parecido a hacer un traje a medida con el tratamiento y, a diferencia de darle seis ciclos a ver qué pasa, permite el tratamiento personalizado".
Actualmente, explica, los linfomas se tratan, sobre todo, con quimioterapia y añade que, teniendo en cuenta que en este momento hay muchas líneas de tratamiento contra estos tumores, haciendo un PET-TAC tras el segundo ciclo "se evita dar al paciente una línea inadecuada completa".
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