Un 'postre' con el desayuno fomenta la pérdida de peso, según un estudio
Pero unas nutricionistas no están de acuerdo
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(*estas noticias no estarán disponibles después del
09/23/2012)
Traducido del inglés: lunes, 25 de junio, 2012
Cuando investigadores del Centro Médico Wolfson de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, compararon dos regímenes de dieta (uno que planteaba un desayuno bajo en carbohidratos, y el otro un desayuno rico en proteínas y rico en carbohidratos), el grupo del postre con el desayuno perdió más peso tras ocho meses.
"Aunque la restricción dietaria con frecuencia resulta en una pérdida de peso inicial, la mayoría de personas obesas que hacen dieta no logran evitar recuperar el peso", escribieron los autores del estudio.
La pérdida de peso relacionada con la dieta con frecuencia provoca hambre y deseos de comer, al mismo tiempo que reduce la supresión de la grelina, una hormona que estimula el hambre, apuntaron. Esto podría fomentar el aumento de peso. Pero "un desayuno rico en proteínas y carbohidratos podría superar esos cambios compensatorios y prevenir la recaída de la obesidad", concluyeron.
Los hallazgos se presentarán el lunes en la reunión anual de la Sociedad Endocrina (Endocrine Society), en Houston.
Pero al menos dos expertas en nutrición de EE. UU. cuestionan qué tan bueno sería animar al consumo regular de alimentos dulces, ricos en calorías y pobres en nutrición.
"Una combinación de proteínas y carbohidratos podría haber mantenido satisfechos a los participantes del estudio, pero también hay que prestar atención a la calidad de los alimentos que se consumen", señaló la nutricionista clínica Lauren Graf, del Centro Médico Montefiore, en la ciudad de Nueva York. "No queremos animar a las personas a consumir muchas comidas con grasas trans, como las rosquillas, las galletas y los pasteles". Las grasas trans, que son aceites parcialmente hidrogenados que se encuentran en los productos horneados y de otros tipos, pueden aumentar los niveles de colesterol en sangre.
Samantha Heller, dietista registrada y coordinadora de nutrición clínica del Centro de Atención del Cáncer del Hospital Griffin en Derby, Connecticut, también expresó preocupación.
"Cuando observamos lo que la gente come en el desayuno, incluyen cosas como cereales cubiertos de chocolate y con miel. ¿No es eso lo mismo que un postre?", planteó Heller. "Tanta gente ya come un postre de desayuno, lo que ayuda a contribuir al aumento de peso, no a la pérdida".
Los carbohidratos refinados y los alimentos azucarados provocan un efecto de descontrol de la glucemia, la insulina, la energía, el apetito y la fatiga, añadió Heller. "Con el tiempo, esto aumenta el riesgo de ciertas enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2", advirtió.
El estudio incluyó a 193 mujeres y hombres obesos que tenían estilos de vida sedentarios pero que no sufrían de diabetes tipo 2. El índice de masa corporal promedio era de 32.2. Una medida de 30 se considera obesidad, mientras que por debajo de 25 se considera un peso normal. La edad promedio era de 47 años.
Los voluntarios del estudio se asignaron al azar a uno de dos grupos, cada uno permitiendo a los hombres 1,600 calorías diarias y a las mujeres 1,400 calorías diarias. Un grupo comía un desayuno rico en proteínas y carbohidratos, mientras que el otro grupo se asignó a una dieta baja en carbohidratos que incluía un desayuno de 304 calorías, con apenas 10 gramos de carbohidratos y 30 gramos de proteína. (Una manzana pequeña contiene 14 gramos de carbohidratos).
Al grupo de desayuno con postre se le permitió un desayuno de 600 calorías (casi el doble), lo que incluía 60 gramos de carbohidratos y 45 gramos de proteínas. Los tipos de proteínas incluyeron atún, claras de huevo, queso y leche desnatada. Ese grupo comía menos calorías en el almuerzo y en la cena que el grupo de carbohidratos bajos.
Tras cuatro meses, los voluntarios de ambos grupos perdieron unos 15 kilos (33 libras). Sin embargo, durante los próximos cuatro meses, los que comieron los desayunos bajos en carbohidratos recuperaron 10 kilos (22 libras) en promedio. Pero los que comían postre con el desayuno siguieron perdiendo peso, y perdieron en promedio casi 7 kilos (15 libras) más, según el estudio.
Los investigadores especularon que los que hicieron dietas con dulces en el desayuno tenían niveles más bajos de grelina, la hormona del hambre, de forma que no tenían tanta hambre y era menos probable que desearan los alimentos que ya habían comido temprano en el día.
Heller sospecha que comer una forma sana de proteína en cada comida y refrigerio probablemente ayudara a esas personas a sentirse llenas y a mantener sus niveles de glucemia constantes.
Graf apuntó que el estudio muestra que una dieta estricta baja en carbohidratos no es necesariamente el mejor método a largo plazo para la pérdida de peso. "Si le encantan los dulces, quizás comerlos una o dos veces a la semana esté bien, aunque no recomiendo alimentos procesados", añadió.
Los datos y conclusiones presentados en reuniones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Samantha Heller, M.S., R.D., exercise physiologist, clinical
nutrition coordinator, Center for Cancer Care, Griffin Hospital, Derby, Conn.;
Lauren Graf, M.S., R.D., clinical nutritionist, Montefiore Medical Center, New
York City; June 25, 2012, Endocrine Society annual meeting, Houston
LUNES, 25 de junio (HealthDay News) -- Comenzar la mañana con un alimento
rico en proteínas y un "postre", como una rosquilla o un trozo de pastel, podría
ayudar a perder peso y a no recuperarlo, señala un estudio reciente.
Traducido del inglés: lunes, 25 de junio, 2012
Cuando investigadores del Centro Médico Wolfson de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, compararon dos regímenes de dieta (uno que planteaba un desayuno bajo en carbohidratos, y el otro un desayuno rico en proteínas y rico en carbohidratos), el grupo del postre con el desayuno perdió más peso tras ocho meses.
"Aunque la restricción dietaria con frecuencia resulta en una pérdida de peso inicial, la mayoría de personas obesas que hacen dieta no logran evitar recuperar el peso", escribieron los autores del estudio.
La pérdida de peso relacionada con la dieta con frecuencia provoca hambre y deseos de comer, al mismo tiempo que reduce la supresión de la grelina, una hormona que estimula el hambre, apuntaron. Esto podría fomentar el aumento de peso. Pero "un desayuno rico en proteínas y carbohidratos podría superar esos cambios compensatorios y prevenir la recaída de la obesidad", concluyeron.
Los hallazgos se presentarán el lunes en la reunión anual de la Sociedad Endocrina (Endocrine Society), en Houston.
Pero al menos dos expertas en nutrición de EE. UU. cuestionan qué tan bueno sería animar al consumo regular de alimentos dulces, ricos en calorías y pobres en nutrición.
"Una combinación de proteínas y carbohidratos podría haber mantenido satisfechos a los participantes del estudio, pero también hay que prestar atención a la calidad de los alimentos que se consumen", señaló la nutricionista clínica Lauren Graf, del Centro Médico Montefiore, en la ciudad de Nueva York. "No queremos animar a las personas a consumir muchas comidas con grasas trans, como las rosquillas, las galletas y los pasteles". Las grasas trans, que son aceites parcialmente hidrogenados que se encuentran en los productos horneados y de otros tipos, pueden aumentar los niveles de colesterol en sangre.
Samantha Heller, dietista registrada y coordinadora de nutrición clínica del Centro de Atención del Cáncer del Hospital Griffin en Derby, Connecticut, también expresó preocupación.
"Cuando observamos lo que la gente come en el desayuno, incluyen cosas como cereales cubiertos de chocolate y con miel. ¿No es eso lo mismo que un postre?", planteó Heller. "Tanta gente ya come un postre de desayuno, lo que ayuda a contribuir al aumento de peso, no a la pérdida".
Los carbohidratos refinados y los alimentos azucarados provocan un efecto de descontrol de la glucemia, la insulina, la energía, el apetito y la fatiga, añadió Heller. "Con el tiempo, esto aumenta el riesgo de ciertas enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2", advirtió.
El estudio incluyó a 193 mujeres y hombres obesos que tenían estilos de vida sedentarios pero que no sufrían de diabetes tipo 2. El índice de masa corporal promedio era de 32.2. Una medida de 30 se considera obesidad, mientras que por debajo de 25 se considera un peso normal. La edad promedio era de 47 años.
Los voluntarios del estudio se asignaron al azar a uno de dos grupos, cada uno permitiendo a los hombres 1,600 calorías diarias y a las mujeres 1,400 calorías diarias. Un grupo comía un desayuno rico en proteínas y carbohidratos, mientras que el otro grupo se asignó a una dieta baja en carbohidratos que incluía un desayuno de 304 calorías, con apenas 10 gramos de carbohidratos y 30 gramos de proteína. (Una manzana pequeña contiene 14 gramos de carbohidratos).
Al grupo de desayuno con postre se le permitió un desayuno de 600 calorías (casi el doble), lo que incluía 60 gramos de carbohidratos y 45 gramos de proteínas. Los tipos de proteínas incluyeron atún, claras de huevo, queso y leche desnatada. Ese grupo comía menos calorías en el almuerzo y en la cena que el grupo de carbohidratos bajos.
Tras cuatro meses, los voluntarios de ambos grupos perdieron unos 15 kilos (33 libras). Sin embargo, durante los próximos cuatro meses, los que comieron los desayunos bajos en carbohidratos recuperaron 10 kilos (22 libras) en promedio. Pero los que comían postre con el desayuno siguieron perdiendo peso, y perdieron en promedio casi 7 kilos (15 libras) más, según el estudio.
Los investigadores especularon que los que hicieron dietas con dulces en el desayuno tenían niveles más bajos de grelina, la hormona del hambre, de forma que no tenían tanta hambre y era menos probable que desearan los alimentos que ya habían comido temprano en el día.
Heller sospecha que comer una forma sana de proteína en cada comida y refrigerio probablemente ayudara a esas personas a sentirse llenas y a mantener sus niveles de glucemia constantes.
Graf apuntó que el estudio muestra que una dieta estricta baja en carbohidratos no es necesariamente el mejor método a largo plazo para la pérdida de peso. "Si le encantan los dulces, quizás comerlos una o dos veces a la semana esté bien, aunque no recomiendo alimentos procesados", añadió.
Los datos y conclusiones presentados en reuniones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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(c) Derechos de autor 2012, HealthDay
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