sábado, 2 de agosto de 2014

Cáncer de vejiga (PDQ®) - National Cancer Institute

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Cáncer de vejiga (PDQ®) - National Cancer Institute



Instituto Nacional del Cáncer, de los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.



Cáncer de vejiga (PDQ®)

  • Información general sobre el cáncer de vejiga


Información general sobre el cáncer de vejiga

Incidencia y mortalidad
Características anatómicas
Características histopatológicas
Factores de riesgo y carcinogenia
Características clínicas
Diagnóstico
Factores pronósticos
Supervivencia
Seguimiento
Sumarios relacionados



Incidencia y mortalidad
El cáncer de vejiga es el sexto tipo de cáncer más común en los Estados Unidos, después del cáncer de pulmón, cáncer de próstata, cáncer de mama, cáncer de colon y linfoma. Es el tercer tipo de cáncer más común en hombres, pero el onceavo cáncer más común en mujeres. De los 70.000 casos nuevos calculados al año, alrededor de 53.000 corresponden a hombres y alrededor de 18.000 a mujeres. De las 15.000 defunciones calculadas al año, más de 10.000 corresponden a hombres y menos de 5.000 a mujeres. No se entienden bien las razones de esta disparidad entre los sexos.
Cálculo del número de casos nuevos y defunciones por cáncer de vejiga en los Estados Unidos en 2014:[1]
  • Casos nuevos: 74.690.
  • Defunciones: 15.580.
Características anatómicas
Las vías urinarias están formadas por los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. Las vías urinarias están revestidas de urotelio de células transicionales desde la pelvis renal hasta la uretra proximal. Se puede presentar un carcinoma de células de transición (también conocido como carcinoma urotelial) en cualquier parte a lo largo de estas vías.
Anatomía urinaria
Anatomía del sistema urinario masculino (izquierda) y sistema urinario femenino (derecha); se muestran los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. La orina se elabora en los túbulos renales y se almacena en la pelvis renal de cada riñón. La orina fluye desde los riñones y pasa a través de los uréteres hasta la vejiga. La orina se acumula en la vejiga hasta que sale del cuerpo a través de la uretra.

Características histopatológicas
En condiciones normales, la vejiga, la parte inferior de los riñones (pelvis renal), los uréteres y la uretra proximal están revestidos con una membrana mucosa especializada conocida como epitelio de transición (también llamado urotelio). La mayoría de los cánceres que se forman en la vejiga, la pelvis renal, los uréteres y la uretra proximal son carcinomas de células de transición (también llamados carcinomas uroteliales ) que se derivan del epitelio de transición. (Para mayor información, consultar los sumarios del PDQ sobre Tratamiento del cáncer de células renales y Tratamiento del cáncer de células de transición de pelvis renal y de uréter).
El carcinoma de células transicionales de la vejiga puede ser de grado bajo o de grado alto:
  • El cáncer de vejiga de grado bajo a menudo recidiva en la vejiga después del tratamiento, pero rara vez invade la pared muscular de la vejiga o se disemina hasta otras partes del cuerpo. Los pacientes rara vez mueren por cáncer de vejiga de grado bajo.
  • El cáncer de vejiga de grado alto, por lo general, recidiva en la vejiga y también tiene una fuerte tendencia a invadir la pared muscular de la vejiga y diseminarse a otras partes del cuerpo. El cáncer de vejiga de grado alto se trata de forma más intensiva que el de grado bajo y es mucho más probable que cause la muerte. Casi todas las muertes por cáncer de vejiga se deben a una enfermedad de grado alto.
El cáncer de vejiga se divide también en enfermedad con invasión muscular y enfermedad sin invasión muscular de acuerdo con el grado de invasión de la muscularis propria (también llamado músculo detrusor), que es el músculo grueso y profundo de la pared de la vejiga.
  • Es mucho más probable que la enfermedad con invasión muscular se disemine a otras partes del cuerpo y, en general, se trata con extirpación de la vejiga o con radiación y quimioterapia. Como se señaló anteriormente, los cánceres de grado alto son mucho más propensos a invadir el músculo que los de grado bajo. Por lo tanto, los cánceres con invasión del músculo generalmente se tratan más intensivamente que los cánceres sin invasión muscular.
  • La enfermedad sin invasión muscular se puede tratar a menudo extirpando el/los tumor(es) con un abordaje transuretral y, a veces, se introduce quimioterapia u otros tratamientos con un catéter en la vejiga para ayudar a combatir el cáncer.
En condiciones de inflamación crónica, como la infección de la vejiga con el parásito Schistosoma haematobium se puede presentar una metaplasia escamosa en la vejiga; la incidencia de carcinomas de células escamosas de la vejiga es más alta en condiciones de inflamación crónica que la que se observa en otros casos. Además de los carcinomas de células transicionales y los carcinomas de células escamosas, en la vejiga se pueden formar adenocarcinomas, carcinomas de células pequeñas y sarcomas. En los Estados Unidos, los carcinomas de células transicionales representan la gran mayoría (más de 90%) de los cánceres de vejiga. Sin embargo, un número significativo de carcinomas de células transicionales tiene áreas de diferenciación escamosa o de otro tipo.
Factores de riesgo y carcinogenia
Se cuenta con datos probatorios sólidos que relacionan la exposición a carcinógenos con el cáncer de vejiga. El factor de riesgo más común para el cáncer de vejiga en los Estados Unidos es el hábito de fumar cigarrillos. Se calcula que hasta la mitad de todos los cánceres de vejiga se presentan por el hábito de fumar cigarrillos y que el tabaquismo aumenta el riesgo de cáncer de vejiga entre 2 y 4 veces por encima del valor inicial de riesgo de una persona.[2,3] Los fumadores con menos polimorfismos funcionales de la N-acetiltransferasa 2 (conocidos como acetiladores lentos) tienen un riesgo más alto de cáncer de vejiga que otros fumadores, supuestamente debido a su reducida capacidad para desintoxicarse de los carcinógenos.
Ciertas exposiciones ocupacionales también se relacionaron con el cáncer de vejiga; las tasas más altas de cáncer de vejiga se notificaron en las industrias de tinturas textiles y de caucho para neumáticos, y entre los pintores, los trabajadores del cuero, calzado y aluminio, hierro y siderurgia. Las sustancias químicas específicas relacionadas con la carcinogenia vesical incluyen beta-naftilamina, 4-aminobifenilo y bencidina. Aunque estas sustancias químicas están generalmente prohibidas en los países occidentales, se sospecha que muchas otras sustancias químicas en uso también pueden causar cáncer de vejiga.[3]
La exposición al fármaco quimioterapéutico ciclofosfamida también se relacionó con un aumento del riesgo de cáncer de vejiga.
Las infecciones crónicas de las vías urinarias y la infección por el parásito S. haematobium también se relacionaron con un aumento del riesgo de cáncer de vejiga, que a menudo se presenta como carcinoma de células escamosas. Se piensa que la inflamación crónica desempeña una función importante en la carcinogenia en estos casos.
Características clínicas
El cáncer de vejiga se suele presentar con hematuria macroscópica o microscópica. Con menos asiduidad, los pacientes se pueden quejar de frecuencia urinaria, nocturia y disuria, síntomas que son más comunes en los pacientes de carcinoma in situ. Los pacientes con carcinomas uroteliales de las vías urinarias superiores pueden presentar dolor debido a la obstrucción que causa el tumor.
Es importante tener en cuenta que los carcinomas uroteliales son a menudo multifocales —se debe evaluar todo el urotelio si se encuentra un tumor—. En pacientes de cáncer de vejiga, la imaginología de las vías urinarias superiores es esencial para la estadificación y la vigilancia. Esto se puede lograr con ureteroscopia, pielografía retrógrada durante la cistoscopia, pielografía intravenosa o urogramas con tomografía computarizada (TC). Del mismo modo, los pacientes de carcinoma de células transicionales de las vías urinarias superiores tienen un riesgo alto de cáncer de vejiga; es necesario que estos pacientes se sometan a cistoscopia y vigilancia periódica de la vía urinaria superior contralateral.
Diagnóstico
Cuando se sospecha que hay un cáncer de vejiga, la prueba de diagnóstico más útil es la cistoscopia. Los estudios radiológicos, como las exploraciones con TC o las ecografías, no tienen la sensibilidad suficiente para ayudar a detectar cánceres de vejiga. La cistoscopia se puede realizar en un consultorio de urología.
Si se observa un cáncer de grado alto en la cistoscopia, se suele citar al paciente para una exploración bimanual con anestesia y una repetición de la cistoscopia en un quirófano, de modo que se pueda realizar la biopsia o la resección transuretral del/los tumor(es). Si se observa un cáncer de grado alto (incluso un carcinoma in situ) o cáncer invasivo, el paciente se estadifica con una TC del abdomen y la pelvis (o un urograma con TC), o bien una radiografía o una TC del tórax. Los pacientes con una elevación de la fosfatasa alcalina no hepática o síntomas que indican metástasis óseas se someten a una exploración ósea.
Factores pronósticos
Los factores pronósticos más importantes de un carcinoma de vejiga son los siguientes:
  • Invasión profunda de la pared de la vejiga.
  • Grado patológico del tumor.
  • Presencia versus ausencia de un carcinoma in situ.
Entre los cánceres sin invasión muscular, también son pronósticos los siguientes factores:[4]
  • Número de tumores.
  • Tamaño del tumor (por ejemplo, >3 cm o <3 cm).
  • Invasión de la lamina propria (Ta vs. T1).
  • Si el tumor es primario o recidivante.
La mayoría de los tumores superficiales son bien diferenciados. Los pacientes con tumores superficiales menos diferenciados, grandes, múltiples o relacionados con un carcinoma in situ (Tis) en otras áreas de la mucosa vesical tienen el mayor riesgo de recidiva y de cáncer invasivo. Se puede considerar que estos pacientes tienen riesgo de cáncer en toda la superficie endotelial.
Supervivencia
Los pacientes que mueren por cáncer de vejiga casi siempre tienen enfermedad que se metastatizó desde la vejiga hasta otros órganos. Como los cánceres de vejiga de grado bajo rara vez crecen en la pared muscular de la vejiga y hacen metástasis con poca frecuencia, los pacientes de cáncer de vejiga de grado bajo (grado I) muy rara vez mueren por el cáncer. No obstante, pueden experimentar recaídas múltiples que es necesario resecar.
Casi todas las muertes por cáncer de vejiga suceden a pacientes con enfermedad de grado alto, que tiene un potencial mucho mayor de invadir profundamente la pared muscular de la vejiga y diseminarse a otros órganos.
Aproximadamente 70 a 80% de los pacientes con cáncer de vejiga recién diagnosticado presentarán tumores superficiales de la vejiga (es decir, estadio Ta, Tis o T1). El pronóstico de estos pacientes depende en gran medida del grado tumoral. Los pacientes con tumores de grado alto tienen un riesgo significativo de morir por su cáncer, incluso si no invade el músculo.[5] Entre los pacientes con tumores de grado alto, quienes presentan cáncer de vejiga superficial y sin invasión muscular, habitualmente se pueden curar; aquellos con enfermedad con invasión muscular, a veces se puede curar.[6-8] Los estudios demostraron que algunos pacientes con metástasis a distancia lograron una respuesta completa a largo plazo después de haber sido tratados con regímenes de quimioterapia combinada, aunque la mayoría de estos pacientes tienen metástasis limitadas a sus ganglios linfáticos y un estado funcional casi normal.[9,10]
Hay ensayos clínicos apropiados para los pacientes de cáncer de vejiga en todos los estadios; siempre que sea posible, se deben considerar los ensayos clínicos diseñados para mejorar el tratamiento estándar.
También se dispone de información general en inglés sobre ensayos clínicos en el portal de Internet del NCI.
Seguimiento
El cáncer de vejiga tiende a recidivar, incluso cuando no es invasivo en el momento del diagnóstico; por lo tanto, es una práctica estándar realizar la vigilancia de las vías urinarias después de un diagnóstico de este tipo de cáncer. Sin embargo, no se realizaron estudios para evaluar si la vigilancia afecta las tasas de avance, supervivencia o calidad de vida; los ensayos clínicos tampoco definen un esquema óptimo de vigilancia. Se piensa que los carcinomas uroteliales reflejan un llamado defecto del campo por el que presenta un cáncer debido a mutaciones genéticas que están ampliamente presentes en la vejiga del paciente o en todo el urotelio. En consecuencia, las personas a quienes se les resecó un tumor vesical a menudo presentan después tumores recidivantes en la vejiga; con frecuencia, en sitios diferentes a los del tumor inicial. Del mismo modo, pero con menos frecuencia, pueden tener tumores que aparecen en las vías urinarias superiores (es decir, en la pelvis renal o los uréteres).
Una explicación alternativa de estos patrones de recidiva es que las células cancerosas que se desorganizan cuando se extirpa un tumor se pueden reimplantar en otros sitios del urotelio. En favor de esta segunda teoría es que es más probable que los tumores recidiven de modo anterógrado que retrógrado con respecto al cáncer inicial. Es más probable que los cánceres de las vías urinarias superiores recidiven en la vejiga que los cánceres de vejiga recidiven en las vías urinarias superiores.[11-14]
Sumarios relacionados
Los siguientes son otros sumarios del PDQ que contienen información relacionada con el cáncer de vejiga:
Bibliografía
  1. American Cancer Society: Cancer Facts and Figures 2014. Atlanta, Ga: American Cancer Society, 2014. Available online Notificación de salida. Last accessed May 21, 2014.
  2. Brennan P, Bogillot O, Greiser E, et al.: The contribution of cigarette smoking to bladder cancer in women (pooled European data). Cancer Causes Control 12 (5): 411-7, 2001.  [PUBMED Abstract]
  3. Kirkali Z, Chan T, Manoharan M, et al.: Bladder cancer: epidemiology, staging and grading, and diagnosis. Urology 66 (6 Suppl 1): 4-34, 2005.  [PUBMED Abstract]
  4. Sylvester RJ, van der Meijden AP, Oosterlinck W, et al.: Predicting recurrence and progression in individual patients with stage Ta T1 bladder cancer using EORTC risk tables: a combined analysis of 2596 patients from seven EORTC trials. Eur Urol 49 (3): 466-5; discussion 475-7, 2006.  [PUBMED Abstract]
  5. Herr HW: Tumor progression and survival of patients with high grade, noninvasive papillary (TaG3) bladder tumors: 15-year outcome. J Urol 163 (1): 60-1; discussion 61-2, 2000.  [PUBMED Abstract]
  6. Stein JP, Lieskovsky G, Cote R, et al.: Radical cystectomy in the treatment of invasive bladder cancer: long-term results in 1,054 patients. J Clin Oncol 19 (3): 666-75, 2001.  [PUBMED Abstract]
  7. Madersbacher S, Hochreiter W, Burkhard F, et al.: Radical cystectomy for bladder cancer today--a homogeneous series without neoadjuvant therapy. J Clin Oncol 21 (4): 690-6, 2003.  [PUBMED Abstract]
  8. Manoharan M, Ayyathurai R, Soloway MS: Radical cystectomy for urothelial carcinoma of the bladder: an analysis of perioperative and survival outcome. BJU Int 104 (9): 1227-32, 2009. [PUBMED Abstract]
  9. Loehrer PJ Sr, Einhorn LH, Elson PJ, et al.: A randomized comparison of cisplatin alone or in combination with methotrexate, vinblastine, and doxorubicin in patients with metastatic urothelial carcinoma: a cooperative group study. J Clin Oncol 10 (7): 1066-73, 1992.  [PUBMED Abstract]
  10. von der Maase H, Sengelov L, Roberts JT, et al.: Long-term survival results of a randomized trial comparing gemcitabine plus cisplatin, with methotrexate, vinblastine, doxorubicin, plus cisplatin in patients with bladder cancer. J Clin Oncol 23 (21): 4602-8, 2005.  [PUBMED Abstract]
  11. Millán-Rodríguez F, Chéchile-Toniolo G, Salvador-Bayarri J, et al.: Primary superficial bladder cancer risk groups according to progression, mortality and recurrence. J Urol 164 (3 Pt 1): 680-4, 2000.  [PUBMED Abstract]
  12. Nieder AM, Brausi M, Lamm D, et al.: Management of stage T1 tumors of the bladder: International Consensus Panel. Urology 66 (6 Suppl 1): 108-25, 2005.  [PUBMED Abstract]
  13. Babjuk M, Oosterlinck W, Sylvester R, et al.: EAU guidelines on non-muscle-invasive urothelial carcinoma of the bladder. Eur Urol 54 (2): 303-14, 2008.  [PUBMED Abstract]
  14. Babjuk M, Oosterlinck W, Sylvester R, et al.: EAU guidelines on non-muscle-invasive urothelial carcinoma of the bladder, the 2011 update. Eur Urol 59 (6): 997-1008, 2011.  [PUBMED Abstract]

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