Primeros Auxilios: algodón, alcohol absorbente, desinfectante, jeringas con agujas descartables, gasa estéril, antiséptico, bandas adhesivas, termómetro. Quemaduras solares: protector solar según tipo de piel (mínimo FPS 15) y protector de labios, ungüento o crema para quemaduras de sol. Picaduras de insectos: repelente para adultos y niños, insecticidas (espirales, termo-evaporables), crema para picaduras de mosquitos (para minimizar la picazón). Diarrea del viajero: antidiarreicos (bismuto, loperamida), sales de rehidratación oral, antibióticos (según indicación médica). Enfermedad por altura o por movimiento, jet lag: medicamentos para la prevención y/o tratamiento. Dolor, fiebre, vómitos, picazón, acidez, obstrucción nasal: analgésicos, antiespasmódicos, antihistamínicos, descongestivos, antipiréticos, antieméticos, antiácidos. Enfermedades habituales: prescripción de los medicamentos que la familia o algún integrante se encontrara tomando al momento de viajar. Malaria: profilaxis antipalúdica, según indicación médica.
Por supuesto, otros infaltables dentro del botiquín son el protector solar, los anteojos de sol –inclusive pares extra- y el repelente de insectos con DEET (N-N dietil-toluamida) entre 15% y 30%, cuya colocación debe repetirse cada 4 o 5 horas.
Al regresar de las vacaciones es aconsejable realizar una consulta médica con un especialista, en caso de haber visitado áreas rurales, destinos tropicales o subtropicales, áreas subdesarrolladas, o habiendo realizado actividades con exposición intensa a la naturaleza (cazadores, turismo aventura) y presenta:
*Cualquier síntoma que no presentaba antes de su viaje.
*Fiebre durante o después del viaje (hasta 3 meses). Recuerdar que en este caso la consulta médica es indispensable.
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