¿DE QUÉ SE ENFERMA EL PÁNCREAS?
El páncreas desempeña importantes funciones en el organismo, entre ellas producir hormonas como la insulina, responsable de mantener los niveles normales de glucosa (azúcar) en sangre.
Sin embargo, tiene otras actividades que se relacionan directamente con la buena nutrición, por ejemplo, realiza la elaboración de las enzimas necesarias para realizar la digestión de los alimentos en el intestino delgado, con lo que se consigue degradarlos hasta sus mínimas expresiones para que puedan ser absorbidos y utilizados por el cuerpo.
Al respecto, el doctor Eduardo Ramírez Jaramillo, subdirector Médico CMF Tlalpan del ISSSTE, señala que si el páncreas tiene mal funcionamiento se generan alteraciones a todos los niveles del organismo; “imagine los problemas causados por la falta de nutrimentos como consecuencia de mala digestión o lo que sucede cuando se eleva la cantidad de glucosa”.
Agrega que la glándula es susceptible de sufrir un proceso inflamatorio (pancreatitis) que puede deberse a diferentes factores, entre ellos infecciones (por bacterias o virus), golpes de severa magnitud sufridos en la espalda a la altura de los riñones (traumatismos lumbares) o en el abdomen (como el que ocurre con el volante del automóvil durante un choque); asimismo, puede originarse como consecuencia de cálculos o piedras en la vesícula biliar (pequeña bolsa donde se almacena y concentra la bilis segregada durante la digestión) que obstruyen los orificios del páncreas, además del consumo excesivo de alcohol.
Atención a los síntomas
Cuando el páncreas se inflama pierde control sobre las mismas enzimas digestivas que produce, de forma que comienzan a desgastarse los tejidos del órgano, produciendo infección, formación de abscesos (acumulación de pus) y quistes, y, en algunos casos, sangrado por rompimiento de venas y arterias (se denomina hemorragia glandular).
La principal manifestación de una persona con inflamación de páncreas es dolor intenso e incapacitante en la región central y superior del abdomen, que se extiende a la espalda. “Generalmente inicia súbitamente, acompañado de náuseas, vómito, fiebre e importante malestar general; no es raro que aparezca tras comer abundantemente y se prolongue durante horas o días, pero que se alivia flexionando el tronco hacia delante hasta llegar a posición fetal, partiendo de estar sentado”, refiere el gastroenterólogo Ramírez Jaramillo.
Los anteriores son síntomas de pancreatitis aguda, cuyos principales detonantes son litiasis biliar (presencia de cálculos o piedras en la vesícula biliar) y alcoholismo, responsables de más del 80 por ciento de los casos. Para hacer un diagnóstico es preciso recurrir a un estudio de laboratorio que determine la presencia de las enzimas pancreáticas amilasa y lipasa en sangre.
La pancreatitis aguda es considerada una urgencia médica y, por tanto, requiere de atención inmediata. Cabe destacar que la inflamación en este caso puede controlarse, a diferencia de la del tipo crónico, donde los cambios estructurales son permanentes y traerán problemas más severos, como dolor, baja producción de enzimas digestivas (con las subsecuentes deficiencias de nutrientes) y elevación en los niveles de glucosa (diabetes).
La pancreatitis aguda es considerada una urgencia médica y, por tanto, requiere de atención inmediata. Cabe destacar que la inflamación en este caso puede controlarse, a diferencia de la del tipo crónico, donde los cambios estructurales son permanentes y traerán problemas más severos, como dolor, baja producción de enzimas digestivas (con las subsecuentes deficiencias de nutrientes) y elevación en los niveles de glucosa (diabetes).
El doctor Ramírez Jaramillo puntualiza que aunque la pancreatitis crónica puede aparecer si los conductos biliares están dañados al haber presencia de cálculos, es más común que sobrevenga luego de muchos años de consumo exagerado de alcohol (entre 70 y 80 por ciento de los casos en adultos), sobre todo en hombres entre 30 y 40 años de edad. “El afectado puede no sufrir síntomas durante muchos años, pero repentinamente experimentar un ataque de pancreatitis, con síntomas similares a los del tipo agudo”.
Prevención, la clave
En etapas tempranas es difícil diagnosticar si la enfermedad es crónica o aguda, pues los síntomas son similares. No obstante, siempre debe considerarse que este padecimiento es grave y puede complicarse si no se recibe atención oportuna y adecuada. En ocasiones, la pancreatitis provoca daño cardiaco o en los riñones, problema que puede derivar en insuficiencia respiratoria (imposibilidad para que los pulmones realicen el intercambio de gases que requiere el organismo) o renal, en cuyo caso no se podrían desalojar las toxinas del cuerpo a través de la orina. En casos extremos, puede haber muerte súbita como consecuencia de choque vascular (descenso brusco de la presión arterial).
“La prevención es la mejor defensa, por lo que es bueno recordarle que ante cualquiera de los síntomas antes descritos debe acudir rápidamente en busca de ayuda especializada, ya sea con un médico internista o un médico general”, concluye el subdirector médico del ISSSTE.
Raúl Serrano
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