ARTOPLASTIA
Preservar los ligamentos en rodilla eleva la función
La artoplastia total de rodilla con preservación de ligamentos cruzados mantiene la funcionalidad, fenómeno esencial para pacientes jóvenes.
Raquel Serrano. Madrid | raquelserrano@unidadeditorial.es | 01/12/2014 00:00
Anatomía reproducible.Imagen intraoperatoria de implante definitivo con preservación de ligamentos cruzados. Para ello es necesario que la prótesis esté provista de una oquedad para que los ligamentos se mantengan en la isla tibial. Al ser anatómica, los platillos y meniscos mediales y laterales son distintos. (DM)
VISTA:
La restauración de la cinemática normal de la rodilla para obtener una elevada capacidad funcional es un novedoso concepto de reproducción de la anatomía. Para ello es necesario preservar los ligamentos cruzados y disponer de un diseño articular lo más anatómico posible. Desde esta perspectiva, el equipo de la Unidad de Miembro Inferior del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología (COT) del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, ha participado en una investigación en la que han participado 32 centros internacionales, 11 europeos, del que el centro citado es el representante español, que evalúa los beneficios de una prótesis, con una experiencia actual de más de 23 pacientes en el Ramón y Cajal.
Funcionalidad
El equipo, dirigido por Mariano de Frías González, pionero en preservación de ligamentos, utiliza en los implantes totales de rodilla una prótesis cuyo estándar de oro es la preservación de ambos ligamentos cruzados, frente a los abordajes tradicionales en los que sólo se preservaba el cruzado posterior o ninguno. Según ha explicado De Frías a DM, desde la década de los ochenta y casi hasta nuestros días, todas las prótesis de rodilla se basan en dos principios: o bien se resecan ambos ligamentos cruzados y es un tope metálico el que estabiliza la rodilla, o se preserva únicamente el ligamento cruzado posterior y que actúa a modo de cuña.
El equipo, dirigido por Mariano de Frías González, pionero en preservación de ligamentos, utiliza en los implantes totales de rodilla una prótesis cuyo estándar de oro es la preservación de ambos ligamentos cruzados, frente a los abordajes tradicionales en los que sólo se preservaba el cruzado posterior o ninguno. Según ha explicado De Frías a DM, desde la década de los ochenta y casi hasta nuestros días, todas las prótesis de rodilla se basan en dos principios: o bien se resecan ambos ligamentos cruzados y es un tope metálico el que estabiliza la rodilla, o se preserva únicamente el ligamento cruzado posterior y que actúa a modo de cuña.
- Indicado para patología degenerativa con conservación de ligamentos y deformidad intraarticular corregible, siempre que no haya hueso osteoporótico
"Los resultados con estas prótesis estándar son muy buenos, con una supervivencia superior al 95-98 por ciento a los diez años, pero el problema es que el paciente no nota que recupera su funcionalidad normal porque carece de los ligamentos que estabilizan la rodilla. El paciente lo compensa involuntariamente con tonificación muscular, un fenómeno conocido como propiocepción".
Así, De Frías insiste en que, solucionada la parte mecánica o de biomateriales con adecuados implantes de metal o plásticos de gran duración, se ha vuelto a retomar el hecho de la recuperación de la biomecánica y cinética normal de la rodilla. "Ya disponemos en el mercado de una prótesis que permite mantener la biomecánica. Su característica es la estructura que preserva los ligamentos cruzados y laterales y reproduce adecuadamente la anatomía y la asimetría normal de la rodilla, ya que los cóndilos son asimétricos. Es lo que se conoce como artroplastia total de rodilla con preservación de ambos ligamentos cruzados".
Múltiples ventajas
Según el cirujano ortopédico, las personas que se someten a una artroplastia total de rodilla son cada vez más jóvenes. Pero incluso si se trata de personas más mayores, se reclama una funcionalidad más normalizada. "Las prótesis que no contemplan la preservación de cruzados eliminan el dolor, pero limitan la capacidad funcional normal. Con este modelo, los pacientes consiguen una rodilla más anatómica".
Según el cirujano ortopédico, las personas que se someten a una artroplastia total de rodilla son cada vez más jóvenes. Pero incluso si se trata de personas más mayores, se reclama una funcionalidad más normalizada. "Las prótesis que no contemplan la preservación de cruzados eliminan el dolor, pero limitan la capacidad funcional normal. Con este modelo, los pacientes consiguen una rodilla más anatómica".
Las ventajas también se extienden al postoperatotorio, "más rápido porque existe menos agresión quirúrgica y, por tanto, menos sangrado postoperatorio, cuando lo normal es que en uno de cada tres pacientes intervenidos de rodilla haya que transfundir. La recuperación quirúrgica es también más funcional, fisiológica y precoz porque se conserva la propiocepción".
De la misma forma, al restaurar la anatomía, el estrés de desgaste se realiza sobre los ligamentos y no sobre un metal o un plástico. Un último elemento ventajoso es que en este nuevo modelo el polietileno va recubierto con vitamina E que ejerce un efecto antioxidante y, por tanto, aporta mayor duración. Todas estas propiedades permiten que dichas prótesis tengan una vida media de 20 años, frente a los 10-15 años de las clásicas, lo que es muy importante en pacientes de entre 30 y 40 años, así como en los de más edad".
No obstante, De Frías aclara que, en la actualidad, este tipo de prótesis tienen unas claras indicaciones. "Se propone en patología degenerativa articular de la rodilla que precise prótesis, como puede ser la artrosis, con existencia de buenos ligamentos cruzados. También en deformidad articular que pueda corregirse con abordaje intraarticular". En cualquier caso, el estado del hueso debe ser adecuado, que no sea osteoporótico, por lo que "tal vez, este modelo no sea el más adecuado para pacientes a partir de los 75-80 años, candidatos más favorecidos a prótesis convencionales".
Este modelo protésico, que se lleva a cabo por cirugía abierta convencional, a pesar de que el abordaje es más complejo que en los implantes estándar, se ha implantado en unos mil pacientes en el mundo. Los datos son muy esperanzadores, según se ha puesto de manifiesto en la última reunión de la Academia de Cirugía Ortopédica celebrada en Nueva Orleans.
Experiencia y evaluación internacional
El pasado 2013, Jeffrey DeClaire, del Hospital de Crittenton, de la Universidad de Rochester (Estados Unidos), implantó el primer modelo de esta prótesis, año en el que la FDA estadounidense aprobó este implante cuyo manejo se olvidó hace años por su mayor complejidad en relación con las prótesis totales de rodilla convencionales. Tras un periodo de formación, fue objeto de una investigación evaluadora por parte de 32 centros internacionales, entre los que está el Ramón y Cajal. El pasado mes de septiembre finalizaba la fase de evaluación final y de modificaciones.
Anatomía reproducible.
A la izquierda, aparece la imagen intraoperatoria de implante definitivo con preservación de ligamentos cruzados. Para ello es necesario que la prótesis esté provista de una oquedad para que los ligamentos se mantengan en la isla tibial. Al ser anatómica, los platillos y meniscos mediales y laterales son distintos. A la derecha, radiografía postoperatoria.
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